HUANCAYO. Guardianes del humedal. Un grupo de escolares de - TopicsExpress



          

HUANCAYO. Guardianes del humedal. Un grupo de escolares de Huancayo se propuso salvar este humedal. Y el lugar pronto se pobló de aves y recuperó su verdor. Una fundación los acaba de premiar: figuran entre los mejores proyectos de conservación del mundo. Texto: Raúl Mendoza. Fotografía: Miguel Mejía. Al amanecer, la laguna y humedal de Pucush Uclo es una selva de sonidos. Si uno camina por los alrededores puede oír por todos lados los graznidos de miles de aves que empiezan a despertar antes que la oscuridad se disipe. A ratos se escuchan los aleteos de algunas bandadas que levantan vuelo o las zambullidas de algunos patos que todavía no podemos ver. Una alfombra mullida formada por la vegetación, aún cubierta de rocío, rodea el lugar. Cuando sale el sol un vapor de agua neblinoso se eleva del suelo y todo parece cobrar vida. Con la luz del día se puede ver volando a garzas blancas y yanavicos negros, o flotando y zambulléndose en el agua a decenas de patos de distintos tipos, o caminando entre los totorales a las oscuras gallaretas. En este humedal, ubicado en la provincia de Chupaca, Junín, se ha calculado una población de casi 10 mil aves. Hoy tiene una extensión de diez hectáreas y un mirador para apreciar el paisaje. Es visitado por pobladores y estudiantes de lugares cercanos y algunas veces por turistas atentos que se enteran de que este lugar existe. Pero hay una historia previa que no conocen quienes ahora lo disfrutan: hace diez años este humedal era apenas un pequeño ojo de agua que agonizaba por descuido. Hasta que un día del 2003 el profesor Fidel Cueva y sus alumnos del Club de Ciencia de la escuela 30067 de Chupaca llegaron hasta allí. “Estaba abandonado y en peligro de desaparecer. No tenía aves ni vegetación, el agua del subsuelo seguía su curso hacia unas tierras de cultivo”, cuenta el maestro. Y decidieron que debían rescatarlo y que ese sería su proyecto de conservación medioambiental. Para empezar le pidieron a la municipalidad que los ayudara a cerrar una zona por donde fluía el agua y se perdía en otras tierras del valle. “El sitio quedó como una laguna chiquita, pero no había nada más”, recuerda Fidel. En los meses siguientes, aprovechando algunos afloramientos subterráneos, sembraron totora en los alrededores. Y la vegetación empezó a crecer. A fines del 2004 se lanzaron a una idea audaz: trajeron zambullidores pimpollo –a los que capturaron con trampas– de otras lagunas y los dejaron ahí. Las aves se quedaron. Bastó que eso ocurriera, y que los totorales crecieran, para que otras especies vinieran solas. Para el 2006 el “Humedal de Pucush Uclo, Ojo del Mundo” –como lo bautizaron– ya era una laguna más grande y tenía distintas variedades de patos. Además del zambullidor pimpollo, de ojos rojos y cabeza negriblanca, estaba el pato sutro, de color marrón y pico amarillo; el pato puna, de singular pico celeste; el pato cordillerano, de color pardo y pico blanco. Habían salvado un humedal, pero también habían creado un ecosistema propio. Chicos ecológicos Ese trabajo de varios años ha rendido sus frutos. En junio de este año –diez años después de que todo empezara– el profesor Fidel Cueva y cuatro estudiantes de Chupaca acudieron a Suecia para participar de la fase final de “La aventura mundial Volvo”, un concurso medioambiental auspiciado por la Unesco y la empresa Volvo. (Su proyecto ya había sido distinguido en Ecuador y Chile en el 2006). A lo largo de varios meses se evaluó 417 proyectos de todo el planeta y los chicos de Chupaca fueron elegidos en el grupo de los ocho finalistas. Con eso ya habían ganado: parte del premio era pasar una semana en Suecia, conociendo ese país. Allí estuvieron Yordi Baldeón, Katia Caisahuana, Arnold Lázaro y Carla Taco, de entre 12 y 15 años, para presentar la historia del rescate del humedal chupaquino. Fue Yordi quien hizo la introducción en inglés, presentó a sus compañeros y finalmente dijo que el resto de la exposición iba a ser en castellano, porque no dominaban el otro idioma. Hoy, a la distancia, piensan que quizá por eso no estuvieron entre los tres primeros lugares a pesar de que eran favoritos. “Expliqué los beneficios del humedal y los problemas que afronta”, cuenta Yordi. “Yo hice un resumen del pasado, el presente y el futuro de Pucush Uclo”, dice Arnold. “Yo expliqué los objetivos del proyecto y cómo vamos mejorándolo con los años”, agrega Carla. “Yo presenté las conclusiones y cómo nos gustaría convertir el humedal en un destino turístico”, apunta Katia. Trabajaron en equipo y lograron un honroso cuarto lugar. Hubo una pequeña desazón, pero desapareció cuando en el mismo auditorio peruanos radicados en Suecia se acercaron a saludarlos. “Todos nos abrazaban y felicitaban por haber llegado hasta esa etapa”, recuerda el profesor Fidel. Nuestros compatriotas allá se ‘portaron’ con los chicos: la Asociación Peruanos sin Fronteras les obsequió una laptop de última generación para el Club de Ciencias. “Nos dijeron que era un orgullo que un grupo de peruanos del interior del país tuviera iniciativas ecológicas tan interesantes y reconocidas”, comenta el profesor Cueva. La organización del evento también los llevó a visitar distintas partes de Gotemburgo, la segunda ciudad más importante de Suecia. Ahora que han regresado al país, el trabajo continúa. Antes de viajar hicieron una campaña de limpieza en el humedal y ahora ya están pensando en otra campaña para el próximo mes. "Nos descuidamos un poquito y la gente que viene o los mismos pobladores que viven cerca empiezan a ensuciar", nos dice Katia. El director de la escuela 30067, Raúl Malpartida, dice que en la medida de sus posibilidades seguirá apoyando los proyectos del profesor y los alumnos. Él acompañará al grupo a Lima esta semana: los van a homenajear en una ceremonia en el Congreso. La lucha continúa Hace unos días una veintena de estudiantes de la escuela 30067 y del colegio Jorge Basadre de Chupaca acudieron al humedal de Pucush Uclo. No son los mismos que empezaron el proyecto el 2003 –muchos de ellos ya están en la universidad– pero, año tras año, nuevos chicos continúan la tarea. Desde que se unieron a esta labor, han recogido envases plásticos, papeles, ropa vieja y otros residuos en varias campañas de limpieza; han realizado marchas y pasacalles para que la gente cuide el humedal; y han sembrado totorales caminando en los pantanos y metiéndose incluso al agua. Hoy están orgullosos porque su humedal creció y atrae también la presencia de bandadas de yanavicos, unas aves negras y patilargas; y también de la garza blanca, que anida en unos tupidos totorales en medio de la laguna. Las gaviotas, como siempre, también han llegado por aquí. “A las seis de la mañana esas aves ya empiezan a volar a otros lugares. Regresan a las cinco o seis de la tarde”, nos explica Yordi, que estuvo en Suecia y la considera una de sus mejores experiencias. Ahora también hay cernícalos que se alimentan de las otras especies. Pero no se crea que todo aquí camina sobre ruedas: en las inmediaciones del humedal hay tierras de cultivo y se cría ganado vacuno. Eso perturba el lugar. Algunos agricultores han sembrado hasta el límite del humedal y los tractores molestan a las aves. "Además mucha gente llega hasta aquí a cortar la totora y robar los huevos de los animales", cuenta el profesor Fidel. Alguna vez quisieron cercar el lugar con árboles frutales, pero el ganado se los comió cuando recién estaban creciendo. Ahora tienen un proyecto: hacer caminos de madera sobre el humedal para que se pueda recorrerlo sin maltratar el sitio. Su último logro lo consiguieron esta semana: la Municipalidad de Chupaca declarará a Pucush Uclo "área de conservación ambiental municipal". Ahora será intangible y tendrá presupuesto propio. Otro paso adelante. youtube/watch?v=umuPnwAO-jc
Posted on: Mon, 15 Jul 2013 06:39:09 +0000

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