LIBRO EN PREPARACIÓN (INTRODUCCIÓN) Casi dos siglos tiene ya el movimiento de la –por llamarla así– Tradición naturista occidental. Como todo movimiento humano, la nueva medicina naturista ha insurgido enfrentando al camino contrario, el camino de la Medicina oficial, académica. Y yendo también contra la corriente de la ignorancia de la opinión pública, deformada durante siglos por aquella ciencia oficial. Como toda ciencia, el Naturismo tiene sus clásicos y sus piedras miliares. Un clásico del siglo XIX fue Louis Kuhne y su obra, La nueva ciencia de curar1, una piedra miliar, un hito. Kuhne no fue el inventor de las terapias con agua, pero fue su gran desarrollador, el gran teórico que sistematizó esta simple pero maravillosa forma de curar. Él, por ejemplo, fue quien explicó (y demostró) el porqué elegir la zona genital para actuar con el agua fría: “En ella [la zona genital] es donde radica... la raíz del árbol de la vida.” (Pg. 100). Él también fue quien fundamentó y demostró que todas las enfermedades con las que nos ha intimidado la Medicina tienen un origen común (“todos los nombres que se le han dado a las enfermedades son indiferentes y no tienen valor”. Pg. 438). Pero, siendo la teoría de Kuhne un hito, tuvo que venir otro clásico del naturismo, Manuel Lezaeta Acharán, para dotarnos de la –llamémosla así- Teoría completa del naturismo: la Doctrina térmica (establecida en su obra cumbre: La medicina natural al alcance de todos2), superadora de las intuiciones geniales pero unilaterales de sus antecesores. Acharán3 dice, por ejemplo, que Kuhne entiende la importancia de combatir el calor interno, pero que sólo la Doctrina térmica comprende y expone el problema multilateralmente, en sus dos aspectos (“Mientras Kuhne se dirige a combatir la fiebre interna... mi doctrina enseña a combatir conjuntamente la fiebre interna y el frío exterior”, pg. 38), y establece lo que él llamó una Doctrina Filosófica “que aunara los puntos de vista por ellos expuestos” (pg.35), y que tiene como centro la teoría del Equilibrio Térmico. Además de esta sistematización teórica, de toda una doctrina, Acharán nos ha dejado también, aportes extraordinariamente útiles para desarrollar las terapias naturistas. Fue, por ejemplo, el creador de la aplicación que llamó, con toda razón, Lavado de la sangre. Asimismo, con sus revolucionarios planteamientos y su extraordinaria actividad, Acharán ha contribuido como nadie a romper el consagrado monopolio de la práctica -y teoría- médica. Denunciaba por ejemplo que “Mientras se prohíbe la difusión de esta obra se permite la desenfrenada propaganda que ofrece venenos quitadolores destructivos de la vida orgánica...” Pg. 246. Y que “Toda actividad relacionada con el arte de curar pertenece por derecho propio, exclusivamente a los titulados de las facultades de medicina. Son los sacerdotes de esa ciencia impenetrable y vedada para los profanos los encargados de definir la verdad...” Pg. 249. Decimos “como nadie” porque él mismo vivió en carne propia la proscripción con la que los representantes oficiales quisieron sacarse de encima a quien venía a cuestionar todo el edificio de la Medicina oficial celosamente custodiado por las Facultades, las Direcciones de salud, los laboratorios farmacéuticos; en síntesis, por todos los grandes intereses que florecen a la sombra de la enfermedad de la gente. (Son los enfermos y no los sanos quienes dan progreso a los titulados de medicina, decía él. Pg. 46) Pero su dedicación escrupulosa a la nueva verdad y la superioridad de sus argumentos lo llevaron a conquistar un fallo histórico del sistema judicial chileno que ha sentado jurisprudencia para todos los que en el mundo nos dedicamos a desarrollar la nueva ciencia: “...6° Que las doctrinas de dicho libro sean contrarias a las convicciones [de] los profesionales titulados por la Universidad de Chile, no quiere decir que sean dañinas para la salud, sino que siguen distinto camino para llegar a un mismo resultado..., 7° Que la Constitución garantiza la libertad de expresar el pensamiento humano, derecho garantizado por la Constitución del Estado, universalmente reconocido...” (Pg. 248). Sustentándonos en esos dos clásicos, y especialmente en Acharán, exponemos –actualizándolo a nuestros tiempos del siglo XXI- un sistema, un método y un manual de Medicina natural que esperamos pueda ser comprendido, difundido (y sobre todo aplicado) para la felicidad de sanos y enfermos. Pensamos que la Doctrina térmica de Acharán es la doctrina naturista más alta hasta hoy; pero que una doctrina sea “la más alta” no significa que sea definitiva, pues en la ciencia no hay teorías definitivas, que ya no puedan desarrollarse; Acharán mismo, si viviera, estaría de acuerdo con actualizar sus propios extraordinarios planteamientos. Hemos tratado de darle un ordenamiento más –digamos- compendiado (concreto, resumido, esquematizado) a la obra cumbre de Acharán. La extraordinaria teoría plasmada en esa obra clásica tiene el inconveniente de ser un tanto farragosa y redundante. Esperamos haber logrado algo de ese objetivo sin desmerecer los –reiteramos- extraordinarios planteamientos del inmortal (como él llamaba a Kuhne) Acharán. Además de lo anterior, y de la actualización, le hemos querido dar también un sentido de peruanidad. Como hijos de esta tierra queremos que el naturismo hable en peruano; de ahí que algunos términos, el nombre de algunas plantas y algunos modismos y giros solo puedan ser entendidos por quienes vivan o hayan vivido en este hermoso e irrepetible país. 1. Louis Kuhne, La nueva ciencia de curar. Editorial Kier, Argentina, 1992. 2. Manuel Lezaeta Acharán, La medicina natural al alcance de todos. Editorial Pax, México, 1987. 3. Usaremos este apellido para distinguirlo de su hijo y nieto que han seguido publicando.
Posted on: Thu, 29 Aug 2013 23:17:25 +0000