La Tolerancia. Qué entendemos por tolerancia, una definición - TopicsExpress



          

La Tolerancia. Qué entendemos por tolerancia, una definición breve sería que ésta es el respeto por los pensamientos y las acciones de terceros cuando resultan opuestas o distintos a los propios de nuestra moral. Para anexar la tolerancia y la moral basta decir que esta última es el concepto de bien y mal que nosotros mismos nos formamos a medida que formamos nuestra esencia. Dejado esto claro, hablemos de cómo la tolerancia está presente en el día a día de cada uno de nosotros y cómo repercuta en los demás. Pongamos un ejemplo simple: se encuentra usted en una fila para pagar unas cuentas, y de un segundo a otros una persona se interpone entre usted y la persona de al frente, ocupando su lugar. ¿Qué haría usted? ¿Tolera la actitud de esa persona? O manifiesta su malestar por la acción ocurrida? Supongamos que dejó pasar el acto de la persona y dejó ocupar su lugar, esta acción determinaría un tiempo más de espera para usted y para las demás personas detras suyo, cosa que molestaría esas personas. Al tomar esta opción se repercutan varias acciones, está persona colada optará por entender que lo que ha hecho no está mal y que podrá hacerlo en el futuro, y por su parte, despojó su libertad de oponer su moral ante la de esta persona por haber llegado violentamente y reclamar ante ello. Entonces habrá un libre albedrío en la tolerancia porque no hay límite de ésta, ya que al tener uno se dejaría de ser tolerante y sería todo lo contrario, intolerante. Ahora veamos el caso de optar por reclamar ante lo pasado con el sujeto que llegó a ocupar su lugar. Si llegamos a elegir esta acción, estableceríamos por una parte nuestro derecho por haber llegado antes, y por el otro, nuestro concepto de bien y de mal, llegando a un punto de subjetividad por el hecho de que ser tolerantes es juzgar una acción ante nuestra moral. ¿Entonces de qué hablamos? ¿De una subjetividad impuesta por nosotros ante los demás? En los casos extremos esto podría llegar a ocurrir, llegando, a la intolerancia máxima ante un hecho o un acto. Entonces, la tolerancia en sí, es un marco de referencia propio de cada persona respecto a lo bueno y malo que es una acción o un hecho. Según Javier Zúñiga, doctor en filosofía de la universidad de Ottawa, “La tolerancia es una virtud que posibilita distintas relaciones entre seres humanos en espíritu de democracia. A veces, perdiendo esa condición de virtud, se confunde con el dejar hacer, con el dejar pasar, con la indiferencia. La tolerancia no se ve con alta frecuencia pero opera como un marco de referencia que nos permite ver las relaciones que sostenemos los humanos, unos con otros. Se debe perseguir y poner en práctica.” Con esto establecemos que al tener una tolerancia heterónoma nos mantenemos en un orden y equilibrio dentro de un territorio establecido. El Dr. Manuel Calviño de la facultad de psicología en la universidad de La Habana Cuba, escribió en su trabajo La Tolerancia: entre trampas y demandas. Citando a Firmin Abauzit (filósofo francés): “Si remendáis la tolerancia a espíritus generosos, ellos mismo sentirán que deben elevarse por encima de ese escalón, el respeto nacerá en ellos y de su corazón brotará la simpatía; tales sentimientos son tantos más valiosos cuanto más espontáneos son. En cuanto a los espíritus ordinarios, si les predicáis la tolerancia pura y simple, con el apoyo de buenos razonamientos, si llegáis hasta demostrarles que está en el interés de ellos practicarla, habréis hecho una excelente labor.” En breves palabras podemos comprender esta cita, diciendo que al forjar la tolerancia a personas de buen espíritu, éstas la entenderán y forjarán un bien común ante la tolerancia, por el otro lado están las personas con un espíritu común donde al explicarle el bien de la tolerancia y su contribución al bienestar de la sociedad, ésta tomará conciencia de ello y cambiará su percepción de las cosas. Al decir esto quiero comunicar que teniendo un equilibrio en la tolerancia se puede llegar a un vivir estable donde la moral heterónoma nos brinda seguridad y una plena confianza, siempre y cuando todos tengamos conciencia de ello. Rodrigo Guendelman, en el blog de la tercera, escribió en su artículo La paradoja de la tolerancia: “No es raro que en esta época de mayor crispación, de neurosis colectiva y de poca paciencia, empiece a respirarse el tufo de la intolerancia. Algo así como ‘o piensas como yo o eres poca cosa’. Lo reconozco, yo también he caído en la trampa, claro que horas o días después me he sentido como un verdadero pelmazo. Y he tenido que volver a la frase que tanto admiro, que es una especie de Leit Motiv que considero extraordinariamente importante. Es ésta: Deberemos reclamar, en el nombre de la tolerancia, el derecho a no tolerar a los intolerantes.” Esa fantástica combinación de 74 letras es parte de un libro llamado “La sociedad abierta y sus enemigos. Lo escribió Karl Popper, filósofo nacido en Austria y uno de los grandes pensadores contemporáneos, en la década cuarenta. Conocida como “La paradoja de la Tolerancia”, se entiende mejor aún si sumamos otras frases del mismo autor: “La tolerancia limitada debe conducir a la desaparición de la tolerancia. Si extendemos la tolerancia limitada aun a aquellos que son intolerantes; si no nos hallamos preparados para defender una sociedad tolerante contra las tropelías de los intolerantes, el resultado será la destrucción de los tolerantes y, junto con ellos, de la tolerancia”. Para dejar más claro, al tener tolerancia a los intolerantes, ésta, terminaría de tener significado. Un ejemplo simple sería que en Alemania, está prohibido el Partido Nazi, por qué, por el hecho de ser intolerantes ante ciertos grupos étnicos y actitudes. Dicho esto puedo seguir con nuestro pensar de que al tener una libre tolerancia, ésta misma se suprimiría tendiendo un paradigma sin fin, por lo tanto, debe haber un límite en ésta (hablando moralmente ante la tolerancia), tomando el bien y mal universal y heterónomo, sólo así, se mantendrá el equilibrio social por un bien común que es el vivir en paz. Entonces, tomando todo lo dicho anterior, tenemos en nuestra cognición que al hablar de tolerancia, primero, ésta puede ser autónoma y heterónoma, y con esta última nos regimos para tener un control y equilibrio en nuestro vivir diario. Y segundo, que al poner límites ante esta virtud, dejamos y en claro que los intolerantes restringen la esencia de la tolerancia, volviéndola ambigua y sin sentido. Por eso hay que poner límites a esta, sin tomar la forma de fanatismo. Libertad al tolerante y justicia al intolerante. -Vicente Moya.
Posted on: Thu, 26 Sep 2013 01:00:53 +0000

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