LA DECISION DE HINATA CAPÍTULO 6: REUNIÓN Hinata se terminó de - TopicsExpress



          

LA DECISION DE HINATA CAPÍTULO 6: REUNIÓN Hinata se terminó de arreglar. Iba a salir a dar una vuelta con Amelia para hacer unas compras. Más bien, eran compras para Hinata. Amelia estaba un poco mosca porque siempre usaba la misma ropa, así que decidió, contra la voluntad de la joven shinobi, que ya era hora de que modernizase un poco su vestuario. - ¡Hinata! – Gritó Amelia desde la entrada - ¡Cuándo quieras! - ¡Voy! La mañana transcurrió sin ningún problema. Compraron ropa para ambas, comida abundante para varios días, y algunos accesorios como collares, pulseras, pendientes. La verdad, Hinata se alegraba de poder llevar esa vida tan "normal" después de mucho tiempo. De hecho, jamás había conocido este tipo de vida. - Uahh… hemos comprado mucho, ¿verdad? – Preguntó Amelia, enérgica como siempre. - Si, tiene razón, Amelia-sensei. - Bueno, pues ahora vamos a preparar una comilona y esta tarde nos vamos otra vez de tiendas. - ¿Qué? ¿Otra vez? – La joven se quedo a cuadros al oírla. - Claro, aún nos queda muchas tiendas por ver. - Ya, pero creo que… Amelia se detuvo de pronto, cosa que extrañó a Hinata. - ¿Qué pasa, Amelia-sensei? Su expresión de la siempre alegre Amelia cambio a un tono más serio. Miraba al frente, sin girarse. - ¿Qué es lo que…? Hinata los vio. En frente de ellas había cuatro individuos. Llevaban máscaras extrañas, parecidas a las de los Anbu, pero eran distintas en algo. Sus cuerpos estaban cubiertos por capas negras. - Discúlpenos, pero nos manda la quinta Hokage. Tenemos la misión de llevarnos a esa chica de vuelta a Konoha – habló uno de ellos. - ¿Ah, si? ¿De verdad? - Eso es – respondió el mismo. - ¿Y desde cuando el Hokage usa a los Anbu para ir a buscar a una niña shinobi? - Se trata de una miembro de un clan muy prestigioso. No se puede permitir que sufra ningún daño siendo su heredera, como entenderá. - Si, claro. Hinata se escondió tras Amelia ¿Y si realmente eran Anbu? ¿Qué podía hacer? No quería regresar para nada a Konoha. Seguramente la tratarían fatal, como una traidora. Y lo peor, sería su padre. - Lo siento, pero… no os voy a dar a la chica. Impresionada por la respuesta. Hinata miró a Amelia, que volvía a sonreír, pero parecía una sonrisa sarcástica, de provocación. - ¿Sabe en el lío que esto puede provocarle? - ¿Ah, si? Pues si de verdad sois Anbu, venid y demostrádmelo. Los cuatro corrieron hacía las dos chicas. A Hinata no le dio tiempo a reaccionar, Amelia lanzó las bolsas por los aires y formó un sello con sus manos. En pocos segundos los cuatro enmascarados se encontraban en una zona oscura, en el que solo podían verse los unos a los otros. - ¡Mierda! ¡Es genjutsu! – Exclamó uno de ellos, pero poco más pudieron hacer. No sabía por donde venían, pero algo parecido a púas les atravesaba el cuerpo. En pocos segundos los cuatro caían al suelo muertos. Amelia desactivó el genjutsu, y agarró las bolsas antes de que cayeran al suelo. Los cuatro enmascarados gemían de dolor en el suelo, pero en su cuerpo no había ninguna muestra de herida ni nada por el estilo. - Si de verdad fuesen Anbu hubieran desactivado el genjutsu. - Menos mal que para ocuparnos de que esos idiotas no fallen, aquí estamos nosotros. La voz provino de su espalda, y cuando se giró para ver quien era, le dieron un fuerte puñetazo en la cara, tirándola por los suelos. - ¡Amelia-sensei! – Exclamó Hinata, que iba a correr a su lado, pero dos hombres aparecieron a su lado y le cortaron el paso. - Tú te vienes con nosotros, niña – dijo el de la derecha, que llevaba el pelo de punta y era de color rojo. Amelia se reincorporó como pudo. Le dolía la cara del puñetazo que le habían dado. Eso le pasaba por bajar la guardia. Cuando se puso en pie, vio como el que le había golpeado desactivaba el genjutsu que había aplicado a los enmascarados. - Coged a la chica – ordenó, y los cuatros enmascarados se marcharon hasta Hinata. - ¡No os dejaré! – Gritó Amelia, y lanzó, a la velocidad del rayo, cuatro shurikens contra los cuatro enmascarados, pero ese tipo los agarró todos al vuelo. - De eso nada, señorita. No interrumpa a los mayores. - Lo de mayor lo dirás por ti, ¿no? El hombre que tenía ante ella era calvo, pero calvo de calvicie, no porque se hubiese rapado la cabeza. Un pequeño bigote asomaba por debajo de su nariz, de color blanco. Y tenía sobre todo algunas arrugas en la cara. - Eres muy insolente, ¿lo sabías? - Viniendo de alguien como tú, creo que es un cumplido. Hinata gritó. Los cuatro enmascarados la habían agarrado, y, además, había otros dos tipos má - ¡Hinata! Amelia lanzó una bomba de humo junto al calvo y se subió a los tejados de los edificios del lado derecho de la calle, y comenzó a correr hasta Hinata. Sin embargo, el calvo apareció ante ella y le propinó una fuerte patada en la costilla, que la tiró contra el suelo. Esta vez, ya le dolía tanto que no podía moverse. - Cof… cof… mierda…. - No te podrás mover durante un rato, te he dado en un músculo importante – explicó el calvo mientras bajaba hasta donde estaba ella. - M-Maldito… - Aunque creo que lo mejor será que acabé con tu vida ahora, así no te lamentarás por ver como has fracasado al proteger a la señorita Hyuga, ¿no crees? Sacó un kunai de debajo de su manga y lo alzo en alto, listo para clavárselo en el corazón. - Adiós. Cuando estaba a punto de clavarle el kunai, por su lado pasaron volando sus cuatro sirvientes enmascarados, que se estamparon contra un puesto de fideos fritos. Tanto él, como los otros dos hombres, se giraron para ver que había pasado, y al lado de la joven Hyuga había un niño de pelo rubio y con un chándal naranja, además de una chica con el cabello rosa. - ¡Menos mal qué hemos llegado a tiempo! – Alardeó Naruto, satisfecho por su acción de lanzar volando al grupo ese de cuatro idiotas. - ¡Naruto-kun! – Exclamó Hinata sorprendida. Sakura se arrodilló junto a Hinata, examinándola. - ¿Te duele algo Hinata? ¿Estás herida? - N-No… gracias, Sakura… El calvo no comprendía nada ¿Quiénes eran esos críos? - Si no quieres que te decapite, será mejor que sueltes ese kunai, bola de billar. La voz sonó a su lado. No sabía de donde había aparecido, pero había un joven a su lado, cuya mano sostenía un kunai justo en su garganta. - ¡Shiro! – Exclamó Amelia al reconocer a su salvador. Este, simplemente le dibujo una sonrisa tranquilizadora. - Lo mismo va para vosotros dos. Los dos ninjas que habían logrado capturar a Hinata, se encontraron de frente con un ninja de pelo plateado, que les apuntaba al cuello con dos kunais, ni siquiera le habían visto llegar. - Parece que la joven Hyuga está más protegida de lo que pensé – dijo el calvo – Mis espías no me mencionaron nada de vosotros. - Acabamos de llegar a la ciudad, y simplemente oímos a uno de tus hombres gritar y vinimos a toda velocidad. No creímos que nos fuéramos a encontrar con este espectáculo. - Ya veo… sin embargo, no puedo permitirme el lujo de que nos cojáis ahora. Una cortina de humo salió de la manga del viejo, y los tres ninjas se escaparon entre la niebla. - ¡Kakashi! – Gritó Shiro, y ambos salieron detrás de los tres ninjas. - ¡Naruto! ¡Ocúpate de proteger a Hinata! – Ordenó Kakashi, desde la lejanía. - ¡De acuerdo, sensei! A su espalda, al final de la calle, un joven se iba acercando poco a poco a ellos. Su mirada era decidida y lo tenía claro, iba a cumplir su misión.
Posted on: Wed, 17 Jul 2013 02:11:25 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015