La heroína del libro, Ester, atraviesa un cambio dramático: la - TopicsExpress



          

La heroína del libro, Ester, atraviesa un cambio dramático: la Ester del principio es pasiva y obediente, una marioneta cuyos hilos son manejados por varones que ejercen diversos cargos. El mensaje que recibe de su entorno es "sé bella y cállate", y lo internaliza muy bien. En la segunda parte del libro descubrimos una Ester completamente diferente: activa, emprendedora, manipuladora, que alcanza un lugar de liderazgo, no sólo ante Asuero sino para todo su pueblo. ¿Cómo se produjo este cambio? ¿Cómo se convirtió Ester de una joven sumisa y obediente en una mujer asertiva que pone de manifiesto su ingenio cuando todos fracasan? La primera vez que tomamos conocimiento con Ester es a través de su tío Mardoqueo: "Había en la ciudadela de Susa un judío llamado Mardoqueo, hijo de Yair, hijo de Semeí, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín… Tenía en su casa a Hadasa, es decir, Ester, hija de un tío suyo, pues era huérfana de padre y de madre. La joven era hermosa y de buen parecer, y al morir su padre y su madre, Mardoqueo la adoptó por hija" (Ester 2:5-7). Ester es descripta como "hermosa y de buen parecer" (2:7), sin ninguna mención de otras cualidades. Cuando murieron sus padres fue llevada por Mardoqueo, pero no sabemos cuál era su voluntad. En los versículos siguientes, cuando se describe que Ester fue llevada al palacio real, tampoco se dice cómo se sentía: no sabemos si estaba contenta, si tenía miedo, si había pensado en rehusarse. Era totalmente pasiva: "también Ester fue llevada al palacio real", "Ester fue presentada al rey Asuero" (2:8) [los subrayados son míos, G.Z.]. En todo el capítulo no se oye su voz ni una sola vez; es llevada como un objeto al palacio (o más precisamente, al harén), en donde pasa una serie de tratamientos cosméticos. La joven agradó a Hegué, el encargado de vigilar a las mujeres, y a todos los que la veían, no sólo por su belleza sino también por su obediencia. En el capítulo 2:10 podemos leer algo más sobre su obediencia a Mardoqueo: "Ester no dio a conocer ni su pueblo ni su origen, pues Mardoqueo le había mandado que no lo dijera". Y en 2:20 leemos: "No reveló ni su origen ni su pueblo, tal como se lo había ordenado Mardoqueo, pues Ester seguía cumpliendo las órdenes de Mardoqueo como cuando vivía bajo su tutela". Pero no obedecía sólo a su tío, sino también al guardián Hegué: "Cuando le llegó el turno de presentarse al rey, no pidió sino lo que le indicó Hegué, el eunuco del rey encargado de las mujeres" (2:15). Ester no controlaba la situación; era un objeto que pasaba de un lugar a otro, sin voluntad propia: "Cuando a Ester… le llegó el turno de presentarse al rey, no pidió sino lo que le indicó Hegué, el eunuco del rey encargado de las mujeres" (2:15). Mardoqueo la observaba de lejos "para enterarse de lo que le sucedía" (2:11). Es decir, los demás hacían con ella lo que les parecía bien, pero ella no hacía nada por sí misma. Cuando finalmente la oímos hablar, vemos que lo hace en nombre de Mardoqueo, tal como dice: "y Ester se lo djo al rey, en nombre de Mardoqueo" (2:22). En el capítulo 3, en el que se describe la desgracia que se abate sobre los judíos de Susa, no hay ninguna mención de Ester. Aparentemente, está oculta en un palacio alejado de "la ciudadela de Susa", en donde "reinaba la consternación" (3:15). Tampoco se habla de Ester en el comienzo del capítulo 4, y no se la incluye entre los judíos dolientes (4:1-3). Ella permanece en el palacio, completamente desconectada del pueblo. Los judíos de Susa proclaman un ayuno, lágrimas y lamentos, visten un sayal y se conduelen, pero Ester aún no sabe nada. Cuando por fin se ve que, por primera vez, toma una iniciativa, es algo ridículo en comparación con la gravedad de la desgracia inminente: …"Vinieron a comunicárselo. La reina se llenó de angustia y mandó enviar a Mardoqueo vestidos para que se vistiese y se quitase el sayal". ¿Sigue pensando que la apariencia es lo más importante? ¿En lugar de preguntar a Mardoqueo por qué está de duelo? ¿O qué desgracia había sucedido? En lugar de eso, le envía otras ropas para vestir. Él se niega, informa a Ester sobre la desgracia que se avecina y le pide que actúe. Pero ella, que durante toda su vida se había acostumbrado a obedecer, rehúsa. No se atreve a presentarse al rey sin que éste se lo ordene. Mardoqueo pide a la mujer obediente, bella y sumisa que viole las convenciones a las que estaba habituada: "No te imagines que por estar en la casa del rey te vas a librar tú sola entre todos los judíos; porque si te empeñas en callar en esta ocasión, por otra parte vendrá el socorro de la liberación de los judíos, mientras que tú y la casa de tu padre pereceréis. ¡Quién sabe si precisamente para una ocasión semejante has llegado a ser reina!" (4:13-14). Estas palabras generan el cambio dramático en el comportamiento de Ester; sacan a la luz a esa líder valiente que permanecía oculta en la personalidad de la mujer sumisa y obediente. De aquí en más, se pone de manifiesto la "segunda Ester", activa y promotora; en otras palabras, líder. A partir de este momento. Después de las palabras de Mardoqueo leemos: "Ester mandó que respondieran a Mardoqueo: Vete a reunir a todos los judíos que hay en Susa y ayunad por mí. No comáis ni bebáis durante tres días y tres noches. También yo y mis siervas ayunaremos. Y así, a pesar de la ley, me presentaré ante el rey, y si tengo que morir, moriré" (4:15-17). A partir de ese momento, Ester es la que imparte órdenes a Mardoqueo, y no a la inversa. Ella le ordena reunir a todos los judíos de Susa y les pide "ayunad por mí" (2:16) o, en otras palabras, ella es la que dice al pueblo: "Necesito vuestro apoyo, sola no puedo hacer nada, pero si me ayudan tal vez encuentre la fuerza para presentarme ante el rey sin que me llame". El cambio producido en la personalidad de Ester es, pues, doble: En primer término, Ester, que era una mujer acostumbrada a recibir instrucciones, se convierte en otra que imparte órdenes a los demás y les indica cómo actuar. Ciertamente, el texto dice: "Se alejó Mardoqueo y cumplió cuanto Ester le había mandado" (4:17). En segundo lugar, de haber sido una joven hermosa ocupada sólo consigo misma, la afortunada que había logrado apartarse de los problemas de su pueblo para ser conducida al refugio de un palacio seguro, pasa a ser la líder indiscutida de todo el pueblo que la respalda, a estar involucrada con el destino de su nación: "También yo y mis siervas ayunaremos". No sólo eso, sino que también se arriesga por él: "Y si tengo que morir, moriré" (ibíd.). En el midrash, en Maséjet Meguilá, Rabí Hanina había percibido el cambio en la personalidad de Ester: "Al tercer día se vistió de reina". ¿Por qué no dice "ropas de reina"? [tendría que decir que Ester vistió ropas de reina", G.Z.]. Rabí Elazar responde a Rabí Hanina: "Esto indica que el Espíritu de Santidad la revestía" (Maséjet Meguilá, 15 a). El cambio producido en Ester es enorme: su fuerza y su ingenio se inspiran en el Espíritu de Santidad, apodado "reina". A partir del capítulo 5, Ester sigue moviendo los hilos de manera oculta y manifiesta: designa a Mardoqueo, organiza festejos, promueve la anulación del decreto de Hamán, recibe informes directos de los asistentes de Asuero, y finalmente institucionaliza lo sucedido en la memoria colectiva del pueblo judío: "La reina Ester, hija de Abijail, y el judío Mardoqueo escribieron con toda su autoridad, para dar fuerza de ley a esta segunda carta de Purim"… (9:29). Y a continuación: "La orden de Ester fijó la institución de estos Purim, siendo consignada en el libro" (9:32). La historia de Ester puede servir a las lectoras y lectores de principios del siglo XXI como ejemplo aleccionador de la capacidad humana de cambio cuando las circunstancias históricas imponen desafíos impensados. En palabras del Rabino Yosef Dov Soloveichik, la historia de Ester es la historia de quien convierte su existencia predeterminada en una existencia determinante, "plena de voluntad, imaginación e iniciativa". La historia de Ester es también la historia del fortalecimiento femenino. Alienta a las mujeres a creer en su fuerza, aunque la cultura circundante no la reconozca aún. En cada una de nosotras se encuentra una "segunda Ester" potencial, oculta en la intimidad de la mujer hermosa y sumisa.
Posted on: Sun, 21 Jul 2013 18:33:40 +0000

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