¿Intercede María por los Cristianos? por Moisés Pinedo Se ha - TopicsExpress



          

¿Intercede María por los Cristianos? por Moisés Pinedo Se ha argumentado que “María es la criatura más cercana a Dios. Además, aunque Cristo es el mediador de toda gracia entre Dios y la creación, María es la mediadora de toda gracia entre Cristo y la humanidad. Por consiguiente, María es una intercesora poderosa para todos los que vienen a ella” (vea Zoltan, 1994, énfasis añadido). La Biblia claramente enseña que María no es divina y que no se la debería considerar como tal (vea Pinedo, 2009). Si ella no es divina, ¿es el ser humano más cercano a la Deidad? ¿Tiene un rol activo en el cielo, intercediendo por los cristianos? ¿Intercede por nosotros en la oración, o tiene un efecto en nuestra salvación? María no está más cerca de Dios que ninguna otra persona en el pasado o presente. Cuando hace referencia a la Deidad, la Biblia menciona solamente al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo (Mateo 28:19; cf. Mateo 3:16-17; Juan 10:30; 17:21; Hechos 5:3-4). Nunca se menciona a María en ese contexto. Además, el cielo donde Dios y Sus ángeles residen (Deuteronomio 10:14; 26:15; 1 Reyes 8:27,30) todavía no está habitado por seres humanos. Jesús dijo, “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre” (Juan 3:13, énfasis añadido). Estas palabras representan la verdad en cuanto a todos los que han dejado este mundo (incluyendo a María). Nadie está en el cielo ya que el cielo está reservado para todos los siervos fieles de Dios desde el principio del tiempo (cf. Juan 14:1-3). Después de la Segunda Venida de Cristo y el Juicio Final llegará a ser el hogar de los fieles, vivos y muertos (Mateo 25:31-46; 1 Tesalonicenses 4:13-18). La idea que María ocupa un lugar especial en el cielo, cerca del Hijo, es una tradición. Muestra falta de entendimiento en cuanto a las enseñanzas bíblicas sobre el más allá. En Lucas 16:19-31, Jesús explicó que los muertos (salvos y perdidos) van a un lugar llamado “hades” (16:23, hebreo sheol)—un lugar espiritual de espera que separa la consolación de los justos (referida como “paraíso”, cf. Lucas 23:43) del tormento de los impíos. En el hades, los justos comienzan a disfrutar el gozo que les espera en la eternidad, mientras que los impíos comienzan a experimentar parte del sufrimiento que les espera. El hades no es el lugar de morada de Dios; Dios mora en el cielo. María, junto con Abraham y otros siervos fieles del pasado, está esperando en el hades hasta que sus muertos sean entregados, cuando el Señor regrese a juzgar a cada hombre y mujer según sus obras (Apocalipsis 20:13). En este reino espiritual, que precede al cielo, no hay nada que los que están allá puedan hacer por los que están aquí (Lucas 16:27-31). María no recibió el don de la intercesión. Los católicos han dado el título “Intercesora de los Santos” a María, aunque en ningún lugar en la Biblia se aplica este título a ella. “Intercesión” significa “hacer petición o rogar a Dios a favor de alguien” (cf. también Vine, 1999, 2:462). Solamente hay dos áreas en las cuales los cristianos necesitan intercesión: la salvación y la oración. Si María es ahora, o ha sido antes, “Intercesora de los Santos”, existiría evidencia extensa en la Escritura. En cuanto a la salvación, el apóstol Pedro claramente señaló que “en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). Desde luego, él estuvo haciendo referencia a Jesucristo. Pablo escribió: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5). El escritor de Hebreos añadió: “[P]or lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo [Jesús] siempre para interceder por ellos” (7:25). Jesús es el único Mediador (Intercesor) entre Dios y el hombre, y Él vive continuamente para interceder por aquellos que vienen a Dios. Pero ¿qué acerca de la oración? ¿Intercede María en las oraciones de los cristianos? No, no lo hace. Esta intercesión también pertenece a Jesús. Cuando enseñó a Sus discípulos a orar al Padre (Mateo 6:9), Jesús no enseñó a orar a (o a través de) María. Sin embargo, el catolicismo ha creado una oración—el “Ave María”—para incluir las palabras, “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”. En Juan 14:13-14, Jesús declaró: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré” (cf. Juan 16:24). Jesús es el único que puede mediar o interceder en nuestras oraciones, ya que “todo lo que tiene el Padre es [de Él]” (Juan 16:15). Si todas las cosas que el Padre tiene son del Hijo, entonces, ¿qué parte le pertenece a María? También se argumenta que la supuesta prerrogativa de intercesión que se otorga a María viene del hecho que ella “intercedió” ante Jesús a favor de una familia en una boda en Caná ya que el vino se acababa durante la celebración (Juan 2:2-3). Los partidarios del marianismo han usado extensamente esta pizca de argumentación simple, solitaria y pequeña. Al ir a Jesús con una petición de ayuda, María no estuvo interviniendo a favor de las necesidades espirituales de nadie; ella simplemente estuvo reportando la situación a Jesús. Además, considere la respuesta de Jesús: “¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora” (Juan 2:4). Con estas palabras, Él enfatizó que los asuntos de María no dictaban Sus acciones. Lo que sea que Él hiciera en Caná ese día sería según la voluntad de Dios, no debido a influencias o deseos humanos o maternales. Si la situación en Juan capítulo dos establece a María como “Intercesora de los Santos”, ¿qué concluiríamos de Mateo 8:5-13 y otros pasajes que relatan circunstancias similares? En Mateo capítulo ocho, un centurión “intercedió” ante Jesús a favor de su siervo que estaba postrado en cama, paralizado y atormentado grandemente. Al ver la fe del centurión, Jesús realizó un milagro y curó al siervo enfermo. ¿Deberíamos considerar a este centurión como el “Intercesor de los Paralíticos, Enfermos y Atormentados”? ¿Deberían los paralíticos, o cualquier persona que sufre de alguna enfermedad física o mental, orar a este hombre de gran fe, pidiéndole que interceda ante Dios a favor suyo? [La Biblia también condena el hecho de invocar a los muertos (cf. Deuteronomio 18:10-13; 1 Crónicas 10:13-14; Isaías 8:19)]. Ni este centurión, ni Abraham, ni María, ni nadie más—vivo o muerto—pueden interceder ante el trono de Dios a favor del cristiano fiel, excepto Jesucristo mismo. Como todo hombre y mujer, María necesitó intercesión. En Lucas 1:47, María alzó su voz y declaró: “Mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador” (énfasis añadido). Si ella tenía un Salvador, entonces necesitaba salvación. Y si ella necesitaba salvación, entonces también necesitaba al único Intercesor de la salvación—Jesucristo (Hebreos 7:25). Por ende, la condición de María no fue diferente a la condición de cada ser humano antes o después de ella. Ella pecó (Romanos 3:23), y necesitó al único Intercesor que podía reconciliarla con el Padre (2 Corintios 5:18-19; Colosenses 1:20). Así como Jesús “intercedió” a favor de María antes de Su muerte para garantizar la satisfacción de sus necesidades físicas (Juan 19:26-27), Él intercedió a favor de ella para garantizar la satisfacción de sus necesidades espirituales. María no puede interceder por ningún cristiano ya que ella misma necesitó intercesión. Finalmente, aunque se manda a los cristianos a orar los unos por los otros (1 Tesalonicenses 5:25; Hebreos 13:18; Santiago 5:16), Jesús es nuestro único Mediador en la oración. A través de Él recibimos la respuesta de nuestras oraciones. REFERENCIAS
Posted on: Tue, 20 Aug 2013 16:13:50 +0000

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