Juana, la guerrera Juana Azurduy es, como tantos otros luchadores - TopicsExpress



          

Juana, la guerrera Juana Azurduy es, como tantos otros luchadores de por la Independencia de los países Juana Azurduy latinoamericanos, una heroína con poco reconocimiento en vida. Esta mujer que luchó contra las tropas españolas para liberar el Alto Perú (actual territorio de Bolivia) nació el 12 de julio de 1780 muy cerca de Chuquisaca (Sucre). Si bien existen dos versiones sobre la fecha de nacimiento, hasta el año 1945 se sostenía la versión de que el 8 de marzo de 1781 fue el día de su llegada al mundo, pero luego se corrigió ese error mediante investigaciones que confirmaron que el nacimiento fue el 12 de julio de 1780. Esa es la fecha oficial. Nació en una familia mestiza y tuvo una infancia de buen pasar económico. De pequeña aprendió a hablar el aymará (lengua de pueblos nativos) y conoció y se relacionó con trabajadores del campo e indígenas. Quedó huérfana siendo aún pequeña. Su hermana Rosalía y sus tíos quedaron a cargo de ella. Quisieron imponerle una rígida disciplina que ella no aceptaba y por ello fue llevada como pupila al Convento de Santa Teresa. Allí también chocaba con la férrea enseñanza que le propinaban. Luego de promover reuniones clandestinas y de tomar contacto con lecturas sobre Túpac Amaru, termina por ser expulsada. Regresó a su región y allí conoció a su futuro esposo Manuel Padilla. El padre de él tenía vínculo directo con los aborígenes y falleció en una cárcel acusado como participante de rebeliones indígenas. Al contraer matrimonio con Manuel, Juana absorbió también esa historia familiar de rebelión y resistencia en el Alto Perú. Se casaron y tuvieron cinco hijos en total. Cuando comenzó el 25 de mayo de 1809 la revolución de Chuquisaca, Manuel Padilla se sumó a la resistencia y triunfó. Allí empezó su juramento de servicio a la independecia de América. Juana participó activamente y ayudó a su esposo como lo hicieron muchas mujeres de la época. Al año siguiente, Padilla se unió a los ejércitos de Martín Miguel de Güemes y Juana también quiso unirse acompañarlos pero estaba prohibida la presencia de mujeres en el ejército. Azurduy colaboró con su marido para organizar el escuadrón el cual debía unirse a las tropas enviadas desde Buenos Aires para liberar el Alto Perú. Durante la lucha, Juana se vio obligada a abandonar a sus hijos y combatió en varias ocasiones contra la fuerte reacción realista desde Perú. Luego, luchó bajo las órdenes de Manuel Belgrano, que quedó impresionado por la bravura de Juana en combate y le entregó en reconocimiento su propia espada. La lucha de esta heroína en la región de Villar, en 1816 fue reconocida por su gran valentía y por esa época su esposo partió hacia la zona del Chaco y Juana quedó a cargo esa región. Azurduy resistió las ofensas militares de los realistas y dirigió los avances y la ocupación de Cerro de la Plata. Luego de esta lucha, fue reconocida con el rango de teniente coronel. En 1816, Juana y su esposo, sitiaron la ciudad de Chuquisaca con sus miles de hombres y fue cuando los españoles mataron a Manuel Padilla y lo exhibieron muerto en la plaza pública. En la lucha, sus cuatro hijos perdieron la vida. Tuvo a su quinta hija cuando ya era una combatiente. Muchas historias relatan que ella misma la llevaba consigo en su caballo mientras se defendía de ataques realistas. Juana Azurduy fue acosada por el enemigo y su el ejército quedó solo al perder la colaboración de Buenos Aires. Se unió a las tropas de Güemes hasta la muerte de este en Salta, el 17 de junio de 1821. Luego, se retiró y comenzó a pasar penurias económicas. Juana terminó su vida en el olvido y pobre. Ignorada por el pueblo argentino y el boliviano. Falleció en 1862, sumamente empobrecida, en un cuarto miserable. Tanto que su cadáver fue a una fosa común. El historiador Mario ‘Pacho’ O’ Donnell describe su muerte así: “Tras la proclamación de la independencia de Bolivia en 1825, Juana intentó en numerosas ocasiones que el gobierno de la nueva nación le devolviera sus bienes para poder regresar a su ciudad natal, pero a pesar de su prestigio no consiguió una respuesta favorable de los dirigentes políticos. Murió en la provincia argentina Jujuy a los ochenta años de edad, en la más completa miseria: su funeral costó un peso y fue enterrada en una fosa común.” Juana Azurduy no murió cualquier día. Fue un 25 de Mayo. Sus restos fueron buscados en esa fosa, cien años más tarde para darle reconocimiento y llevarlos a un mausoleo construido en homenaje a ella.
Posted on: Sat, 13 Jul 2013 12:59:32 +0000

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