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LECCIÓN 4 "Invoca a tu verdadero yo" "Debes saber que ademas de los ojos físicos todas las personas tenemos OJOS ESPIRITUALES PARA VER mas Allá del mundo material, son estos ojos los que te permiten ver más allá de las apariencias. Esta mirada te permite atisbar el reino de la posibilidad divina, y cada vez que atisbas una nueva posibilidad, la estás invocando" Lo que acabas de leer no pertenece al ámbito de la teoría ni al de la teología. No es un símbolo, una metáfora ni una bella fantasía. Esta lección afectará a tu experiencia de forma tan real como tú decidas, y en la medida en que sea verdad para ti, sus enseñanzas se harán realidad en tu vida. Tu verdadero yo no es gordo ni flaco. De hecho, tu verdadero yo ni siquiera es un cuerpo, sino más bien un espíritu... una energía... una idea en la Mente de Dios. Tu ser real es un ente de luz, por lo que carece de densidad física. En la medida en que contactes con la verdad de tu ser, esa realidad superior impregnará todos los aspectos de tu existencia. Cuanto más te identifiques con la luz que vive en ti, más ligera te sentirás. Si la idea de estar delgada te asusta, no tiene sentido que te esfuerces por deshacerte de un rasgo que tu inconsciente ha creado como red de seguridad, pues, aunque no te des cuenta, no estás dispuesta a renunciar a él. Se han derribado muchos muros, pero nosotras hemos vuelto a erigirlos mediante esfuerzos inconscientes y disfuncionales. Rodearnos de una barrera de grasa ha sido uno de ellos. A medida que tu miedo vaya desapareciendo, tu cuerpo se reducirá también. Cuando ya no temas tanto el mundo que te rodea, te sentirás más cómoda en él. Al estar más a gusto en el mundo, te encontrarás mejor en tu propia piel. Y cuando eso suceda crearás, inconscientemente, el cuerpo que te gustaría tener. Si el entorno te aterra, habitar un cuerpo que lo mantiene a distancia te tranquiliza, por perniciosa que resulte esa calma para ti. Es en este punto donde tu verdadero yo entra en juego. Tu auténtico yo ama el mundo y no desea mantenerlo a distancia. Estás aquí para amar a los demás y para que los demás te amen. En la Mente Divina, tú existes a imagen y semejanza de Dios. Y esa expresión perfecta refleja la verdad de tu ser. También en el mundo físico vive un calco de esa imagen que está deseando nacer. La manifestación de su existencia eres tú misma en tu versión más sana, feliz y creativa. El cuerpo perfecto que buscas, de figura y peso ideales, existe en la Mente Divina, que no es sino el reino de la pura posibilidad, en cuyo seno habita toda perfección. Tu verdadero yo no necesita rodearse de un muro, pero eso no significa que carezca de protección; un manto de bendiciones lo resguarda. Para tender un puente tanto hacia tu verdadero yo como hacia el mundo real debes realizar algún tipo de práctica espiritual. A través de la oración, la meditación, el perdón y la compasión, entras en contacto consciente con tu yo espiritual, tu ser más hermoso, y aceleras el proceso de tu sanación. Conforme vayas permitiendo que la Mente Divina penetre en tu pensamiento, le abrirás el paso a tu cuerpo también. El Espíritu mueve las cosas, incluidas las fuerzas biológicas. Y también las retira. En esta lección, pídele a la Mente Divina que te libre de cualquier miedo que hayas albergado a ser quien eres en realidad. Aprender a sentirse cómoda en la propia magnificencia (en la propia condición de hija de Dios) debe ser el objetivo de cualquier búsqueda espiritual, incluida ésta. Cuanto más contactes con tu ser auténtico, más se hará cargo de tus elecciones. Y tu verdadero yo siempre elegirá el amor. Es importante que tomes la decisión de comer de manera racional: no sólo porque ese gesto hará de ti una persona más atractiva, no sólo porque te ofrece la posibilidad de llevar ropa de talla menor, ni siquiera porque beneficiará a tu salud; debes tomarla, sobre todo, porque se trata de un acto de amor. El acto de comer demasiado delata hambre espiritual, y uno de los aspectos que más ansia la persona que tiende a atiborrarse es recuperar el derecho legítimo a soñar. Invocar al verdadero yo requiere expandir la imaginación, concederse permiso para desear todo aquello que en el fondo se anhela. En cuanto tu sentido de la orientación espiritual vuelva a funcionar, tu sistema de gobierno físico se arreglará. Tal vez no suceda de inmediato, pero ocurrirá. Tu peso ideal se manifestará cuando sintonices con tu verdadero yo. Recuerda: la belleza que ansias ya existe en la mente de Dios, y cuanto más reclames aquello que te pertenece, antes se materializará. Has explorado lo que significa vivir con unos kilos de más; ha llegado la hora de averiguar lo que implica vivir con unos kilos de menos. Piensa en ti como una diosa fantástica, delgada y radiante. Acostúmbrate a ese aspecto de ti misma. Relaciónate con tu verdadero yo allá donde éste reside: en el templo interior de tu corazón. E inevitablemente se manifestará. Tu cuerpo actual es el resultado de antiguos pensamientos; si hoy cambias de manera de pensar, mañana tu cuerpo se habrá transformado. Les sugiero leer la Lección Completa de la Lección 4 Reflexión Lección 4 Con los ojos cerrados, visualiza en el centro de tu mente una pequeña bola de luz dorada. Ahora imagínate a ti misma dentro de esta luz tal como eres en este momento. Mira tu cuerpo actual, con todo su peso; contempla atodo tu ser en su aspecto presente. A continuación visualiza cómo se forma una bola de luz en el centro de tu pecho. Observa cómo la luz se expande irradiando un resplandor dorado que cubre todo tu cuerpo, hasta que te impida contemplar a tu yo físico. Ahora imagina que, en el interior de esa luz, empieza a formarse un nuevo cuerpo: el de tu verdadero yo, una imagen radiante y divina. Pídele a la Mente Divina que te transmita la imagen de ese nuevo yo: perfecta...generosa... indulgente... cariñosa... segura... plena... decidida... y repleta deamor. ¿Qué aspecto tiene ese cuerpo? Tal vez sea una persona muy delgada; quizá no lo sea tanto, sino alguien de formas generosas, pero sana y en forma. Cuando adquieres esa clase de plenitud interna, sea cual sea, tu ser externo no puede sino irradiar belleza. Cuando la Mente Divina te transmita esa imagen, ésta impregnará tu alma. Te sentirás como si contemplases un cuerpo energético y astral que ya existe en algún lugar. Tal vez no se haya materializado, pero existe en tanto que sustancia espiritual. Está en el reino de la posibilidad infinita. Vive en el ámbito del puro potencial. Y tu sentido de la realidad está dejando atrás una atención limitada, que sólo alcanza a ver lo que se manifiesta en el mundo físico, para abrirse a lo que nos brinda el reino del Espíritu, pues aquello que existe en ese otro reino es, de hecho, más real. Quizás el miedo que habita en tu mente trate de atraerte. «Esta es una realidad tridimensional, Fulanita. La realidad es ésta. Será mejor que lo aceptes.» No obstante, en lo que concierne a esta visualización, ten presente que debes negarte a aceptarlo. Los maestros de la transformación metafísica han comprendido ese secreto ancestral: la dimensión física sólo es una dimensión más y va a la zaga, no en cabeza, de las demás. La mente, el espíritu y la imaginación mandan, cuando permites que lo hagan. Apropíate del poder de la imaginación. No dejes que lo que consideras posible, probable o lógico te limite en ningún sentido. ¿Quieres tener un cuerpo hermoso? Ve a por él!!! Imagínalo. Deja que la imagen penetre en tu conciencia. Acógela. No le pongas barreras. ¿Deseas tener el físico de una culturista? Ve a por él. Acógelo. Hazlo tuyo. Abre la prisión de tu mente y, de una vez por todas, legitimada por el permiso que tú misma te has concedido, permítete desear aquello que en verdad ansias. Si te preguntas a ti misma qué quieres y la respuesta es una segunda ración de helado y un segundo trozo de pastel, cuestiónate qué anhelas en realidad. Descubrirás que cuando aceptas plenamente el deseo de lucir el cuerpo de tus sueños, el ansia de tomar una segunda ración de helado empieza a desvanecerse. Concédete la posibilidad de existir con tus verdaderos deseos, esperanzas y sueños, y contempla esas formas perfectas que te aguardan. Respira con las imágenes y siente la dicha de su presencia. Deja que Dios, con todo su poder y su misterio, haga el resto.
Posted on: Mon, 30 Sep 2013 07:56:31 +0000

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