LA MILICIA PERONISTA El hecho de tener la familia militando - TopicsExpress



          

LA MILICIA PERONISTA El hecho de tener la familia militando desde el principio en el Movimiento Peronista, me ha dado la posibilidad de poder acumular la experiencia familiar y conocer testimonialmente la historia del peronismo. El 26 de julio, el diario “Noticias” entrevistó a mi padre para reflejar, por el conocimiento que él tiene de la compañera Evita, aspectos de la personalidad de nuestra abanderada. En esa nota se toca el problema de las milicias. Por las características de la nota, que no permite entrar a profundizar cada tema y las limitaciones propias de un diario, este asunto es expuesto como un ejemplo gráfico para aventar a ese sambenito que muchos quieren cargar a la imagen de Evita del ser angelical como se dice allí “mostrarla masticando permanentemente la ramita del olivo”: un contrabando que se pretende hacer a la memoria de nuestra más grande compañera. Evita fue el hada buena, pero no la casi boba que pretenden que sea algunos medios bobos en serio. Para citar la nota: “amar al pueblo implica, también, necesariamente odiar a quienes lo explotan”. E implica, también, defenderse prácticamente de esos enemigos. Y acá entra el asunto de las milicias. A su vuelta de Europa, Evita llamó a Armando Cabo, en ese entonces miembro del secretariado de la CGT y le expuso un plan para conformar las milicias, responsabilizándolo de su ejecución directa. El plan era idea total de Evita y no debió sufrir ninguna modificación, hasta que el General Perón, evaluando las condiciones internas del gobierno y los conflictos con las FF.AA. que el avance del plan desató, optó por ordenar su congelamiento. Esto fue en el año 1952 cuando Evita ya estaba camino hacia la muerte. Pero el análisis del plan de Evita para defender al gobierno y al movimiento, puede servir a los compañeros no sólo para demostrar la tremenda intuición de la compañera sino advertir que en la práctica misma del movimiento peronista está la enseñanza que a veces tanto nos cuesta aprender en los libros. El verdadero ejercito peronista. El plan consistía de varias fases: la vanguardia, que eran las milicias obreras propiamente dichas: la retaguardia territorial, la inteligencia y las operaciones de contrainteligencia e informaciones sobre las líneas del enemigo. LAS MILICIAS. La CGT solicitó a cada gremio que seleccionara sus mejores activistas para indar con ellos los cursos de formación político-militar. Estos iban a ser los futuros oficiales de las milicias y proporcionalmente al mañero de afiliados, los gremios aportaban cuadros en número que iban entre los 200 para los sindicatos más grandes hasta 20 ó 30 de los más chicos. Iban a recibir instrucción adecuada para la junción que debían cumplir y tendrían como misión, no sólo conformar las fuerzas milicianas en su sindicato, sino transmitir la instrucción y organizar el encuadre dentro de su gremio. LA RETAGUARDIA EN EL TERRITORIO. Aquí estaban ios llamados jefes de manzana, que cumplían tareas de vigilancia sobre el enemigo y organización de un aparato de control en su manzana. En el territorio también cumplían tareas organizativas dos frentes concretos: uno de masas que eran las unidades básicas del Partido Peronista Femenino la rama masculina estaba en ese tiempo prácticamente copada por los políticos” que mucho no la querían a Evita y temían estas ideas y los tócales de la fundación que eran una forma incipiente de la logística: los centros de salud eran la sanidad: las proveedurías la distribución de alimentos, etcétera. Y todo esto sería para la información permanente, los ojos y los oídos del pueblo no tenían límites, ni siquiera dentro de las casas de la oligarquía. LA INTELIGENCIA E INFORMACIONES. Evita misma tomó en sus manos esta tarea. Explico que la necesidad de la oligarquía que precisa ser servida por su pereza e inutilidad para las tareas domésticas eran su punto flojo. Convoco a un centenar de empleadas domésticas v conformó con ellas un sindicato, que no solo serviría vara defender las reivindicaciones laborales, sino que serian ricas fuentes de información. Ustedes compañeras, les dijo al encargarles esta misión, serán los ojos y los oídos de Perón en las casas del enemigo. De esta forma fue colocando a “las mas despiertas” en las casas que interesaba vigilar. Por ejemplo, llamaba a domésticas de una casa de posibles conspiradores y les conseguía trabajo en las fábricas, ahora vas a dejar de servir y vas a ir a producir” les decía, lo que evidentemente era un salto en la situación de esas chicas. Cuando la patrona afligida ponía el aviso, las que concurrían eran aquellas que había convocado Evita. “Ahora vos —le decía a una de éstas—. vas a ir a servir como militante, no como sirvienta, aunque ellas crean que sólo sos una negrita medio bruta.” Y las chicas, salían como balazos, con los oídos atentos y los ojos abiertos. La corriente de información era inmensa: se sabia hasta los cafés y los whiskies que los conspiradores se tomaban en las reuniones. Por eso Evita sabía que el golpe se venía, por eso se desesperaba y por eso las advertencias en sus discursos. Por eso sabia lo que se escondía “detrás de una mano tendida”. Esta era una forma de información que recibían las incipientes milicias. Que podrían inscribirse entre los métodos tradicionales. Pero Evita ideó otra forma, que consistía en provocar una reacción generalizada entre el enemigo, obligándolo a dar información. Y la utilización de este método puede decirse que fue la primera operarían de las milicias. Fue conocida como “la operación cruz”. Una noche los jefes de manzana marcaron alrededor de trescientas casas seleccionadas con una cruz roja en la puerta. Una simple cruz. Esto provocó alarma entre los que tenían cola de paja. Y en su mayoría se lanzaron al teléfono a avisar a sus amigos. Para ese tiempo los teléfonos de estas casas estaban tomados. Los llamados, las conversaciones, los avisos que se pasaron descubrieron en un par de horas toda la red de los conspiradores, sus contactos, responsables de grupos y dirigentes. Todo esto engrosó el archivo de informaciones de las milicias de Evita con un resultado sensacional. También provocó entre los más aprensivos el exilio en general con destino al Uruguay, pues se pensó que la cruz era una marca para una represalia futura. Pero Evita sabía que si los civiles conspiraban, los enemigos en serio estaban entre los que tenían las armas. Por eso, paralelamente avanzaba el plan de las milicias, comenzó a operar entre las fuerzas del Ejército. Primero pidió que cada sindicato confeccionara un padrón con los trabajadores de 19 años, próximos a entrar al servicio militar. Una vez hecho esto y cada año, se debían preparar a los futuros “colimbos” para cumplir tareas dentro de los cuarteles. A los más comprometidos con la causa peronista se les debía encargar la organización de los sindicatos de soldados en cada unidad militar, con delegados y comisiones internas similares a las utilizadas en los centros de trabajo. Esto, como es evidente creaba una fuerza interna dentro del verticalismo militar que le sustraería la tropa para cualquier intento contra el pueblo. Ella misma inició una gira por los cuarteles. Su objetivo era hablar con los suboficiales. Llegaba a una unidad militar, cumplía con el brindis de forma que se le ofrecía en el Casino de Oficiales, repartía un par de ceremoniosos saludos y luego preguntaba dónde estaba el Casino de Suboficiales. Allí se iba. Una vez comentó por lo bajo, “bueno, ahora dejémonos de vueltas y vamos a hablar con los nuestros”. Estas charlas, con todos los suboficiales reunidos eran verdaderas arengas que despertaba entre estos cuadros militares sus sentimientos populares. Evita les recordaba que ellos provenían de las capas más humildes del pueblo, que el uniforme y las armas debían estar al servicio del pueblo al que ellos pertenecían. Estos discursos, me cuentan, desataban una oleada de emoción que muchas veces se tradujo en llanto que marcaba un despertar entre la suboficialidad que dispuesta a defender la causa de Perón como algo propio, más propio que la trampa de las órdenes y jerarquías utilizadas por los conspiradores para lanzar al ejército en contra de la voluntad popular. LAS ARMAS. En su viaje a Europa, Evita había hecho una rara amistad con la familia real holandesa. Les contó toda la experiencia peronista a fes reales gobernantes, les planteó la necesidad de que el pueblo se defendiera contra sus enemigos. Los debe haber convencido, porque concretó la compra de un cargamento de armas que iban desde pistolas hasta morteros, utilizados en la Segunda Guerra Mundial y que Holanda tenía en subasta. Parte de este cargamento alcanzó a llegar. Fueron aquellas 5.000 pistolas 45 que tanto buscaron los “libertadores” del 55. Armando Cabo pasó “los intensos” interrogatorios que buscaban “las 5.000 pistolas de la CGT”. No sabían que sólo un centenar de ellas alcanzaron a ser distribuidas, ya que el envío arribó cuando ya el proyecto estaba detenido. Los militares peronistas, el generalato, fue el que hizo el planteo a Perón para detener el proyecto de las milicias. Y ellos, sólo ellos, sabían a quién Evita había encargado la ejecución del Plan de las Milicias. Información que obtuvieron rápidamente los “libertadores”. Lo que olvidaron decir es que las 5.000 famosas pistolas, lamentablemente, habían sido desviadas hacia la gendarmería, cuando el proyecto fue detenido. Los de la CGT apenas si habían podido rescatar ese ciento que luego aparecería, algunas, entre las armas de la Heroica Resistencia. Creo también que muy pocos peronistas conocen estos hechos, y creo que todos debemos conocerlos. Cuando estuve en Cuba el año pasado, el esquema de defensa armado por los cubanos, era exactamente igual al de Evita. Quien lo conozca podrá certificar que es así. Por eso los teóricos sirven, son útiles, pero no hay que confundir el conocimiento de la práctica a través de su difusión, con la práctica misma. Los pueblos tienen muy pocos caminos para liberarse: entre ellos no se conoce ningún caso en que no haya tenido que pelear con las armas en la mano, o por lo menos tenerlas para defender sus derechos. Sería preferible que fuera de otra manera, que los oligarcas y el imperialismo pudieran ser convencidos que, en paz, deben dejar de ganar menos, de ser privilegiados y dejarnos libres. Ojalá fuera así. Como no es así, los ángeles de la paz como Evita, deben pelear como soldados; de tanto querer al pueblo, como dice mi viejo, se odia a quienes lo explotan. DARDO CABO Quién junto a otros militantes desvió un avión a las Malvinas y plantó 7 banderas argentinas que la esposa le entregó a Cristina para que las distribuya por el territorio nacional....
Posted on: Tue, 25 Jun 2013 21:41:50 +0000

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