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LITERATURA Marcahuasi y sus pétreos habitantes En 1923, el arqueólogo peruano Julio C. Tello, descubrió Marcahuasi, (Casa de la Montaña); una meseta de casi 3 km²; que asemeja un cementerio de piedras de formas caprichosas; bordeada por abismos, cuyo punto más alto se ubica a 4,200 m.s.n.m. en las alturas del departamento de Lima. Sin embargo, fue Daniel Ruzo quien la hiciera conocida cuando en 1959, escribió su obra: “La historia fantástica de un descubrimiento”, en la que describía dicha meseta como el templo de piedra de una antigua civilización, que constituye el plano secreto de la entrada de una caverna subterránea, que sirvió de refugio a los sobrevivientes del diluvio en los tiempos de Noé. Está seguro que es una de las muchas ”arcas de piedra” que existen en la Tierra. Por otro lado, hay quienes afirman, que los apus o dioses de las montañas se petrificaron, tomando formas humanas y zoomorfas, para custodiar los secretos que aquellos parajes parecen guardar. Muchos de dichos monumentos pétreos, muestran lo que parecen ser imágenes de animales que no han existido en dicha zona, como elefantes, leones, perros y tortugas. Además, para presentar la situación más enigmática, también se pueden ver representaciones de dioses egipcios y hombres con escafandra; (¿acaso extra-terrestres?). Existen igualmente piedras representado llamas, cementerios incaicos y doce lagunas naturales, donde aparecen las figuras de animales acuáticos: peces, nutrias, cocodrilos, delfines, etc. Estos últimos, tampoco son animales que pudiesen vivir a tales alturas. Una de las impresionantes esculturas, se ha denominado “El Rostro de la Humanidad”, que según el ángulo de apreciación y la intensidad de la luz del ambiente, permite ver los perfiles de todas las razas humanas. Marcahuasi, tiene un anfiteatro que consiste en una explanada rodeada de enormes piedras de tonalidades grises y blancas. Es el lugar donde acampa la mayoría de visitantes, quienes aseguran recibir “la energía positiva” que emana de aquellas piedras de atracción enigmática, que Daniel Ruzo afirma, fueron talladas por los integrantes de una antigua civilización denominada Masma. San Pedro de Casta, es un pueblito que parece haberse quedado detenido en una dimensión del tiempo. Con sus calles empedradas y pequeñas casas de piedra y barro, techadas con paja y calamina; es el punto más cercano a Marcahuasi. Desde allí, los turistas alquilan burros, mulas o caballos para movilizar su equipaje a través de un empinado y largo camino de herradura, que nace desde el río Santa Eulalia y asciende rodeado de flores silvestres y cactus. Muchos animales gozan de este inmenso paraje de piedra. Colibríes y perdices; vizcachas y zorros; águilas, halcones, lechuzas, pueblan las laderas circundantes. Hasta el majestuoso cóndor de los andes, forma parte de esta fauna, que en conjunto forman una cadena de supervivencia ideada por el Gran Creador; pero aquellas figuras pétreas podrían tal vez haber sido dejadas por seres alados de otras galaxias, que al maravillarse de nuestro planeta, plasmaron con sus propias manos, aquello que encontraron en su intergaláctica visita. --------------------- @Luis A. Ramírez S. Editor
Posted on: Sun, 18 Aug 2013 16:18:08 +0000

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