Historia del Caniche Toy Entender la historia de una raza canina - TopicsExpress



          

Historia del Caniche Toy Entender la historia de una raza canina nos permite apreciar mejor sus diferentes cualidades y nos provee de una guía para aquilatar el compañerismo potencial de un ejemplar en particular. Aunque el Caniche constituye una raza en extremo familiar para la mayoría de las personas, permítasenos examinar sus ancestros para aprender aún más sobre éste, el más inteligente y cariñoso de los perros. Orígenes de la raza En plena Edad Media, durante el periodo comprendido entre los siglos XII y XV, encontramos perros tipo Caniche en diferentes expresiones artísticas, esculturas, monedas y hasta en tumbas romanas. Esta antigua raza siempre ha mostrado un estilo muy propio en su capa, lo mismo si es acordonada (y le cuelga hasta el suelo en largos cordones) que si es rizada (y se presta a varios patrones diferentes de corte y arreglo). En la actualidad, hay tres países que se presentan como los lugares de procedencia de la raza: Alemania, Francia y Rusia. Los tres mostraron sus versiones del Caniche, cada una diseñada para propósitos específicos. Por ejemplo, los Caniches alemanes fueron designados como perros Pudel (Poodle). Tenían huesos fuertes y eran criados para cobrar piezas caídas en el agua como, por ejemplo, los patos. De ahí el nombre de Pudel, que significa salpicar en el agua. El Caniche ruso era más alto y refinado que su primo alemán, y su función era servir como perro de compañía. Los Caniches franceses cautivaron al mundo de la moda debido a que su capa rizada y lanosa era ideal para esculpir peinados y estilos de corte, pero también se granjearon grandes simpatías por su amorosa devoción hacia sus dueños. Cuando el Caniche Miniatura surgió en los tres países, demostró ser ideal como perro de circo. A causa de su inteligencia y voluntad para complacer, el Caniche Miniatura era fácil de entrenar, resultaba atractivo para los espectadores y fácil de transportar durante las frecuentes mudanzas del circo, de pueblo en pueblo. Los Caniches fueron tan populares en Europa que el famoso pintor, Francisco de Goya, los representó en sus obras. De hecho, el rey Luis XVI de Francia, contrató a Goya para que hiciera un retrato del mimado Caniche de su esposa María Antonieta. Pero mucho antes de todo esto, el artista alemán Alberto Durero, que vivió en el siglo XV, retrató varios Caniches en sus cuadros. Muchos historiadores de la raza sostienen que el Caniche nació en una fecha tan temprana como el siglo I, producto del cruzamiento entre el Maltés y el perro español conocido como Spaniel. En realidad, ambas razas pudieron haber contribuido con sus amistosas personalidades al pozo genético del Caniche. Y el gusto del Spaniel por el agua así como sus cualidades de perro cobrador pueden haber sido responsables, asimismo, de la habilidad que tiene el Caniche para cobrar patos caídos en el agua. Ahora bien, al margen del país en el que se originó, el Caniche ha sido y continúa siendo un excelente cobrador. Es un perro al que le encanta llevar objetos en la boca y por ello resulta muy fácil de entrenar lo mismo cuando se trata de cobrar piezas cazadas que cuando se trata de devolver juguetes y otros objetos a sus dueños. Su pasión por el agua lo convierte en un perro muy apreciado como mascota familiar. Tanto los dueños de embarcaciones como los amantes de la playa aseguran que sus Caniches están siempre muy deseosos de acompañarlos, lo mismo si van a hacer deportes que por pura diversión. Muchos Caniches adoran caminar bajo la lluvia. Hasta el siglo XVI, los Caniches fueron perros de gran tamaño conocidos como de talla Standard. Tenían que ser grandes, fuertes y capaces de cobrar piezas caídas porque su función primaria fue la de ser perros de caza. Este trabajo, sin embargo, presentaba un serio problema. Debido a que en aquellos tiempos la caza tenía como finalidad la obtención de comida y no el hacer deporte, los hombres del Medioevo necesitaban un perro capaz de cobrar la pieza dondequiera que ésta cayera. Cuando la caza caía en el agua, el Caniche, con su espesa y pesada capa, a menudo se ahogaba en sus intentos por cobrar el ave abatida. Su gruesa capa absorbía tal cantidad de agua que no conseguía mantenerse a flote. Los cazadores resolvieron este problema cortando todo el pelo que el perro no necesitaba. Y el pelo que no necesitaba era el de los pies, cara, cola y cuartos traseros. Se le dejó el del pecho y el que cubría la zona de los pulmones y riñones a fin de protegerlo de las gélidas aguas. De esta forma nació el arte de acicalar al Caniche y esta tradición se ha mantenido hasta el día de hoy como un requisito obligatorio en la presentación del perro en las exposiciones caninas. El concepto moderno y equivocado de que el acicalado del Caniche hace ver a los perros exageradamente femeninos se desvanece cuando uno comprende que el eliminar el pelo innecesario para la protección del animal fue un paso que condujo a hacer al perro más útil. Durante el periodo comprendido entre los siglos XVI y XVIII, los criadores comenzaron a cruzar a los Caniches Standard más pequeños con el fin de obtener el Caniche Miniatura. Este último se convirtió en la mascota ideal por las mismas razones que lo hicieron popular en los circos y teatros: porque era atlético, atractivo, cariñoso y porque estaba siempre deseoso de complacer a su dueño. Aún no habían terminado de popularizarse los Caniche Miniatura entre los dueños de mascotas, cuando los criadores se dispusieron a crear un perro aún más pequeño, el Petit Barbet o Caniche Toy. Originalmente, a este perro se le conoció como «Caniche de Mangas» porque era tan diminuto que podía ser llevado dentro de las mangas de los vestidos de las damas. Las francesas adoraban al Caniche Toy porque cuando estaba debidamente acicalado era muy limpio y atractivo. El Caniche en el Reino Unido Una vez que los tres tamaños de Caniche estuvieron bien establecidos en el Continente, fue inevitable que cruzaran el canal hacia las Islas Británicas. Los ingleses los recibieron con los brazos abiertos, especialmente en las exposiciones caninas que se efectuaban a todo lo ancho del país. A mediados del siglo XIX, sir Edwin Landseer inmortalizó la raza en algunos de sus retratos familiares. La popularidad de los Caniches en Gran Bretaña confirmó simple y llanamente lo que los europeos del continente sabían desde siglos atrás, a saber, que los Caniches de cualquier talla son compañeros ideales, tanto para los cazadores como para las familias. Adicionalmente, los ancianos que vivían solos descubrieron que en el momento en que traían un Caniche a sus casas, añadían una nueva calidad a sus vidas. La historia del Caniche sugiere que el Perro de Aguas Inglés (English Water Dog) fue creado a partir del cruzamiento del primero con algunas otras razas. Nosotros sí sabemos con exactitud que el Caniche Toy fue utilizado en el desarrollo del «Perro Trufero» (Truffle Dog). La trufa, esa exquisitez del paladar, era localizada y desenterrada por este perro. Su peso ligero y su manera suave de andar, combinados con sus magníficas cualidades olfativas, lo convirtieron en el perro perfecto para la búsqueda de trufas. En alguna ocasión se añadió sangre de Terrier a esta mezcla racial para aprovechar sus hábitos cavadores y de este modo quedó creado el Perro Trufero. El Caniche en los Estados Unidos Era inevitable que, de Inglaterra, llegara el Caniche a los Estados Unidos. Eso ocurrió en 1887. Antes de la primera guerra mundial, la popularidad del Caniche en las exposiciones caninas de los EE.UU. alcanzó la cima. Al principio, los Caniches de todos los tamaños eran expuestos como una sola raza. A los Toy se les exhibía como una raza aparte antes de la segunda guerra mundial. El Club del Caniche de los EE.UU. (Poodle Club of America), fundado en 1931 para regir el estándar o norma de perfección racial de los Caniches, dividía las clases sólo por tamaños. De hecho, el primer Miniatura en obtener el título de Campeón Norteamericano fue el perro inglés de color negro, el Ch. Chieveley Chopstick. Algunos de los mejores Caniches ingleses, así como otros muchos del continente europeo fueron exportados hacia los EE.UU. durante la primera década del siglo. Aún continúa su herencia genética y a menudo encontramos nombres ingleses bien conocidos en los pedigrees de los actuales Caniches estadounidenses. Hacia 1960, los EE.UU. habían acogido la raza con el mismo entusiasmo con que lo hicieron los ingleses y los otros europeos. El Caniche se convirtió en la raza canina más popular en las estadísticas del registro del libro de orígenes del American Kennel Club. En EE.UU. una de las razones que mantienen al Caniche en la elite del mundo canino es su atracción por las competencias de obediencia. En algunos países no se admite la participación de la raza en este tipo de pruebas. En los años 30, la Sra. Helene Whitehouse Walker, propietaria del criadero Carillon, de los EE.UU., deseaba introducir el deporte de obediencia en su país. Estaba cansada de oír a la gente que el Caniche, con sus peinados de fantasía, era un perro de tocador, y se prometió a sí misma mostrar a sus coterráneos la inteligencia y la capacidad para el adiestramiento que tiene esta raza. En 1934, cuando Inglaterra disfrutaba del creciente deporte de la obediencia, la Sra. Walker viajó a la Gran Bretaña para estudiarlo y conocer los métodos de entrenamiento. Cuando regresó a su patria, compartió con otros todo lo que había aprendido, incluyendo a su querida Blanche Sauders. Hacia 1947, los EE.UU. estaban preparados para reconocer la competición de obediencia. El American Kennel Club adoptó de forma oficial las normas y reglas para esta prueba. Desde los Caniches de trabajo europeos del siglo XII hasta los sofisticados Caniches británicos actuales mantienen los rasgos ancestrales que hicieron que se ganara el favor de las gentes de todo el mundo. Así, siglos más tarde, no parece que existan razones para creer que esta raza tendrá una menor popularidad en el futuro que la que tuvo en el pasado.
Posted on: Fri, 13 Sep 2013 08:03:24 +0000

Recently Viewed Topics




© 2015