La mayoría de cristianos, consciente o inconscientemente, hacen una separación entre las actividades; dividen todo en “espiritual” y en “secular”. Debemos tener muy presente que todo, absolutamente todo lo que hacemos puede agradar o desagradar a DIOS. Tú puedes adorar a DIOS en la iglesia, con alabanzas, oración, etc. Pero también lo puedes agradar siendo educado en la calle, cumpliendo con tus obligaciones, haciendo tu trabajo con excelencia: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para LA GLORIA DE DIOS” (1 Corintios 10:31 Reina-Valera 1960). Debemos vivir para agradarle a Él, buscando hacer aquello que Él nos demanda, por nuestro propio bien. Agradando a DIOS es que recibimos el mayor bienestar y las más hermosas bendiciones:" Porque al hombre que le agrada, DIOS le da sabiduría, ciencia y gozo; mas al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a DIOS…”(Eclesiastés 2:26 Reina-Valera 1960). Antes de conocer al SEÑOR, vivíamos para agradarnos a nosotros mismos en diferentes formas y maneras, haciendo las cosas que nos producían cierta satisfacción y todo lo que, conforme a nuestro propio criterio, creíamos que debíamos de hacer. A veces nos preguntábamos:” ¿Por qué hacer las cosas bien si ni las agradecen?” o decíamos “¡Es que con mi trabajo estoy volviendo rico al dueño!” o frases por el estilo, sin darnos cuenta que no es por el jefe, por el vecino o por quedar bien, ni por sí mismos que se deben hacer las cosas; se hacen bien, con pasión y con excelencia, porque son para DIOS para agradarlo a ÉL. Quizá nadie se fije en lo que haces, a lo mejor no recibirás una felicitación o una palmada por tu trabajo, pero son esas acciones en secreto las que te llevaran a obtener del SEÑOR grandes bendiciones. Es decir, que yo debo realizar toda actividad, aún las seculares, como para DIOS: Mi trabajo, mis estudios, mi diversión, mis pláticas, etc. Esto implica que deben ser con excelencia, porque son para el mismo CREADOR de los cielos y la tierra. Cuando tú haces algo para EL SEÑOR, eso jamás queda olvidado, ÉL lo toma en cuenta y a su tiempo cosecharas lo que sembraste: “Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a DIOS. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para EL SEÑOR y no para los hombres; sabiendo que del SEÑOR recibiréis la recompensa de la herencia, porque a CRISTO EL SEÑOR servís” (Colosenses 3:22-24 Reina-Valera 1960).
Posted on: Sat, 22 Jun 2013 02:02:40 +0000
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