"La palabra necesariamente se enciende como un sol de rayos - TopicsExpress



          

"La palabra necesariamente se enciende como un sol de rayos esplendoroso de justicia, en estos tiempos de ceguera universal, para iluminar a los gobernantes de este mundo interesando de ellos que dejen de ser ciegos, sordos y mudos. Esa misma luz, que también ilumine el camino estrecho, angosto y difícil de encontrar y que lleva a todos a la presencia del único dios". MARTES DE LA XXIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARO, Feria o SAN ROBERTO BELARMINO, obispo y doctor, Memoria libre 17 de Septiembre del 2013 . 4º semana del Salterio. (Ciclo C) TIEMPO ORDINARIO. AÑO DE LA FE.. Las llagas de San Francisco. Santos: Roberto Belarmino, obispo y doctor; Flocelo, niño, Ariana (Ariadna), Agatoclia, Narciso, Crescente, Sócrates, Esteban, Valeriano, Macrobio, Sátiro, Gordiano, Elías, Zótico, Luciano, Flocelo, mártires; Lamberto, obispo; Teodora, Hildegarda, vírgenes. SS. Roberto Belarmino ob dc, Lamberto ob, Columba vg mr, Pedro de Arbués pb mr. Santoral Latinoamericano. SS. Roberto Belarmino, Narciso. LITURGIA DE LA PALABRA. 1Tim 3,1-13: “Que el obispo sea irreprochable, que los diáconos guaren el misterio de la fe con la conciencia pura” Sal 100: Andaré con rectitud de corazón. Lc 7,11-17 ¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!” Roberto Belarmino, cardenal y doctor de la Iglesia (1542 1621) Montepulciano de Tosacana lo vio nacer el 4 de octubre de 1542. Murió en la Ciudad Eterna el 17 de septiembre del 1621. Vivió 79 años dedicados al servicio incondicional al papado y a la Iglesia. Intelectual, teólogo, pastor, polemista, escritor, predicador, autor devoto y, probablemente, uno de los hombres más cultos de la Iglesia en su tiempo que siempre actuó con una independencia de criterio admirable. El papa Clemente VIII dijo de él al nombrarle cardenal: «En la Iglesia de Dios no hay quien le iguale en saber». Sus padres fueron Vicente Belarmino y Cintia Cervini, hermana del papa Marcelo II, que solo lo fue 27 días. Desde niño estuvo condicionado por su débil salud física, pero tenía un espíritu bien dotado. Estudió en los jesuitas de Montepulciano. Entre la familiaridad con los clásicos le nació la vocación, entrando en el 1560 en el noviciado de Roma. Estudió en el Colegio Romano del que llegaría a ser Rector más tarde. Tenía lugar la tercera convocatoria del Concilio de Trento. Fue profesor en Florencia donde había de intervenir con moderación y tacto en el primer proceso de Galileo. Hizo filosofía en Padua, Roma y Lovaina, donde estaba enseñando Bayo, reiteradamente censurado por sus tesis sobre la justificación y la gracia. Se ordenó sacerdote en 1570. Profesor de teología en Lovaina, en el Colegio de los Jesuitas fundado como reacción a las enseñanzas heterodoxas de la universidad. Su docencia, basada en la Sagrada Escritura, los Santos Padres, los Concilios y la Historia Eclesiástica, demostró gran altura académica y brillantez a pesar de los continuos problemas que le daba su salud delicada. Por once años se dedicó a cuidar del Colegio Romano como Rector y a refutar los errores luteranos. Hacía falta rechazar con ciencia de altura las tesis adversarias por el daño que suponían para la Iglesia y el mal que podían ocasionar a los eclesiásticos. Pudo hacerlo con éxito gracias a su profundo saber teológico y a sus conocimientos de historia. Formó trío con Pedro Canisio y César Baronio para la exposición y defensa de la fe. Roberto era conocido por su carácter templado, conciliador, libre y profundo al dar enseñanza y solucionar dificultades en los temas capitales: Cristo, el Romano Pontífice, los Concilios, la Iglesia y sus instituciones básicas, el culto a los santos y a sus imágenes, los sacramentos, la gracia, el pecado, la libertad y la justificación. Publicó «Controversias», obra que al tiempo que suscitaba verdadera polémica en los ambientes intelectuales, servía a muchos –entre ellos san Francisco de Sales, que llegó a afirmar haber predicado durante cinco años sin otro apoyo que la Biblia y las obras de Roberto Belarmino– para seguir la pauta del genuino pensamiento católico. Hizo trabajos científicos con Salmerón, tuvo parte en la Reforma del Calendario y del Martirologio. También acompañó a Gaetano, legado pontificio para Francia. Esta carrera y nombre suscitó envidias, como siempre, en Roma. Al papa Sixto V le llegaron denuncias por aquello de que enseñaba el poder solo indirecto del papa en las cuestiones de orden temporal. El papa cayó en la trampa y, a pesar de haberse mostrado Roberto como defensor incondicional del Papado, metió sus obras en el Índice por considerarlas peligrosas. En esta ocasión, Roberto actuó con libertad y valentía señalando los límites del poder espiritual del papa y esto no debió agradar mucho al Pontífice. Muerto Sixto V; su sucesor Urbano VII levantó la censura, que no había llegado a ser publicada. Intervino en la versión latina de la biblia llamada Vulgata que el concilio tridentino anhelaba proponer como versión oficial. También fue director espiritual de santos, como es el caso de san Luis Gonzaga durante el segundo período de rector del Colegio Romano. Clemente VIII lo nombra Cardenal el 3 de marzo de 1599, a la muerte de Francisco de Toledo, a pesar de la franca y fuerte resistencia de Roberto que solo pudo ser vencida por la imposición del papa. Escribió su Catecismo, la obra más notable, precedido de un breve del papa Clemente VIII, libro seguro en el aprendizaje y explicación de la fe católica que estuvo en vigor en los Estados Pontificios hasta Pío X. Para que no faltara nada, se vio envuelto en la controversia teológica sobre el modo de conciliar la naturaleza (libertad) y la gracia entre los dominicos con Báñez y los jesuitas con Molina. Murió en el noviciado de san Andrés el día 17 de septiembre de 1621. Sus restos se trasladaron a la iglesia de San Ignacio de Roma. El papa Benedicto XIV le dio el sobrenombre de «martillo de los herejes». Fue un santo –canonizado muy tardíamente, en 1930– más bien incómodo, y que fue capaz de los más difíciles equilibrios: jesuita y cardenal, situación nunca vista hasta entonces, durísimo en las controversias y también ecuánime y bondadoso, afectivo. Dos veces estuvo a punto de que le eligieran papa. PRIMERA LECTURA 1Timoteo 3,1-13 Que el obispo sea irreprochable, que los diáconos guaren el misterio de la fe con la conciencia pura. El obispo tiene que ser irreprochable; también los diáconos han de conservar la fe revelada con una conducta limpia Querido hermano: Está muy bien dicho que quien aspira a ser obispo no es poco lo que desea, porque el obispo tiene que ser irreprochable, fiel a su mujer, sensato, equilibrado, bien educado, hospitalario, hábil para enseñar, no dado al vino ni amigo de reyertas, comprensivo, no agresivo ni interesado. Tiene que gobernar bien su propia casa y hacerse obedecer de sus hijos con dignidad. Uno que no sabe gobernar su casa, ¿cómo va a cuidar de una Iglesia de Dios? Que no sea recién convertido, por si se le sube a la cabeza y lo condenan como al diablo. Se requiere, además, que tenga buena fama entre los de fuera, para evitar el descrédito y que lo atrape el diablo. También los diáconos tienen que ser responsables, hombres de palabra, no aficionados a beber mucho ni a sacar dinero, conservando la fe revelada con una conciencia limpia. También éstos tienen que ser probados primero, y, cuando se vea que son irreprensibles, que empiecen su servicio. Las mujeres, lo mismo, sean respetables, no chismosas, sensatas y de fiar en todo. Los diáconos sean fieles a su mujer y gobiernen bien sus casas y sus hijos, porque los que se hayan distinguido en el servicio progresarán y tendrán libertad para exponer la fe en Cristo Jesús. Salmo responsorial: 100 Andaré con rectitud de corazón. Voy a cantar la bondad y la justicia, para ti es mi música, Señor; voy a explicar el camino perfecto: ¿cuándo vendrás a mí? R. Andaré con rectitud de corazón dentro de mi casa; no pondré mis ojos en intenciones viles. Aborrezco al que obra mal. R. Al que en secreto difama a su prójimo lo haré callar; ojos engreídos, corazones arrogantes, no los soportaré. R. Pongo mis ojos en los que son leales, ellos vivirán conmigo; el que sigue un camino perfecto, ése me servirá. R. SANTO EVANGELIO Lucas 7,11-17 ¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate! En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: "No llores." Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: "¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!" El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: "Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo." La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera. Palabra de Dios
Posted on: Tue, 17 Sep 2013 16:42:28 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015