La izquierda del presidente Fernando Urbano Castillo Domingo, - TopicsExpress



          

La izquierda del presidente Fernando Urbano Castillo Domingo, Octubre 27, 2013 - 18:53 Estoy seguro que Adolfo López Mateos, nunca se dio cuenta de la gran verdad que encerraban sus palabras cuando dijo que: “La Revolución Mexicana fue la revolución perfecta, pues al rico lo hizo pobre, al pobre lo hizo pendejo, al pendejo lo hizo político y al político lo hizo rico”. Lo más sorprendente es que a poco más de un siglo de iniciado el movimiento revolucionario, continúen vigentes esos efectos, pues los políticos se siguen haciendo ricos, al tiempo que a los ricos los hacen pobres y a los pobres mejor no le platico. A partir de lo visto en las sesiones del Senado de la República de la semana anterior, ha quedado claro que la miscelánea fiscal que se aprobó por los diputados, transitará por un camino alfombrado en la cámara alta. Lo que, para algunos, fue la última esperanza de que alguien fuera sensato y advirtiera los riesgos de aprobar las medidas fiscales que adoptaron, se extinguió. Y en este mundo, donde ya no existen los hechos, solo las interpretaciones las cosas quedaron claras: Primero, que hay un viejo PRI y un nuevo PRD y que en esta nueva política, no se buscan acuerdos; se hacen negocios. La reforma hacendaria es un fiasco, lleva cuentas alegres hechas al filo de la madrugada. Lejos de lo afirmado por el presidente Peña Nieto, ni elimina privilegios, ni será motor de crecimiento. Una verdadera reforma fiscal, lo comenté hace tiempo en este espacio, debe de crear un Estado fuerte y eficiente, que propicie el desarrollo de una economía competitiva, capaz de generar crecimiento sostenible, con unos servicios públicos de calidad que garanticen la igualdad de oportunidades y combatan cualquier forma de injusticia y exclusión social. La miscelánea lograda con los votos del PRI, PV y PRD, solo pone grilletes a una economía que apenas si se mueve. Está demostrado que en ninguna parte del mundo se sale de la recesión aumentando impuestos para incrementar el gasto corriente. Se afecta a la clase productiva, la que genera empleos y genera riqueza, y se afecta sobre todo a la clase media. El problema no es si los ricos van a pagar más y los muy ricos todavía más, el problema son las repercusiones que eso tendrá en el encarecimiento de la vida del ciudadano y el cierre de puestos de trabajo. Maquiavelo dijo: “todos los estados bien gobernados y todos los príncipes inteligentes han tenido el cuidado de no reducir a la nobleza a la desesperación ni al pueblo al descontento”. Aquí, todo eso sucede. Si bien necesitamos un seguro de desempleo, lo primero es que no se sigan perdiendo puestos de trabajo. El impacto del aumento del ISR al sector de la maquila, del 17.5% al 30%, sumado a la implementación del IVA a las importaciones temporales será brutal. Detendrá inversiones y sin duda, hará cerrar empresas que seguramente se trasladaran a otros países donde, incluso tienen tasa cero. Eso es parte de lo que no ve el presidente. A casi un año de gobierno y cuando se impulsa una reforma exclusivamente recaudatoria, no existe preocupación por apresurar el funcionamiento de los nuevos órganos anticorrupción, que vigilen y por lo menos nos ilusionen con que el dineral que nos están quitando, no llegará al bolsillo de políticos corruptos ni amparará la celebración de oscuros negocios. Theodore Roosevelt afirmó que: “La primera tarea del arte de gobernar es destruir ese gobierno invisible, contaminar esa alianza terrible entre los negocios corruptos y los políticos corruptos”. Más lamentable que el hecho de nombrar en la SEDESOL a la ex amante de Carlos Ahumada, es que al descubrir un manejo faccioso de la secretaría, el presidente diga: “No te preocupes, Rosario”. Esa corrupción, sostiene negocios ilegales en el sector energético, en el sector financiero y es la causa de un gran número de muertos en los desastres naturales. El PRD, se está mostrando más priista que los priistas, y en el Senado de la República, votaron, incluso, en contra de que las reservas que hicieron el PAN, PT y Movimiento Ciudadano, de diversos artículos de la Ley Aduanera y el Código Fiscal, fueran siquiera discutidos. La izquierda del país es ahora la siniestra del presidente. El PRD adoptó una actitud mezquina, su venta fue completa, diputados y senadores. Protegiendo la informalidad y por unos cuantos millones, se unió a un PRI qué, en unos cuantos meses, dejó claro que no olvidó nada y que no aprendió nada. Todos los nacidos desde 1970, sólo hemos vivido en crisis y después de tantas, la incipiente clase media que se reconformó a partir del año 2000 es demasiado vulnerable para hacerla objeto de la codicia gubernamental. Peña Nieto y su aliado amarillo están fortaleciendo sin querer, al que es su enemigo declarado, Andrés Manuel López Obrador y a si Movimiento de Regeneración Nacional, el cual tampoco será una solución a los problemas del país, pero que adquiere popularidad al buscar convertirse en lo que Urrich Beck llama “El poder de los impotentes”. Priismo y perredismo, son el tipo de políticos, descritos por el Papa Francisco, que: “A la gente la empobrecen para que luego voten por quienes los hundieron en la pobreza”. Saldrán los pseudoizquierdistas a decir que los impuestos no tocan a los pobres, sin embargo, la realidad es una pérdida de empleos, freno de inversiones y aumento de precios, eso no nos lo cuentan, ya lo vimos y ya lo vivimos. Los perredistas han aprendido a lavarse las manos con agua sucia. No los engañaron, se dejaron engañar y no han comprendido que, como decía Milton Friedman, “Uno de los más grandes errores es jugar a las políticas y programas por sus intenciones, en lugar de por sus resultados”. Ni uno ni dos pesos más al refresco, acabarán con la obesidad, igual que el impuesto al tabaco no acabó con los fumadores. No podemos cobrar más impuestos al trabajo para subsidiar el no trabajar. Mientras no se amplíe la base gravable, los impuestos al contribuyente cautivo solo frenan el crecimiento y acrecentan la brecha de la desigualdad, hay más desempleo y menos crecimiento. El gobierno se equivoca, los impuestos a la riqueza, aumentan la pobreza. Prometió el presidente una verdadera Reforma Hacendaria, al final demostró que, como lo dijo Leonardo Rodríguez Alcaine, “El chiste no es orinar; el chiste es hacer espuma”. La izquierda que hoy se vendió, la que presumía una inquebrantable fe juarista, hoy debería recordar las palabras del Benemérito: “Los hombres son nada, los principios lo son todo”.
Posted on: Tue, 29 Oct 2013 05:37:20 +0000

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