Hace varios años atrás, una mañana yendo en cole al trabajo, - TopicsExpress



          

Hace varios años atrás, una mañana yendo en cole al trabajo, incómoda y siendo empujada por medio mundo se me ocurrió este cuentito muy breve. Se los dejo para que lo chusmeen! El acosador Él viajaba de Liniers a Correo Central todos los días. A la 6 de mañana se tomaba el primer 109 que saliera de Liniers y comenzaba su camino. Sabía que a esa hora la gente viaja somnolienta y enojada. Durante el viaje buscaba a su víctima, generalmente mujeres, a veces ancianas, otras jovencitas pero no rechazaba algún muchacho de vez en cuando. Eso sí, era más cauteloso, un par de veces había tenido que bajar del colectivo corriendo. Si no veía a ninguna persona que correspondiera con lo que buscaba en ese viaje no hacía nada, era muy selectivo. Ahora en cambio si lo había, su modus operandi era bastante riguroso. Primero clavaba su mirada azul sobre la dama de forma insistente hasta que ella lo notaba (digo “ella” porque casi siempre era una mujer, de igual forma actuaba si elegía un caballero). Cuando, luego de un rato, ella notaba que era observada y comenzaba a buscar a la persona que la miraba él le sonreía. A veces le respondían con una sonrisa desganada, otras con miradas furiosas. La víctima se volteaba luego y trataba de ignorar al extraño que tenía la ocurrencia de sonreír un día de semana a estas horas. En ese momento comenzaba el verdadero ataque: se acercaba al oído y le susurraba suavemente una canción. Dicha canción era elegida cuidadosamente, se fijaba en la forma en que vestía, que tipo de música se oía a través de los auriculares del mp3, si sonreía o no, entre otras cosas. Al comenzar a cantar las notas musicales, en forma de nubecitas, se escapaban de su boca. Fusas, semifusas, corcheas, todas se abalanzaban en armónico tropel, hechizando a la “víctima”. Lo curioso es que solo él y la persona atacada veían esas notas. El repertorio seguía hasta que ella bajaba, ya no cabizbaja, sino con una sonrisa de oreja a oreja por la paz interior que sentía. No recordaría que la hacía cambiar de actitud. Solo que el viaje había sido relajante y delicioso. Él seguiría viajando durante la hora pico entre Liniers y Correo Central recorriendo el tránsito, acechando, eligiendo, atacando. ¿Qué hace durante las horas de menos tránsito? ¡Quién sabe! Probablemente practique. Es más, algunas víctimas con mejor memoria y menos susceptibles al hechizo, creen haberlo visto bajarse en el teatro Colón que se encuentra en remodelación. Tal vez entre a escondidas y levante el ánimo a las ánimas. 14/03/08 Camila Martínez Ceron
Posted on: Sat, 28 Sep 2013 20:34:47 +0000

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