LOS CINCO TIPOS DE ANDAR EN EFESIOS “En cuanto a la pasada - TopicsExpress



          

LOS CINCO TIPOS DE ANDAR EN EFESIOS “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Ef 4:22-24). “Sed, pues, imitadores de Dios.”(Ef 5:1a) En Efesios 4:1-2, antes de hablar acerca de los cinco tipos de andar – en la gracia, en la verdad, en amor, en la luz y en el espíritu – Pablo escribe sobre algunos asuntos esenciales, como la humildad, la mansedumbre, la longanimidad y el soportarnos los unos a los otros en amor. Estos asuntos están relacionados a las facultades del alma; sólo quien se ha negado a sí mismo y ha rechazado la vida natural tiene humildad, mansedumbre y longanimidad. La palabra “longanimidad” está compuesta por dos palabras: “longo” y “ánimo”. Significa tener un largo ánimo, tener una paciencia que no se acaba. Para alguien que está al frente de un ministerio comisionado por el Señor, la mayor paciencia es esperar, incluso después de veinte años, para que un cooperador obstinado sea transformado. Esta es la característica de un siervo de Dios, un ministro de Dios, que aprendió a negar la vida del alma. El versículo 3 dice: “Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”. Todos hablan de la unidad, pero la unidad real sólo existe cuando nos negamos a nosotros mismos, tomamos la cruz y perdemos la vida del alma. Mientras haya alma natural, dañada por la caída de Adán, no habrá unanimidad. La palabra “ánimo” en latín es animus, y proviene de la misma raíz que la palabra “alma”, que es ánima; por tanto, ser unánime quiere decir ser de una sola alma. Cuando cada uno deja de lado su alma, con sus preferencias y puntos de vista, es decir, cuando un hermano niega la vida del alma, y otro niega la suya, y otro también niega la suya, y todos se vuelven al espíritu, al final, todos tienen una sola alma, un solo pensamiento, una sola dirección. No hay opiniones individualistas, preferencias o gustos naturales. Esta es la manera práctica de mantener la unidad: volvernos al espíritu y negarnos a nosotros mismos. Aunque no vemos las expresiones “andar en la gracia” y “andar en la verdad” en el libro de Efesios, el primer versículo del capítulo 4 dice: “Que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados” (v. 1). La palabra clave aquí es “andar”. La segunda está en el versículo 7: “Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo”. Juntando los dos versículos, tenemos el andar en la gracia. Siguiendo este principio, en el versículo 17 leemos: “Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente”. No andar más en la vanidad, podemos decir, es el aspecto negativo. La vanidad aquí significa vacío. Una persona vanidosa no es simplemente quien está siempre frente al espejo; de hecho, por dentro, ella está vacía y sin ningún contenido; sólo se preocupa por la apariencia exterior. Este es el significado de la palabra “vanidad”. Ella se embellece por fuera para impresionar a las personas pero, por dentro, no tiene la realidad; tiene una apariencia falsa. La vanidad quiere decir vacío, falso; y lo contrario a falso es verdadero. La palabra opuesta a la “vanidad” es la “verdad”, a “realidad”. Por tanto, en el versículo 21, leemos: “si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús”. Aquí encontramos la otra mitad, el aspecto positivo. No andar más en la vanidad como los otros gentiles es andar en la verdad que está en Jesús, en la realidad. Este es el andar en la verdad. En 5:2 encontramos el “andar en amor”: “Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”. Andar en amor no es una doctrina, sino que es expresado y experimentado por medio del cuidado para con los hermanos y el interés por las personas. Por eso predicamos el evangelio a los que no conocen al Señor y apacentamos a los que ya Lo recibieron. Esto es andar en amor. En 5:8 Pablo habla sobre “andar en la luz”: “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz”. Y, finalmente, en cuanto a “andar en el espíritu”, él dice en los versículos del 15 al 17: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor”; y concluye en el versículo 18: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”. Si queremos ser sabios, necesitamos llenarnos del Espíritu. ¡Aleluya! “De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.”(Ro 12:6-8) Aunque la gracia es Dios en Cristo como nuestro disfrute, andar en la gracia no es simplemente disfrutar al Señor. En Efesios 4:7 leemos: “Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo”, que está relacionado con Primera de Corintios 12:4-6: “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo”. Uniendo estas porciones, vemos que, mientras más usamos los dones, más gracia recibimos. Un miembro del cuerpo humano que se ejercita poco no se desarrolla y recibe poca sangre, pero, cuando se ejercita, la circulación aumenta. El desarrollo de cada miembro depende de la cantidad de sangre que pasa por su musculatura. Igualmente nosotros, mientras más usamos los dones espirituales, más gracia recibimos. Por tanto, andar en la gracia no es sencillamente decir: “¡Oh! ¡Gracias al Señor!” Sino que es ejercitar los dones y recibir la gracia, de modo que lleguen a ser ministerios. En un vivir de la iglesia en el que sólo vamos a las reuniones, sin ejercitar nuestros dones, aunque seamos miembros del Cuerpo de Cristo, continuamos siendo débiles, no nos desarrollamos, somos “lisiados”, porque no recibimos tanta gracia. El Señor quiere cambiar esta situación. En nuestra práctica hoy, andar en la gracia no es sólo quedarnos en nuestra casa orando y leyendo la Palabra. Pese a que es crucial orar y tener comunión con el Señor, andar en la gracia también significa servir al Señor, predicar el evangelio, apacentar a los hermanos. Una herramienta que tenemos para hacer esto es el BooKafé, un lugar donde los santos tienen la oportunidad de ejercitar su don, y no sólo aquellos que sirven allí, sino todos. Asimismo, los domingos podemos cambiar el horario de la reunión de la mesa del Señor para la tarde o la noche, y en la mañana, por aproximadamente dos horas, salir a contactar a las personas. Tal vez muchos rechacen la Palabra, pero aun así habrá los hijos de paz que la aceptarán. De acuerdo con nuestros argumentos, siempre habrá excusas, como: los domingos por la mañana no es muy bueno, porque las personas duermen hasta más tarde; los domingos por la tarde tampoco es bueno, porque todos quieren ver futbol o pasear. Si lo cambiamos para el sábado, algunos pueden decir que en la mañana muchos trabajan y en la tarde van al supermercado, puesto que no tienen tiempo durante la semana para hacer compras. Si proponemos ir durante la semana, también habrá otros que dirán que no es bueno porque todos están trabajando. Siempre habrá excusas. ¡Si nos guiamos por nuestra disposición natural, ningún día u horario será bueno para predicar el evangelio! Por eso, mejor simplemente elijamos un día y un horario. Lo importante no es cuando, sino predicar el evangelio. Esto es andar en la gracia, es ejercitar los dones. ¡Alabado sea el Señor! Andar en la verdad, por otra parte, no es meramente absorber las verdades bíblicas, leer muchos libros o conocer la Biblia de memoria, sino llevar la Palabra que hemos recibido a otros. La Palabra es la fe objetiva, es decir, la economía neotestamentaria de Dios. Cuando llevamos la Palabra, llevamos la fe a las personas. Por eso tenemos varias sucursales del BooKafé, que quiere decir Book (libro) más “la fe”. Los libros que están en el BooKafé tienen como objetivo llevar esa Palabra como fe a las personas.
Posted on: Thu, 01 Aug 2013 14:34:50 +0000

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