"Hasta que la muerte nos arrebate de este mundo" No sabía porque - TopicsExpress



          

"Hasta que la muerte nos arrebate de este mundo" No sabía porque actuaba así. Nunca lo había visto tan silencioso como en aquel día. Solo se había quedado hasta que el mas joven de los pingüinos se había quedado dormido, vigilado por la enfermera de turno, para luego, retirarse al iglú de su hermano, que obviamente no le había negado el paso pero podía darse cuenta de que había algo diferente en el mayor; trató de averiguarlo preguntándole un millón de veces, incluso trató de hacerle enojar pero ni eso consiguió, el de ojos castaños tan solo le observaba y le escuchaba, para inmediatamente, recargarse en una pared y dedicarse a meditar. Johnson quería creer que era por haber estado de nuevo tan cerca de perder a Skipper, que no encontraba una forma adecuada de sacar su frustración, pero luego lo descartó; luego, pensó que tal vez había nacido en su hermano algún deseo extraño de suicidarse pero en primer lugar, Manfredi no era ningún idiota y en segundo, no lo veía capaz de abandonar al ojiazul de esa manera. Entonces? Se frotó la cabeza con una de sus aletas, estaba desesperado por respuestas y el mayor no le ayudaba brindándoselas. Así era también cuando eran niños, cuando sus padres fueron masacrados por los cazadores y él todavía no lo sabía, su hermano tan solo le dijo que iban a mudarse, cuando preguntaba por los padres de ambos, sacaba otro tema pero al final del día, el pingüino de ojos castaños se volvía estoico y retraido; incluso cuando el menor de los dos se enteró de lo ocurrido y comenzó a llorar con fuerza, el otro tan solo le abrazó hasta que se detuvo de llorar y de inmediato, le sacó a distraerse con muchas cosas. Ahora que lo pensaba, no recordaba haber visto a su hermano llorar en ninguna ocasión, por mas pesada o dura que estuviese la situación, o cruel… no lloraba, tan solo componía una expresión triste o de desagrado y continuaba hacia delante sin voltear; cuando pensaba que Skipper estaba muerto, cuando le encontraron de aquella forma sobre una de las “playas”… ni siquiera en ese momento. Lo que daría por tratar de saber que era lo que pensaba en aquellos momentos su hermano. -Hey… Frediiii- comenzó animado el de ojos claros agitando una aleta- tengo una idea, que tal si mientras Skipper duerme, le damos una vuelta a Kowalski? Ya debe de estarse volviendo loco tratando de mantener en línea a los chicos jaja son demasiados para él solo, además, lo dejamos solo con “ya sabes quien”- hizo una ligera mueca antes de hacer una calaca con un poco de nieve y levantarla Era bien sabido por todos que Mattias y Kowalski juntos, eran mas un lio que una solución a menos que Manfredi les diera la orden directa de calmarse; pero en esos momentos, el científico del grupo estaba a cargo lo que significaba que probablemente, el dramático del equipo lo picase tan solo por verlo estallar. Normalmente eso era suficiente para poner en marcha al líder, pero en ese momento, tan solo soltó un suspiro profundo antes de comenzar a darle algunas vueltas a los mapas que tenía el mas bajo entre las cajas de su cama. Johnson levantó las aletas a la exasperada. -MANFREDI NO SOY TU MALDITA NIÑERA Y MUCHO MENOS ADIVINO, DIME QUE TE PASA!!- exclamó -Nada Johnson- dijo escuetamente el de ojos castaños matando al santo dentro de su hermano- necesito unos planos de todas aquellas bases que se destruyeron en Dinamarca, Atka me ha pedido un reporte- explicó con simpleza sin voltear a ver a su hermano que pareció reaccionar, parpadeando antes de levantar una ceja extrañado y colocando sus aletas en la cadera -No recuerdo que Atka te haya pedido eso…- dijo despacio -Entonces comienzas a tener sordera- respondió el mayor a lo que el otro emitió un gruñido fastidiado y se giró para salir -Como quieras, solo vuelve a ordenar todo cuando te vayas- dijo con rabia contenida antes de desaparecer por la entrada Manfredi sonrió un poco, viendo de reojo por donde se había ido su hermano y negó con la cabeza. De los dos, Johnson era sumamente desordenado y su iglú siempre parecía haber pasado por tiempos mejores, ahogados bajo toneladas de papeles viejos, envolturas de comida humana y demás… todavía se preguntaba porque no había armado un concurso al desorden, seguramente entre su hermanito y Tensai habría un encuentro interesante. Volvió su vista a los innumerables mapas enfrente suyo y entrecerró los ojos. Estaba seguro de que Johnson haría un excelente trabajo como líder, si llegase a faltar como era probable; apretó las aletas en aquel papel, con la rabia impulsándole, tenía que encontrar a ese maldito y hacerle pagar por el estado actual del joven pingüino. Skipper era un gran soldado, uno muy competente, no tenía motivos para desconfiar de su contacto… el ojiazul era muy joven como para saber desconfiar incluso de los conocidos… Era su culpa, por no haberle mostrado esa cara de su propio bando a tiempo… Por su culpa, Skipper estaba sufriendo. Pero no mas. Él arreglaría todo de alguna manera y se vengaría. ::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::. En los bordes de la plataforma de hielo, los pingüinos soldados descansaban por primera vez en mucho tiempo, no así muchos pingüinos jóvenes, que corrían de un lado al otro de la placa, tratando de ser los mas rapidos; un poco mas allá, Kowalski tomaba apuntes mientras veía pasar a tres jóvenes que daban toda la fuerza de sus patas. Otros dos mas allá, nadaban en un mismo lugar, tenían cosa de tres horas sin detenerse a pesar de que en esos momentos el agua era mas fría de lo normal. -Bleh… Manfredi no admitiría un trato tan destemplado como el que confieres a tan mancebos pingüinos…- dijo otro de los pingüinos a su lado, ajustándose un par de pequeños lentes negros circulares a pesar de que no los necesitaba- es una tropelía Kowalski!! -Si, bueno, quieres ser tu quien se enfrente a los Almirantes?- levantó una ceja ante su compañero que hizo un ruidito despectivo con el pico- ni Manfredi ni Johnson se han presentado y yo no puedo así nada mas saltarme una orden directa de otro almirante, aunque tengo que admitir que no me agrada la idea de dejarlos hasta que tengan hipotermia- frunció el cejo mientras el otro pingüino se acercaba a la orilla- tengo una idea porque no los sacas?- dijo antes de empujar al otro pingüino, que se balanceó un poco en la orilla, antes de poder girarse y confrontar al otro -Eso ha sido con todo el animo, Kowalski!!!- exclamó irritado el pingüino del collar en forma de nota musical- porque no puedes trasladar esa reciedumbre hacia mi sosegada e iluminada alma, por ejemplo, a una actividad mas… armonica a tu espíritu de inflexibilidad?? -Que tal si me hablas en pingüino y entonces arreglamos?- sonrió el de ojos azules No tenía caso. De verdad Manfredi les urgía en ese sitio porque mientras que uno sentía que le gustase o no, tenía que obedecer, el otro tan fácil como lo quisiera, se las saltaba en pro de libertades que un soldado no podía permitirse. Un sonido de desliz los detuvo y voltearon para ver llegar al menor de los hermanos pingüino, que se puso de pie de un salto, con tanta ferocidad que la nieve alrededor salpicó un poco; Mattias y Kowalski se quedaron en silencio, antes de verse el uno al otro, nunca habían visto tan enojado al segundo de su líder, porque su carácter no lo permitía… regularmente, era evidente que en aquellos instantes, despedía un aura tan peligrosa como la de su hermano mayor cuando algo no le gustaba. Al fin, el pingüino de los lentes pequeños y redondos, los ajustó un poco sobre su pico y se acercó despacio al otro, que ya avanzaba hacia ellos. -Johnson, tu aura se despide a si misma con lobreguez y desaliento…- comenzó preocupado mientras movía las aletas con suavidad; a cambio, recibió una mirada muy dura del otro- que sobreviene que te presentas de esta forma, con el espíritu quebrado de quien ha perdido la guerra? El aludido respiró profundo antes de negar con la cabeza… y luego levantar una ceja y ver al que le hablaba. -Que dijiste? -Te lo traduzco al castellano- intervino rápidamente Kowalski ante la expresión de sorpresa de su compañero; sonrió un poco antes de quedar a la altura del de ojos claros- porque estás tan enojado?... sucedió algo con los generales que no les fue bien? -No, es solo que…!!!- comenzó levantando las aletas antes de abrir el pico, logrando que sus dos tenientes se abrazasen el uno al otro- AHHHHHHHHHHHHHH!!! Al fin hizo silencio, respirando agitadamente para agitar la cabeza y pasarse una aleta por el rostro, tal cual lo hiciera su hermano cuando estaba agotado mentalmente; ninguno de los otros dos se atrevió a decir nada, hasta que uno de los soldados jóvenes que descansaba cerca, se puso de pie y se paró cerca de Johnson, ladeando la cabeza. -Grraaaa bien?- preguntó el pingüino con unas curiosas plumas sobresaliendo de su cabeza -Si, estoy bien- respondió pesadamente el aludido a lo que el joven sonrió y se retiro; Johnson parpadeó un poco observando por donde se había ido el mas bajito, mientras Kowalski y su compañero se observaban, antes de empujarse lo mas lejos posible; inmediatamente se sacudieron las plumas y se enderezaron para hacer frente al segundo al mando. -Entonces… Johnson…?- comenzó Kowalski a lo que el otro pingüino reaccionó a su nombre y se giró para ver a Kowalski -Ahm… si, Manfredi- hizo una mueca de desagrado antes de agitar una aleta- esta ido… pensé que con el regreso de Skipper cambiaría pero… -Su estado ha empeorado, evidentemente quiere saber porque Skipper regreso a nosotros en estas condiciones y por supuesto, desea conocer las causas por las cuales Dinamarca lo ha tomado como excusa para iniciar una masacre, solo comparable con las creadas por los humanos- dijo rápidamente el mas alto, sorprendiendo a Johnson y al mismo tiempo a su otro compañero, que se bajó un poco aquellos lentes y comenzó a aplaudir -Alguien esta abriendo su Yo!!! Te felicito amigo!!- silbó sorprendido Mattias antes de que el otro emitiese un leve gruñido de desaprobación, mientras colocaba la aleta con la libreta en su cadera pero al mismo tiempo, parecía sonreir muy levemente El segundo al mando sonrió un poco un momento después y cerró los ojos; Kowalski no sabía que para haber dicho algo como aquello, él también tenía que estar pensando de forma similar, lo que solo reafirmaba su creencia de que este también estaba enamorado del ojiazul. Rio para sus adentros, el niño era mucho mas popular de lo que pensaba en un inicio!! Observó un momento por donde estaba a lo lejos su vivienda; su hermano mayor realmente estaba sufriendo mucho y no encontraba una forma para hacerlo saber; agachó la cabeza sin dejar de sonreir, el de ojos castaños era un verdadero imbécil a veces, por no permitirse expresar ese tipo de emociones, ni siquiera cuando las necesitaba. -Eh… Johnson, que obramos con ellos?- preguntó Mattias apuntando con una aleta y expresión de poker hacia el mar, donde los mas jóvenes, agotados de nadar sin descanso, ahora flotaban con los ojos de espiral en el agua; el segundo al mando palideció antes de arrojarse al agua para rescatarlos, siendo seguido por los otros dos que le siguieron, aliviados de poder detener aquello por ordenes del “líder” temporal. ::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: Aquella noche, en las habitaciones de los pingüinos, Skipper se encontraba recostado observando el techo de las habitaciones de Manfredi, con expresión serena y las aletas descansando una sobre la otra en su vientre, por encima de la gruesa cobija que le cubría hasta debajo del pecho. La verdad era extraño estar ahí, siendo cuidado por una enfermera que se turnaba tres veces con las demás, como si fuera un niño pequeño, siendo visitado por su hermano mayor que era obligado a continuar con sus labores a pesar de que sabía, deseaba estar a su lado en todo momento; igual su líder, ya le había demostrado que no deseaba dejarlo solo y lo protegería sin importar que. Sonrió con suavidad, entrecerrando los ojos mientras la luz de la única vela presente, bailaba con la fría brisa Antartica que se colaba por la estrecha entrada del iglú, provocando a la fina llama a moverse lentamente, formando sombras y figuras en todo rincón que le era permitido alcanzar; los ojos azules de aquel joven, seguían las siluetas que formaba la oscuridad sobre los bloques de hielo que daban pie a la estructura que le protegía, entreteniéndose en preguntan tan livianas como el de que forma habrían construido los pingüinos algo como aquello. Acomodó un poco mejor su cabeza en la almohada y se giró un poco para observar la pared de donde sobresalía la cama de hielo; solamente había una cosa que lo entristecía y era el hecho de que Manfredi no hubiera ido a verle en toda la tarde, desde que le dejase ahí en su propio cuarto, no había acudido como antes a revisar que se encontrara bien de salud, no había dado alguna vuelta para hablarle y preguntarle como se sentía… Antes se quedaba ahí durante horas a su lado, aferrándole la aleta mientras el revivía sus días en Dinamarca, recordándole que se encontraba en casa y que nada malo le ocurriría, pero durante aquellas horas, ni siquiera parecía haber preguntado por él; eso era realmente extraño, conocía a ese pingüino, lo conocía tan bien como él se conocía a si mismo, no le dejaría así nada mas sin querer saber que se encontraba bien y mejorando. Entonces, porque de pronto, se había esfumado así nada mas? No podía ser por ese asunto de Dinamarca o si? Estaba seguro de que Manfredi era uno de los tantos que querían saber lo ocurrido en aquel lugar, pero era de los contados que respetaba el hecho de que no podía hablar de ello; la humillación y la vergüenza eran tan grandes que sentía que era el motivo por el cual la voz no lograba salir. Se suponía que fuera y regresase haciendo sentir un gran orgullo a su líder y en cambio, había vuelto huyendo, tratando de sobrevivir, imaginando que detrás de cada ola y cada rincón, se encontraba el enemigo, buscando la forma de acabar con él. Un ligero temblor recorrió su cuerpo y cerró los ojos, tratando de borrar esas imágenes de su cabeza, no quería empezar a activar a su imaginación y sentir paranoia dentro de las habitaciones de su líder; se apretó un poco mas aquella calida cobija en el cuerpo y lentamente, su respiración comenzó a regularizarse mientras el sueño aparecía de poco en poco, haciéndole olvidar por momentos… Unas voces comenzaron a aparecer. Soltó un gemido entre sueños, ya sabía que esperar mas sin embargo, esta vez sonaban tan reales… una era una hembra. En Dinamarca no había conocido a ninguna hembra… Al fin con esfuerzo abrió los ojos después de fruncir el cejo y sus ojos fueron aclarándose aún clavados en la pared; las voces provenían del otro lado y se filtraban a través de un hueco en el hielo que le separaba del exterior. Sonrió para sus adentros, se imaginaba a su líder abriendo un espacio pequeño para espiar las conversaciones de los incautos pingüinos que pasasen cerca de ahí; al parecer, había ciertas cosas de su admirado almirante que no conocía pero que eran interesantes de develar. Lo pensó unos segundos con el corazón acelerándose de nuevo. Que tan factible era el hecho de espiar? Seguramente no haría mucho daño… con la curiosidad anidándose en su mente, acercó el oído en aquel pequeño huevo, donde se notaban las señales de que alguien mas se había apoyado y comenzó a escuchar. -Entonces… donde puede estar el almirante? -No lo sé, lo vieron en las habitaciones de su hermano y de ahí, se retiró a la plataforma de salida… irá a viajar a algún lado? -No lo creo digo… que tendría que hacer en la plataforma de partida norte? El corazón del joven pingüino se detuvo mientras el frio comenzaba a hacerle presa rápida; alejó la cabeza de aquella pared y se la quedó mirando como si hubiese algo en esta, aterradora y aguardando para atacar. Una parte de si le trataba de convencer de que no se trataba de Manfredi de quien hablaban pero su lógica de soldado le decía que él ya sabia que si se trataba de este… Su cuerpo se quejó a gritos al ser obligado a enderezarse a pesar de las heridas frescas que aún tenía; después de todo, con la operación tan reciente se suponía que debía de guardar cama, pero no era momento para eso; forzó la aleta buena a levantar su cuerpo y tuvo que hacer un sobreesfuerzo por no gritar. Algunas manchas rojizas comenzaron a aparecer en las vendas que lo cubrían pero eso no importaba. Con un golpe sordo cayó al suelo y de ahí de nuevo, hizo uso de su única aleta nueva para forzar a su cuerpo a levantarse; sus lastimadas rodillas se quejaron al, tener que soportar de nueva cuenta el peso del pingüino que cerró con fuerza su pico para no emitir sonido alguno. Al fin pudo mantenerse de pie y dio unos pasos torpes hacia la parte del fondo del iglú, sosteniéndose de la cama para poder llegar, sabía que atrás había una salida oculta, siempre había una salida oculta. -Esto realmente es inaceptable, irse así nada mas…- la enfermera de turno se inclinó en la entrada para ingresar y sacudió la cabeza- joven Skipper, ya llegue- informó con una suave y cantarina voz antes de quedarse congelada en su sitio: el pingüino herido y ojiazul no se encontraba en la habitación Con expresión de terror, la joven pingüino avanzó un poco deteniéndose al notar algunas manchas de sangre en el suelo, indicativo de que su paciente en turno se había levantado a pesar de las indicaciones de no hacerlo; se inclinó antes de ver alrededor, el chico no debía de estar muy lejos. ::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: Skipper avanzaba lo mas rápido que podía, con el alma en vilo, conocía muy bien a Manfredi, lo suficiente para saber que era lo que iba a hacer… por primera vez agradecía el frio de la noche Antartica, adormecía sus miembros heridos, entremetiéndose por cada herida abierta que emitía levemente vapor al dejar escapar el calor del cuerpo… “-Aquí estoy Skipper…” Siempre había estado a su lado. Siempre. Era muy joven e ingenuo cuando Manfredi lo eligió entre tantos cadetes para estar entre los chicos que entrenaría; nunca supo que fue lo que vió en el pero le estaba agradecido toda la vida, Manfredi, el gran líder y leyenda de Antartica, el pingüino al que mas admiraba en toda aquella parte del planeta le había permitido la oportunidad de estar a su lado. “- tal vez no me oigas en verdad…” Claro que le escuchaba. A través de la niebla en su mente, a pesar de las inumerables imágenes de pesadilla en su mente, esforzándose por romperlo por completo, por hundirlo en la desesperación, su voz siempre era capaz de alcanzarlo y traerlo a la realidad; su cuerpo luchaba por mantenerlo inconsciente pero no podía permitirlo, era un soldado incluso por encima de todo su dolor y vergüenza, si él lo llamaba, tenía que responder, tenía que despertar… Había sido gracias a esa fuerza que su líder que le imprimía, que se había recuperado lo mas pronto que podía, cuando había descubierto flotando el cuerpo de los soldados cerca de la placa, aquél día en que tratase de entablar una practica con su líder; había vomitado, estaba aterrorizado pero pensó en él y había logrado superarlo, podía superar ese tipo de cosas pero… Sus ojos ardían como el fuego, sus piernas se negaban a sostenerlo mas, estaba forzado a deslizarse sobre su herido vientre, haciendo presión en los huesos rotos, moviendo y agravando cada herida y apertura por la operación a la que fue sometido; a duras penas logró subir una gran colina, una que conocían todos y cada uno de los pingüinos, una donde practicaban los mas avanzados para bajadas rapidas y peligrosas. “pero te amo” Si no tomaba aquel atajo, nunca llegaría a tiempo para detener a Manfredi. Las lagrimas comenzaron a correr por su rostro mientras terminaban desapareciendo en la nieve que cubría el suelo bajo sus patas; algunas gotas rojas y vivas, les hicieron compañía mientras el ave ojiazul observaba a la distancia, tratando de encontrarle a través del largo camino que se le presentaba por delante. Trató de gritar desde aquel lugar alto, su voz resonaría en medio del silencio y los ecos llevarían su llamado, pero su garganta aun se resistía a dejar salir ningún sonido; gimió con desesperación mientras lloraba un poco mas, aunque lo deseaba, no lograba hacerse oir. De nuevo, dio un ultimo vistazo delante suyo, con las estrellas brillando por sobre su cabeza como animandole a intentarlo… “pero te amo” Él también le amaba. Demonios, toda su vida estaba consagrada a él. Hubiera deseado despertar en esos momentos y decírselo, decirle que le amaba con cada latido de su corazón y con cada respiración que le brindaba la oportunidad de seguir a su lado; el dolor y la humillación quedaban en segundo lugar, no podía permitir que aquel pingüino desapareciese de su vida así nada mas, en medio de la negrura de la noche. En un momento decisivo, se dejó caer hacia delante, sin importarle el daño que se hacía de nueva cuenta, importándole poco la estela carmín que iba revelando el camino que tomaba, sin que el frío que le mordía por entre las plumas y el vendaje lo frenase, podían pasar un millón de cosas mientras tomaba las curvas de cada recodo de aquella pendiente empinada pero ninguna le detendría de llegar hasta donde el otro pingüino. La muerte podría reírse en su cara y pararse delante, él la pasaría de largo, aún así tuviese que arrancarse el alma para impedirle irse al otro pingüino, porque sabía que si se iba a Dinamarca, nunca volvería a verlo con vida… Si Manfredi moría, se acabaría todo para él, su mundo iba a desaparecer y todo lo que lo convertía a él en un ser vivo, también se esfumaría como vapor en el aire… El tiempo que hizo en llegar desde la cima de la colina hasta la plataforma de salida norte se le hizo eterno; un quejido silbante salió del fondo de su garganta cuando de nuevo forzó a sus debilitadas piernas a sostener su peso y avanzar hacia donde los pingüinos partían de Antartica. Sollozó con mas desesperación, Manfredi no se encontraba por ningún lado pero podía ver, frescas en la nieva las huellas que sus patas habían dejado al llegar hasta ahí, trató de forzar su vista a través de la negrura del horizonte, queriendo escuchar algún chapoteo, algo que le indicase que no le había alcanzado… Al fin, después de rogar a gritos dentro de su corazón que regresase, disponiéndose a arrojarse al agua para seguirlo hasta el fin del infierno de ser necesario… logró distinguir una mancha blanca, que aparecía y desaparecía cada ciertos momentos; no estaba muy lejos, si lograba llamarle, lo iba a escuchar, tenía que escucharlo… No era muy tarde todavía. Abrió el pico, sintiendo el sabor salado de sus propias lagrimas corriendo a través de su pico, pero ningún sonido broto; estaba desesperado iba a perderlo para siempre… Lo amaba demasiado, no quería perderlo en la nada… -De nuevo trató de gritar pero apenas un pillido se dejó salir… empezó a llorar y a emitir quejidos con mas fuerza, cayó de rodillas en el borde del hielo, escuchándole crujir bajo su peso mientras negaba con la cabeza y golpeaba con el puño herido el suelo, enviándole una exclamación de dolor desgarrador a través del cuerpo… -……..diiiiii…… La imagen de su líder era cada vez mas borrosa, alejándose a la misma velocidad que los saltos fuera del agua de aquella ave. -…………………an….fredi…..!!! “te amo y nunca voy a apartarme de tu lado” Entonces porque demonios estaba alejándose de su lado para siempre!!??? -MANFREDI!!!!!!!!!!!!- gritó al fin, sintiendo como su garganta se abría y se rasgaba por la fuerza y angustia de la fuerza con la que trataba de ser oído, no quería que él muriera, sabía que se iba a matar si algo le ocurría, si se iba y se alejaba para siempre, para que demonios iba a querer seguir con vida?? :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::. El líder del equipo de pingüinos 37-A no podía esperar mas. Iba a encontrar las respuestas el mismo si o si… No quería dejar solo a Skipper. Pero tenía que hacerlo, tenía que dejarle un tiempo, para poder así arreglar todo lo ocurrido en aquel país y destruir a aquel monstruo que había asesinado el espíritu inocente y decidido, de su pequeño de ojos azules; le partía el alma tener que dejarlo atrás, sabiendo que si las cosas eran tan malas como se veían, probablemente dejaría mas de un pedazo suyo en aquel país. Los pasos se le hacían pesados con cada momento que pasaba, pero mantenía su mente en aquella meta, si Skipper había logrado llegar hasta él a fuerza de nado y algunos aventones, el podía hacer lo mismo; probablemente los líderes de Antartica le desterraran de esta, no le dejarían regresar… de todas formas encontraría la forma, siempre encontraba una manera, pero… Igual estaba la posibilidad de no regresar jamás… No había querido despedirse de su pequeño soldado. Si lo hacía, probablemente no reuniría las fuerzas para alejarse y era seguro que Skipper trataría de detenerle; no podía hacerlo, tenía que llegar, tenía que encontrar la respuesta al porqué de todo aquel asunto, tenía que vengar al chico y hacer que las cosas se arreglasen en las fracturadas relaciones de ambas sedes militares. Aunque los generales habían dicho que era su culpa, él lo sabía, nunca irían a arriesgarse a morir en un país que no era el suyo, hacía tiempo que ninguno se presentaba en una batalla, no les recriminaba el tener miedo pero no les comprendía, no comprendía como eran capaces de guiar una colonia si no tenían el valor de luchar físicamente por ella cada dia de sus vidas; en aquel momento, sus soldados habían perecido y estos, trataban de averiguar las cosas… a distancia segura, sin moverse de la protección de la base madre. “Perdoname Skipper” Cerró los ojos al dar el primer salto a las heladas aguas, que inmediatamente se aferraron a las plumas de su cuerpo, como dándole la bienvenida a sus abismos; apenas dejó que los latidos de su corazón se regularizaran, antes de comenzar los deslices y saltos hacia el norte, con la vista fija en la nada, guiándose tan solo por aquella brújula mental que poseían todas las aves para poder llegar a su destino. No necesitaba de nada mas. -………………..fredi…………………………. Podía escuchar el salpicar del agua cada que salía de esta para tomar mas impulso; el viento parecía susurrar su nombre, como queriendo detenerle en su misión… o acaso era su subconsciente que aún deseaba quedarse al lado de su familia? -………….Manfredi……… Su corazón se aceleró de nuevo, enviándole ondas de adrenalina por el cuerpo, al parecer comenzaba una lucha interna dentro de si, escuchaba a Skipper llamándole, suplicándole que volviera… pero no podía hacerlo, Skipper estaba herido y durmiendo en su propio iglú, no sabía de sus planes de marcharse… probablemente, comenzaba a imaginar que hubiera sucedido si… -MANFREDI!!!!!!! Se detuvo. Sus ojos abiertos con la cabeza flotando sobre el agua, dándose cuenta de que aquella vos había cruzado como un rayo a través del negro firmamento, junto con las auroras que parecían flechas, apuntando hacia la blanca placa de hielo a su espalda; hacía tanto que no escuchaba aquella voz!! Se giró despacio, forzando sus ojos a ver a través de la nada, hasta un punto oscuro en aquel trozo de hielo y nieve, donde algo se estremecía como si en ello le fuese la vida. Comenzó a nadar de regreso, primero inseguro y después mas rápido, esta vez sin hundirse, sus ojos se iban abriendo cada vez mas y mas al ver la figura caída y herida de su pequeño, que temblaba entre el frio, el dolor y la desesperación de ver como una parte de su vida, parecía alejarse para siempre. -MANFREDI!!!!! Sus gritos dolían en el fondo, podía sentirlos como si fueran propios, clavándose muy profundo en su pecho, rasgando su corazón y adueñándose de todo; podía verle retorcer la única aleta que podía, mientras agitaba la cabeza, negándose a verle partir e irse para no regresar a su existencia. Por todos los dioses de los mares… HABÍA HABLADO!!! Escuchaba su voz, suave y adolorida en medio de aquellos gemidos. Se dio mas prisa, acelerando su nado y en un ultimo sumergimiento, logró tomar impulso y saltar hacia la placa, quedando al lado del otro pingüino que se agitaba sin haberle visto volver -Skipper!!- exclamó asustado al ver las manchas de sangre sobre la blanca nieve; levantó la vista mientras seguía con espanto, todo el camino de aquel liquido vital, marcando las zonas por las que había tenido que pasar para llegar ahí- estas loco?? Pudiste haber muerto!!! -QUE ME DICES DE MORIR, SI TU ESTABAS DISPUESTO A MATARME GRANDISIMO IDIOTA!!??- exclamó el de ojos azules con los ojos lanzándose como frias dagas de hielo azul sobre este El mas grande frunció los ojos mientras le tomaba por los brazos -TENÍA QUE AVERIGUAR!!... ALGUIEN TENÍA QUE HACERLO, ESE IMBÉCIL QUE TE HIZO TODO ESTO, SIGUE CON VIDA, ALLÁ LEJOS…!!! -POR MI PUEDE VIVIR MILES DE AÑOS Y ME IMPORTA UN RABANO, TU IBAS A IR A QUE TE MATARAN, ME IBAS A DEJAR SOLO…!!!!- cerró los ojos con fuerza mientras volvía a llorar, agachando la cabeza impidiendo que pudiese ver su líder como se deshacía de aquella manera- me dijiste que me amabas, que nunca me ibas a abandonar y sin embargo… Sus sollozos eran ahora mas leves y el de ojos castaños, estaba impresionado mientras el rubor se extendía como tinta sobre sus mejillas -Tu… me escuchaste?...- dijo despacio mientras su corazón se paralizaba por la emoción y la angustia en conjunto- me… oiste cuando dije eso? -Siempre te escuché Manfredi…- dijo Skipper levantando su azul mirada, empañada por todo el dolor y el miedo de perderle, reflejado cual espejo- cuando tu hablabas, yo te seguía… nunca he dejado de hacerlo… no te das cuenta? El mas grande entrecerró los ojos, enternecido y avergonzado de si mismo. Era verdad, había estado a punto de abandonarlo; sus promesas no valían nada. Cerró los ojos y volteó a otro lado, realmente aquello era demasiado como para soportarlo… pero entonces, sintió una suave aleta en su mejilla, que lo hizo regresar la vista a los ojos azules del mas bajito, que había extendido el único miembro útil de su cuerpo, para hacerle ver hacia este. Sin decir una sola palabra, eliminó la distancia entre ambos, para cerrar los ojos y besarle. Realmente no era necesario decirle cuanto le amaba, porque ya lo sabía, no tenía porque perder el tiempo en palabras que ambos conocían a la perfección; lo mejor era, dejar que esa sencilla acción, lo resumiese todo en un segundo. Si necesitaba aire, era el del otro el único que le hacía falta para vivir; si quería seguir con vida, serían los latidos del corazón de su líder, quienes le mantuviesen atado a esa tierra hasta el final de todo. Pudo sentir los brazos del mas alto, abrazarle contra su cuerpo, mojándole gracias al agua salada que corría por entre sus plumas pero eso solo era un detalle externo, ambos se besaban como si no hubiese a amanecer nunca mas sobre sus cabezas; de ahí en delante se tenían para siempre. Dinamarca podía hundirse con todo lo demás, porque en aquel momento… ya no importaba. ::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: La mañana siguiente, Johnson se estiró con fuerza, haciendo crujir sus huesos del cuerpo y sacudiendo la cola, listo para un nuevo día de entrenamiento. Había pasado la noche en el iglú de Kowalski, bastante incomodo debido a la cantidad de libros con dibujos que poseía, pero al menos, era mejor que estar durmiendo con el gruñón de su hermano cerca. Para ser de madrugada, el sol ya asomaba un ojo en el horizonte, era lo bueno de Antartica, disponían a veces de mas luz de la que requerían. Se acercó perezosamente al lado de la placa que les correspondía, bostezando sonoramente y frotándose la nuca, nadie estaría despierto todavía, aún les quedaba media hora de descanso antes de tener que presentarse a la revisión… y aún así, una figura se destacaba negra e imponente donde se detenían los de alto rango a revisar, con las aletas en la cadera y un silbato en el pico; el menor de los hermanos gimió extrañado, Manfredi era un maniaco de la puntualidad pero para estar preocupado por Skipper, no entendía como podía entrenar desde ya a las pobres victimas de la Gran Carrera. -Hey… buenos días…- saludó entre bostezos el mas bajo parándose al lado de su hermano, que observaba seriamente a la distancia, concentrado- que hacemos, saludamos al sol como los leopardos marinos? -No…- respondió algo ahogado el pingüino con aquel instrumento entre su pico, mientras el otro componía una expresión fastidiada -Frediii… vete a acostar o a ver que Skipper siga respirando…- gimió su hermano, no deseaba verlo de malas pulgas como el dia anterior o iniciar otra tonta discusión sobre Dinamarca El aludido emitió un gruñido -No tengo porque… y no me digas Fredi, ya sabes que no me gusta… -No tengo porque??- repitió asombrado su hermano, abriendo enormes los ojos- MANFREDI, TE SIENTES BIEN??? -Perfectamente- respondió secamente el líder antes de silbar con fuerza dentro del instrumento metalico y retirárselo rápidamente antes de hincharse un poco- SOLDADO!!!! MAS VELOCIDAD!!! -Eh?- Johnson parpadeó antes de ver hacia un lado y entonces, se fue de sentón aun mas asombrado- QUE DEMO…??? Un poco mas allá, con la aleta vendada con fuerza contra el pecho, Skipper se deslizaba de espaldas a través de la colina que había cruzado la noche anterior; usando la fuerza de sus patas, daba los giros necesarios para dirigirse al final de aquella carrera y una vez en el final, se levantó de un salto, a pesar del quejido de sus rodillas El ojiazul miró un segundo a su líder y luego a Johnson, a quien saludó con un veloz movimiento de su aleta buena y la seriedad pintada en el rostro; e, pico del teniente se fue hasta el suelo mientras su hermano carraspeaba -De nuevo!! Se que puedes hacerlo mas rápido!- exclamó a lo que el mas joven asintió una vez, antes de dirigirse a pasos veloces de nuevo a la cima de la colina El de ojos claros apuntó una vez al ojiazul y de nuevo, observó a su hermano que levantó una ceja -Que? Johnson se palmeó el rostro antes de comenzar a reir; esos dos, eran el uno para el otro, estaban locos, obsesionados… y enamorados; al final, negó con la cabeza y se puso de pie, cruzándose de aletas para observar aquel entrenamiento a quien al parecer, ya se unía de nuevo al grupo. El mas joven se detuvo a mitad de camino, para ver a Manfredi un segundo… y le sonrió con suavidad. Este suavizó la mirada y asintió una vez, devolviéndole la sonrisa con el mismo amor que le profesaba al mas joven; muchas cosas habían ocurrido desde que se hubiesen separado hasta ese momento pero la mas importante de todas, era el haber podido admitir y descubrir, que no importaba lo demás, ellos se amaban y estarían juntos. Hasta que la misma muerte, los arrebatase de ese mundo.
Posted on: Sat, 21 Sep 2013 23:53:59 +0000

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