La política y los espacios vacíos (20). El pepino de D. - TopicsExpress



          

La política y los espacios vacíos (20). El pepino de D. Alfredo. El pepino de D. Alfredo lleva, con él, mucho tiempo. Dicen que desde que nació. Pero se la ha caído y, los de IU, que son unos cachondos, se han puesto a jugar al fútbol con él. Todo el mundo sabe que eso no queda bien -en el telediario- porque los pepinos son cosa de comer y con eso no se juega. Ya lo dijo D. Felipe, que es el albacea de la finca -propiedad de los mismos dueños de la de Merkel-. D. Alfredo es el gerente. Hay quien afirma que, cuando los pepinos que se vienen abajo, las compañías algo tienen que ver, y no solo las eléctricas, bancos y petroleras. Son las de dos patas, que se ponen a cuatro, más que a menudo. Un telediario, vamos. En el último telediario, que nos soltó D. Alfredo, resulta que él, es de izquierda, porque su pepino es para lo que es y, el euro -el pepino de Dª Merkel- también. Aquí viene al pelo el comentario de ese impresentable que dice que, estamos como estamos, porque los viejos nos queremos morir follando. El no, por lo tanto, los demás, a obedecer. Algo de razón tiene -el impresentable- y casi me arriesgo a decir que ver a Dª Merkel o a D. Alfredo con el pepino en la mano -o en la boca- es tan estético como leer un periódico o encender una radio o televisor. Un telediario, vamos. Y es que estamos inmersos en un problema verbal, como no puede ser de otra forma. Después de todos los ríos de tinta -maltratados- para descifrar el enigma de la crisis, ahora resulta que es un verbo: mandar. La prueba irrefutable es que están mandando a varios países -con sus sociedades y un modelo social- a la mierda. Y esto sí es empírico. No es un pepino, ni un telediario. Vivimos en un tiempo en que a una parte de los humanos no nos gusta que nos manden y a la otra parte no hace falta que les manden. Van ellos solitos. Hay una buena parte de la sociedad que solo van a donde les manden, porque esperan recibir el salario que los que mandan adjudican a quienes se prestan a cooperar. Suelen aplaudir cuando el pepino de D. Alfredo se empeña en regocijar a la potranca pontevedresa, que se relamía de gusto en su escaño mientras D. Alfredo defendía el pepino de Dña. Merkel. D. Alfredo, para darle fuerza científica a su pepinez, nos explicaba -con tolerancia de telediario- el pedigreé da la camada de pepinos que nos han preparado -con Dª Merkel- el pepino que nos resistimos a usar como supositorio -la deuda ilegítima- y que con tanto esmero pulen sus señorías. Ese es el precio que España tiene que pagar -ya veremos- por no meter en la cárcel a quienes son los responsables de todos los telediarios de este país. O sea: la casa de putas, que ya filtra Dª Merkel. Y es que, entre esta camada de pepinos y potrancas, los hay que les basta con exprimir el modelo hasta la última consecuencia, mientras se pueda contener a la sociedad, telediario a telediario. Pero, en España, tenemos la creme de la creme y cobran en A, en B, en C y, si les queda tiempo, paran los ascensores -entre plantas- y , para que dos cosas distintas sirvan para un fin común, juntan pepinos con potrancas y se dan el festín. Un telediario, vamos. Este es el euro de D. Alfredo, Dª Merkel y la potranca pontevedresa. Y, para cultivarlo, han pasado tantas líneas rojas que ya solo se les ve el azul oscuro, como muy bien saben los militantes de la degollada agrupación socialista de Logroño. Todo un ejemplo del miedo que tienen a que la sociedad tome en sus manos las riendas y esto termine en una plaza pública con una guillotina insaciable. Saben que sobran los motivos. Todo el mundo sabe que no se puede esconder lo que es de dominio público, a pesar de los telediarios. Sabemos lo que sabemos y los diputados de D. Alfredo y los de la potranca pontevedresa sabían lo que pasa en este país. Al dedillo. Pensar lo contrario es una igenuidad o habría que pensar en su incapacidad para llevar a cabo el mandato ciudadano. Los ciudadanos solo nos enteramos cuando un radar caza a un responsable de tráfico a 160 km/h en dirección a la urgencia del pepino, se supone. La seguridad vial le preocupa lo que al rey y la casa real los abucheos -y quienes los hacen-. La gente que ocupa los puestos que debiesen sostener a la democracia andan de delito en delito. El euro es desde hace años la moneda del delito a los ojos de cualquiera que no esté ciego. El dólar es la del imperio y los paraísos fiscales, no hace falta explicar más. Es imposible identificar a estas monedas y a quienes las defiendan, en su mísero soporte institucional, con la mínima honestidad exigible en la vida pública. Nada que no cuestione esta miseria actual puede ser visto como persona o ente de izquierda. D. Alfredo y su pepino no lo son ni, tan siquiera tienen intención. La base social del PSOE se reduce a una velocidad pareja a la del entramado mafioso terrorista al que están sosteniendo. Esa es la función -sostener al PP- que los dueños de la finca han asignado a D. Alfredo y a ella se entrega en cuerpo y pepino. Con tolerancia cero, la misma que hay que aplicarle. En la próxima entrega -pepinos, potrancas y telediarios mediante- nos extenderemos sobre las consideraciones mínimas para poder definir a una persona, o política, como de izquierda. Aquí y ahora. ...continuará...
Posted on: Fri, 05 Jul 2013 10:42:36 +0000

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