LOS ESPEJOS Sin saber por qué, Lorena tomó la costumbre de mirarse al espejo cada vez que entraba al cuarto de baño, pero curiosamente no lo hacÃa por vanidad. Era como una sensación, como si algo le dijese: "mira mira". Cada vez que entraba se miraba pero antes de que pasara medio minuto se echaba atrás y decidÃa hacer lo que habÃa ido a hacer (no hace falta que os exprese para qué se va a un cuarto de baño). La curiosidad era tan grande que finalmente lo hizo: miró, pero después de usar el baño, por si acaso... La primera vez que se quedó mirando en el espejo del baño una extraña jugarreta de sus pupilas le mostró algo que, si bien ella no podÃa asegurar que fuese real o producto de unos ojos sanos, le hizo salir corriendo del habitáculo. Se miraba fijamente cuando de pronto se vió en el espejo como si fuera un cuadro, pintado a pinceladas grandes, un autorretrato colorido pero sin vida. Salió de allà corriendo y le contó a su hermana Nieves lo que le habÃa ocurrido. Su hermana mayor le dijo que aquello no era extraño porque a ella también le habÃa ocurrido aquel verano una cosa extraña con el espejo del pasillo: pasó mirándose y se vió por detrás (no vió su rostro, sino su melena y su espalda). Pero aún asà decidió hacerlo ella también, aunque esta vez Lorena la miró desde el umbral, sin concentrarse frente al espejo. Y cuando Nieves volvió en sÃ, lo hizo con una sonrisa: "me he visto como si fuera una imagen antigua, y tenÃa una cadena alrededor de la frente". Animadas en lo que consideraban un juego, repitieron la operación juntas. Esta vez Lorena vió como una mancha negra iba tapándola entera desde la cintura hasta la cara, y una vez allà iba oscurenciendo su cabeza y su rostro dejando tan sólo uno de sus ojos a la vista. Se asustó y parpadeó. Su hermana se giró un poquito después. Lorena le contó su experiencia y luego Nieves hizo lo propio: "He desaparecido ante el espejo, me he hecho invisible otra vez. Al principio estábamos las dos allÃ, y luego yo he desaparecido y podÃa ver la pared y la puerta del baño detrás de mÃ. Hasta te he visto a ti, pero yo no estaba". Unos años más tarde Lorena les contarÃa a sus amigas, mientras comÃan juntas en un bar, aquellas experiencias. Entre ellas habÃa una chica, a la que llamaremos Nani (y que aparece en la historia "La familia de Nani" (expe17) que más tarde la mirarÃa con mucho respeto. Pero esa es otra historia. La cuestión es que, animadas, decidieron probar en el cuarto de baño de aquel bar solitario para ver si sucedÃa algo. Y sucedió, pero no en el cuarto de baño. Allà entraron Lorena y una chica llamada Marina, y ambas se concentraron mirándose al espejo. HacÃa mucho calor y decidieron salir de allà porque "no ocurrÃa nada". Salieron entre risas, se dirigieron a la mesa y se sentaron. Y entonces ocurrió. Cuando Lorena miró a Marina y Marina miró a Lorena, ambas se echaron las manos a la cara y gritaron. Y no fueron las únicas. Nani también habÃa producido un gritito de espanto. Luego las miró risueña y alucinada, y dijo: "lo he visto". Para no desvelar ante nadie qué habÃan visto todas ellas, cada una se lo dijo al oÃdo a otra amiga, y al final descubrieron que las tres habÃan visto lo mismo: Lorena vió la cara de Marina arañada, con surcos rosados que le cruzaban el rostro. Marina vio lo mismo en la cara de Lorena. Y Nani, que no sabÃa nada y que no habÃa entrado en el cuarto de baño, habÃa visto lo mismo en el rostro de Lorena.
Posted on: Thu, 20 Jun 2013 00:56:14 +0000
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