La ofensiva contra la despenalización del aborto Publicado el 18 - TopicsExpress



          

La ofensiva contra la despenalización del aborto Publicado el 18 may, 2013 en Destacados, Estado, desarrollo y sociedad, Género Constanza Moreira* Publicado en Brecha el viernes 17 de mayo del 2013 En su sesión del pasado 11 de mayo el Plenario del Frente Amplio aprobó la firme defensa de la ley 18.987, que permite la interrupción voluntaria del embarazo, y que fue aprobada en el Parlamento en octubre de 2012. Algunos saben que esta ley está tratando de ser eliminada por los grupos pro vida y algunos políticos (con el diputado Pablo Abdala a la cabeza), que desde siempre se opusieron al aborto legal. Otros no tienen información y no saben qué sucede el próximo 23 de junio. En tanto otros creen que el Frente Amplio (fa) aprobó la “libertad de acción” para dicha instancia electoral, tal como tituló el diario El País el 12-V-13. Sin embargo esto no es así; lo que el fa decidió fue reafirmar su compromiso de defender la ley y realizar una campaña en ese sentido. Dado que la convocatoria de junio es para habilitar la derogación de esta ley, el fa llama a no participar en esa instancia, “respetando la decisión personal que cada compañero tome frente a dicha convocatoria”. Actitudes como la de algún diputado frenteamplista de “llamar a votar” contradicen enteramente ese espíritu, pero como el fa es amplio, tolerará una vez más este tipo de actitudes en pro “de la unidad”. Algunos argumentos engañosos hacen parte de esta campaña. Uno de ellos es que los frenteamplistas tenemos que dejar “que la gente decida” (por el cuerpo de los otros). El otro es que las actitudes frente a la ley que despenaliza el aborto son “cuestiones de conciencia” y no cuestiones políticas y por eso el fa no puede imponer disciplina en este tema. Finalmente, está el argumento del “embrión, sujeto de derechos”, el único argumento sustancioso que esgrimen los grupos pro vida, algunos médicos objetores de conciencia, religiones varias y algunos dirigentes políticos. El embrión, sujeto de derechos. Las discusiones sobre el “derecho a la vida” tienen algo de debate escolástico, conteniendo elementos de conservadurismo doctrinal y religioso que poco le caben a la sobria moral laica uruguaya. Estos argumentos, en general, están enmarcados en debates conducidos por instituciones de carácter religioso (como la Universidad de Montevideo, cuyo “garante moral” es el Opus Dei1), aunque también hay grupos dentro de la Iglesia Católica, por ejemplo, que defienden el derecho de la mujer a decidir (grupos que han sido a menudo silenciados). Esos argumentos que defienden la vida desde la concepción pueden ser llamados “concepcionistas”, término empleado por Aníbal Corti en Brecha (10-V-13). Los argumentos que defienden la vida desde la concepción no son verdades científicas, sino concepciones filosóficas, religiosas o morales. Si la vida es un continuum o no desde la gestación (supongamos que lo es), poco aporta a la discusión normativa sobre si las mujeres tienen derecho o no a interrumpir un embarazo. Afirmar que la vida es sujeto de derecho es una falacia. Son las personas quienes son sujetos de derecho. Y persona es aquella “cuyas palabras o acciones son consideradas o como suyas propias, o como representando las palabras o acciones de otros” (Thomas Hobbes, Leviatán, capítulo XVI). La característica de la persona es que puede “actuar”. Un embrión no es una persona, es –cuando mucho– un proyecto de persona: hasta que no lo sea, es un conjunto de células. En tal sentido, los embriones no son ni pueden ser “sujetos” de derecho (aun cuando la ley los pueda proteger, que es otra cosa). E incluso si hiciéramos lugar a la idea de que un embrión tiene derechos, ¿podrá un conjunto de células que no es más que un proyecto de ser humano tener más derechos que una mujer concreta y existente? Responder que sí a esta pregunta es considerar a la mujer menos que un embrión. La falacia de la democracia directa. Muchos se cuestionan: “¿cómo oponernos a que este tema lo decida el pueblo cuando nosotros siempre defendimos los mecanismos de democracia directa?”. Yo les pregunto: ¿acaso han acompañado con su firma el plebiscito por la baja de la edad de imputabilidad? Aquellos que no lo hayan hecho, ¿pensaron que estaban privando al pueblo de participar en una “consulta popular”? No, el fa salió en bloque a combatir esa campaña y en ningún momento hizo cuestión sobre si se estaba yendo contra una consulta popular. ¿Por qué hacerlo ahora? ¿Nuestras mujeres valen menos que nuestros jóvenes? El 23 de junio no habrá papeletas del No: sólo habrán papeletas del Sí. De tal forma, quienes quieran defender la ley que despenaliza el aborto no deben concurrir a votar, ya que ir a votar es estar de acuerdo con derogarla. Esta idea debe quedar clara. Costó casi 30 años aprobar esta ley, siete proyectos fracasados y un veto presidencial. Ahora que finalmente es realidad se creó un derecho, y un sistema de garantías sanitarias. Lo que está en juego el 23 de junio es si la sociedad se hace cómplice o no de cercenar ese derecho que ya centenares de mujeres están usufructuando: el derecho a practicarse un aborto en condiciones seguras. El aborto se practicó, se practica y se seguirá practicando, con o sin ley, y el resultado de derogarla es regresar a las mujeres a la indefensión de la clandestinidad. Es volver a inferiorizarlas penalmente, sanitariamente y culturalmente. El fa ha decidido defender la ley porque ésta ha sido conquista suya. ¿Con qué argumento vamos a boicotear nuestras propias conquistas? ¿En nombre de la “libertad de conciencia”? La falacia de la “objeción de conciencia”. ¿Por qué debería haber “libertad de acción” con el aborto cuando no la hay con la reforma tributaria, los impuestos al agro o las reformas del Código Penal? ¿Por qué la conciencia nos afecta más por la cuestión del aborto que sobre las tropas en Haití? El Partido Demócrata Cristiano (pdc) ha invocado la “libertad de acción” pactada en el acuerdo fundacional del fa firmado en 1971. Y mientras el pdc se fue, vino, volvió, ese pacto parece seguir estando vivo. Si se apela a un pacto, entonces la tan mentada “libertad de acción” poco tiene que ver con la conciencia: el pacto es la más política de todas las instituciones, y la “objeción de conciencia” nada tiene que ver con eso. La objeción de conciencia es un acto íntimo, individual e intransferible. Esta es la razón por la cual la objeción de conciencia no puede practicarse con el cuerpo del otro. Que un hombre haga objeción de conciencia con el cuerpo de una mujer significa considerar que ese cuerpo no le pertenece a ella sino a los “otros”. Esta antigua concepción patriarcal, base de toda subordinación y principio de toda violencia, aún vive en nuestros días disfrazada de otras cosas. Obligar a una mujer a llevar a término un embarazo que no desea es tanta violencia contra su cuerpo como el propio maltrato y humillación física. Es tan violento como hacerla abortar contra su voluntad. Ni el Estado ni los hombres pueden “tutelar” el cuerpo de la mujer. Este pensamiento refleja el que antaño se tenía sobre los esclavos, que en la vieja teoría aristotélica eran “puro cuerpo”, porque estaban desprovistos de razón. Su razón era la del amo. En el fondo, los argumentos que invocan derechos “superiores” sobre el cuerpo de la mujer (como los del embrión) no tratan a ésta mejor que a un esclavo. Las razones para defender la ley que despenaliza el aborto son las mismas que las razones para defender a las mujeres de cualquier violencia. Podríamos resumirlas, al menos por hoy: nunca más aborto clandestino. No más mujeres en riesgo. No más mujeres muertas. * Politóloga y senadora del fa. 1. Consultar el sitio web de esta institución um.edu.uy/universidad/admision/faq/
Posted on: Thu, 13 Jun 2013 22:30:42 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015