Hace algunas semanas señalé que el alza de impuestos impulsada por el gobierno de Enrique Peña Nieto haría que después de poco tiempo se decretaran nuevos subsidios para paliar los males provocados por la propia reforma. Algunos lectores me cuestionaron. El gobierno no cometería un error que sería equivalente a pisar al mismo tiempo el freno y el acelerador de un auto. El tiempo, tristemente, me está dando la razón. Cuando escribí originalmente sobre el tema señalé que el punitivo impuesto a los refrescos traería consigo una caída adicional a un ya golpeado precio del azúcar. Desde antes de la aprobación del impuesto los cañeros ya estaban bloqueando calles en la Ciudad de México. Con un gobierno débil y sin visión de largo plazo, esto significaba que tarde o temprano los contribuyentes tendríamos que subsidiar el azúcar, como en los tiempos del viejo PRI. El adelanto de los subsidios lo hemos visto en las medidas para comprar el voto del PRD en el Congreso. El fondo de capitalidad, que da más dinero al gobierno perredista de la Ciudad de México, fue el primer pago; el segundo, la promesa de dar un subsidio de 500 millones de pesos sólo a la refresquera Pascual, aliada del PRD, que será una de las empresas afectadas por el nuevo impuesto a los refrescos. En la frontera estamos viendo una situación similar. Los diputados del PRI, encabezados por el sonorense Manlio Fabio Beltrones, votaron a favor de las alzas y nuevos impuestos en la frontera, entre ellos un aumento del IVA de 11 a 16 por ciento. Pues ahora Beltrones y sus diputados buscan introducir en el presupuesto para 2014 un fondo fronterizo para invertir en infraestructura. El propósito es paliar el daño que se generará a la frontera norte con el alza de impuestos. Tenía razón Ronald Reagan, el ex presidente de Estados Unidos, cuando decía: La visión del gobierno de la economía puede resumirse en unas breves frases: si se mueve, cóbrale impuestos; si se sigue moviendo, regúlalo; si deja de moverse, subsídialo. Los políticos mexicanos aplican esta misma receta por una razón muy sencilla: son los principales beneficiarios de los impuestos que golpean a la gente y la productividad, pero que les permiten a ellos repartir dinero y cosechar agradecimientos y beneficios políticos. Según el diputado Beltrones, alguien se estaba quedando indebidamente con el 5 por ciento que deberían tener los habitantes de la frontera. Hoy lo que buscamos es un fondo que apoye a la frontera y que verdaderamente beneficie a los habitantes de la frontera. Es la hora de replantear cómo vamos a apoyar a la frontera, pero con beneficios que sí perciba la misma. ¿Quiénes eran los perversos seres que se quedaban indebidamente con ese 5 por ciento? Los habitantes de la frontera, que pagaban un impuesto de 11 por ciento, que les permitía ser un poco más competitivos y quedarse con una parte del fruto de su trabajo. ¿Quién se quedará ahora con ese 5 por ciento? Los políticos en la Ciudad de México. Pero ¿es cierto que repartirán algo? Por supuesto. Sólo que el que parte y reparte... César Camacho, el presidente del PRI, tiene buenas razones para estar seguro de que su partido ganará las elecciones del 2015 debido a la reforma fiscal. Éste es un saqueo a quienes producen, como los azucareros y los habitantes de la frontera, para comprar votos a través de subsidios. Sergio Sarmiento
Posted on: Tue, 12 Nov 2013 17:06:48 +0000
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