La mística que nos falta LEONARDO GUZMÁN En sucesivos empujes, - TopicsExpress



          

La mística que nos falta LEONARDO GUZMÁN En sucesivos empujes, nuestra Constitución generó un proyecto de hombre protegido, libre y creador. Al servicio de la persona, el Estado de Derecho propone un equilibrio dinámico entre el individualismo –garantías, libertad de iniciativa- y el socialismo –patrimonio industrial y comercial del Estado, protección al trabajador y amparo a la criatura humana en toda manifestación de su innata fragilidad. Dolorosamente, el proyecto de hombre no se cumple, la supremacía del Derecho no se da y el equilibrio es torpedeado por luchas clasistas que se empeñan en ocultar que el ideal de respeto está por encima de dogmas y fanatismos. No se cumple el ideal socialista: una prueba en cien surge de cómo duermen los bichicomes –hoy “personas en situación de calle”- cruzando su miseria con pasta base. No se cumple el ideal humanista de libertad de pensamiento: se amputan temas del espíritu, se enseñan técnicas, se flechan las doctrinas pero hay grandes sectores donde NO se enseña a pensar. A demasiados se les hace creer que la libertad consiste en “hacer lo que a cada uno se le cante” o en proclamar en pantalla gigante las intimidades de la cintura para abajo, mientras en la rodada, se pierde el pudor y se pervierte la libertad de pensar al reemplazarla por la costumbre NO pensar. Tampoco se cumple el ideal liberal de creatividad. ¡Ser “funcional al sistema” se ha convertido en mérito! Se ignora que una persona vale más por lo que crea y aporta que por lo que obedece cabeza gacha; y que un rebaño que bala valdrá siempre menos que un pueblo que piensa. Se ha olvidado que los grandes progresos de la humanidad y de las familias se deben siempre a talentos con pensamiento libre, crítico, innovadores. Esa misión -intuitiva más que racional- hasta en sus exageraciones siembra valores y esparce semillas de verdad. En 1964 el informe de la CIDE, primera radiografía socioeconómica de nuestro país, diagnosticó rotundo: al Uruguay le faltaba mística. No aludía a la “experiencia de lo divino” que define la Real Academia. Apuntaba a nuestra falta de proyecto, entusiasmo, entrega, ganas y garra, todo lo cual se resumía en “mística” para la crónica futbolera. Si medio siglo atrás ya era así, ¿qué podremos decir ahora? La guerra interna nos dividió. La dictadura acostumbró a muchos a pensar poco y poner cara de nada, para no comprometerse. El materialismo consumista, el relativismo y las visiones deterministas que invadieron las ciencias de la cultura acuñaron un nuevo refranero. En vez del cristiano “Levántate y anda” de Jesús en San Mateo y en lugar del laico “Persevera y vencerás” de las maestras varelianas, acuñamos “Es lo que hay, valor”. Pero usar la resignación como variable de ajuste se paga carísimo. Sólo una educación sin mística puede llevarnos a que, sobre 65 países, estemos en el puesto 47 en formación de estudiantes “todoterreno”, con capacidad para lucir a la vez en matemáticas, ciencias y lectura. ¡Y esa capacidad, el Uruguay la precisa a gritos, no tanto por la tabla de posiciones PISA como por la vida, que exige una comprensión intersticial, fronteriza, mutante, porque es proteica y palpita desde matrices lógicas subtendidas en la música, el átomo, el léxico, el Derecho y todo lo que abarque el pensamiento! ¡Si nos hará falta abrir las ventanas para recibir aire fresco y empujar el pensamiento más allá de los horizontes conocidos, en vez de seguir entre amurallados e irreductibles!
Posted on: Sat, 07 Sep 2013 08:55:09 +0000

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