LA MADRE DEL EMIGRANTE En un risueño puerto marino al sur de España, y en una choza que se encontraba cerca del mar vivía una anciana que a todas horas estaba triste, mientras sus ojos escudriñaban la inmensidad. Era una viuda pobre, muy pobre que tuvo un hijo, y apenas éste se halló con fuerzas para luchar, cruzó los mares con la esperanza de hacerse rico, después que dijo que a su viejita no iba a olvidar. Pasaron días, pasaron meses, llegó una carta; una misiva sin emociones, corta y glacial; que relataba las abyecciones de un miserable, que ya no recuerda las gratas horas del tierno hogar. La pobre madre le disculpaba con el trabajo. Después, pasó algún tiempo, un año y más Y ante el olvido, cobarde y necio del hijo ingrato, ella decía cual si en persona le fuera a hablar. ¿Por qué no escribes a tu viejita que sufre y llora? ¿Por qué no alegras con tus palabras mi soledad?, ¿Tu no comprendes que en tus misivas hallo consuelo? ¿Y un sacro goce que en otra parte no he de encontrar? Yo todavía gano el sustento con mi trabajo Yo no te pido que tu me mandes un capital, Háblame siempre de tus victorias, de tus fracasos, Y en vez de insomnio tendré suprema felicidad Ay si supieras los sufrimientos que me devoran si comprendieras de mi amor la inmensidad le escribirías a tu ancianita con todo afán, y calmarias mis inquietudes y mi pensar La fresca brisa lleva el mensaje para otras playas, llegó a un suburbio donde moraba la suciedad, y vió al infame que profesaba todos los vicios y renegaba de aquella madre todo bondad Ante aquel cuadro ruborizose la fresca brisa alzóse enhiesta, y brilló altiva como un puñal cual si quisiera pasar el pecho de aquel villano que despreciaba lo que una fiera sabe adorar. Tal vez la brisa, contó a la anciana la triste nueva, Y una mañana cuando a la playa fue a esperar; Tuvo un delirio, creyó dar besos al hijo amado, Y en ese instante le abrió las puertas la eternidad.
Posted on: Sat, 17 Aug 2013 14:44:01 +0000