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La presentación del Libro " DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA Y LA PLURALIDAD DE SUS FINES" del autor RICARDO VON BÜREN. Será el día 4 de octubre a las 20.30 hs., en el salón de calle Rufino Ortega 741 de ciudad . En archivo adjunto se encuentra la reseña bibliográfica que el P. Fray Juan José Herrera, OP, realizó en la UNSTA con motivo de la presentación del libro de von Büren La Doctrina Social de la Iglesia y la pluralidad de sus fines. Fray Herrera fue el Director de Tesis de Von Büren, y tuvo a su cargo la presentación del libro en Tucumán; lo que dijo en esa oportuinidad es lo que está en este artículo y detalla una muy buena síntesis del contenido de la obra. Al pie de la presente se detalla Curriculum del Autor del Libro.- Saludos en Cristo y María Santísima. CURRICULUM DEL DR. RICARDO VON BÚREN Se recibio de Abogado en la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) , especializandose en Mediación para la Resolución Alternativa de conflictos . Obtuvo l, diplomatura en Gestión Municipal ,por la Universidad de San Pablo T. Es fiscal Adjunto de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán e integra, en representación del Departamento Ejecutivo, la CEAD (comicion de evaluación de antecedentes docentes). En la UNCTA, es profesor de Doctrina Social de la Iglecia, de Filisofia del derecho y de los seminarios I ( Deontología Juridica) y II ( Integración de los Saberes), y es director del proyecto de investigación "La edificación de la civilización del Amor. Antecedentes Historicos, Fundamentos doctrinales y proyecciones practicas". En la UFASTA (Mar del plata) es profesor de antropologia filosofica en la UNT Integra la catedra de filosofía del derecho.- Delegado en el NOA de la SITA (Sociedad internacional Tomas de Aquino, con sede central en Roma),es Miembro del consejo Academico del diario especializado en FILOSOFIA del derecho , de la revista de jurisprudencia EL DERECHO , de la UCA(universidad CATOLICA Argentina, Buenos AIRES).Ha disertado e intituciones religiosas y civiles de diversas ciudades de la Argentina , y publicado estudios, articulos y comentarios bibliograficos, en el pais y en el extrangero. El presente libro , recoge la tesis con la que alcanzó el grado de " Magister en Ética Social a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia", por la Universidad Popular Autonoma del Estado de Puebla ( Mexico) Libro recomendado VON BÜREN, Ricardo, La Doctrina Social de la Iglesia y la pluralidad de sus fines (San Miguel de Tucumán, Ed. UNSTA, 2013) 272 págs., ISBN 978-987-1662-43-2 por Juan José Herrera O.P. La investigación argentina sobre la Doctrina Social de la Iglesia ha generado uno de sus más valiosos frutos: un trabajo que arroja luz sobre la razón de ser de esa especialidad. El libro de Ricardo von Büren, que consta de diez capítulos distribuidos en dos grandes secciones, busca determinar, frente a una multiplicidad de opiniones distintas, cuál es la finalidad de la DSI según el móvil que persigue el Magisterio contemporáneo. La primera parte, con cinco capítulos, está destinada principalmente a establecer la naturaleza de la doctrina social católica. Ella es una expresión cualificada de la doctrina tradicional católica, que emerge desde el pontificado de Pío IX y que alcanza su despliegue inicial más extendido y profundo con León XIII, cuyas enseñanzas pueden considerarse como fundacionales; una rama elaborada por el Magisterio contemporáneo de la Iglesia católica y ordenada a la evangelización (valor instrumental); en fin, un cuerpo orgánico y sistemático de enseñanzas magisteriales que contiene todas las temáticas sobre las relaciones del hombre en el mundo temporal. Al describir la fisonomía de la DSI a partir de sus notas esenciales, el autor precisa su nivel epistémico (cap. III): se trata de una disciplina teológico-moral social, que supone tres planos: principios de reflexión (que provienen de la revelación y de la realidad creada, de la fe y de la filosofía, principios que no elabora el hombre, sino que preexisten a su acción); criterios de juicio y consejos para la acción; el camino metodológico propio, en el que hay que distinguir la elaboración, la exposición y la aplicación de la DSI (cap. IV). El quinto capítulo presenta la idea de finalidad y de la clasificación tradicional y analógica de los fines. Este acápite prepara al lector para la segunda parte de la obra, que bajo el título LAS DIMENSIONES TELEOLÓGICAS DE LA DSI, constituye la médula del trabajo. La segunda sección retoma y desarrolla la cuestión de la finalidad genérica de la DSI, que había quedado planteada en la primera parte, es decir, la DSI como instrumento de evangelización de las realidades temporales. Ahora bien, ¿qué entiende el Magisterio por “evangelizar”? Es al responder esta pregunta cuando se patentiza la centralidad del misterio de Cristo en la misión de la Iglesia, misión que consiste no solamente en conservar la verdad del Evangelio, sino también en propagarla sin descanso para que los hombres de todo tiempo y lugar la reciban y la encarnen. Esa clave cristológica impregna el resto de la tesis al ser reconocida como el elemento nuclear de la DSI. Pero la lectura detenida de los textos magisteriales permite constatar bajo el término “evangelización” una pluralidad de orientaciones finalistas de la DSI, que se condensan en tres objetivos bien definidos e íntimamente vinculados: la instauración en Cristo del orden temporal (las enseñanzas del Magisterio sobre el orden temporal tienen como principio y fin a Cristo, a quien anuncia con la intención de que sea conocido, acogido, asumido y reconocido en privado y en público, individual y comunitariamente, como fundamento de la vida personal y social del hombre y de los hombres, de modo que ellos puedan plenificarse integralmente y se reconozca públicamente su realeza en el tiempo); la edificación de la Civilización del Amor (una ciudad temporal que esté de acuerdo con el proyecto de Dios; una sociedad donde primen los valores cristianos evangélicos: más justa, más humana y más cristiana); la promoción integral de la persona humana (su dignidad, sus derechos, sus deberes, su relación con Dios). Estos asuntos, delineados en el capítulo séptimo, son ampliamente estudiados en los capítulos VIII, IX y X, respectivamente. La conclusión general, por su parte, articula la clasificación de los diversos tipos de fines expuesta en el quinto capítulo de la primera parte con los resultados de los capítulos VIII a X de la segunda parte. Así, puede juzgarse que, si bien el fin último o remoto de la DSI, como el de todas las cosas creadas, es la gloria extrínseca de Dios, sus fines propios apuntan a tres planos: uno cristológico, la instauración en Cristo del orden temporal, que es el fin objetivo o “finis qui”; otro eclesiológico, con su proyección político-cultural, la edificación de la Civilización del Amor, que es el fin formal o “finis quo” –es decir que, para instaurar el orden temporal en Cristo proclamando su realeza social, debemos construir un orden de convivencia fundado en sus enseñanzas y en su espíritu–; y otro antropológico, la promoción integral de la persona humana, que es el fin subjetivo o “finis cui”. Este fin se relaciona con el primero, puesto que para promover integralmente al hombre hay que saber exactamente quién y cómo es él, lo cual sólo se alcanza desde el misterio de Cristo; además, cuando se promueve integralmente a la persona humana, vemos en cada hombre al mismo Cristo, de modo que las acciones e iniciativas adquieren una profundidad, una solidez y una entrega que exceden lo meramente natural. En otras palabras, si no conocemos a Cristo, no podemos conocer a la persona humana para promoverla y tampoco podremos hacerlo integralmente si no vemos en ella al propio Señor. Este tercer fin también se relaciona con el segundo, el de la Civilización del Amor, ya que ésta repercute directamente sobre la persona humana beneficiándola y promoviéndola integralmente. Según nuestro modo de ver, éste es el principal aporte que desde una óptica estrictamente especulativa se halla en la conclusión del trabajo y que representa un verdadero avance en cuanto al esclarecimiento de los fines de la DSI. El libro logra develar y articular una triple dimensión teleológica de esta disciplina, una cuestión decisiva que involucra la inteligencia de qué es y para qué existe. A partir de lo expuesto, puede comprenderse que la DSI sea una sabiduría que se asienta en tres pilares: la verdad sobre Jesucristo, la verdad sobre la Iglesia y la verdad sobre el hombre. De aquí también la gran exigencia para quienes se dedican a su cultivo, pues a ellos se les pide contar con una profunda y sólida cristología, una sana antropología y una clara y recta visión de la Iglesia. Entre los aspectos sobresalientes del texto que presentamos, queremos señalar los siguientes: una metodología precisa, que es anticipada en la introducción general y respetada escrupulosamente a lo largo de toda la indagación; el autor consigue elaborar una tesis con un perfil netamente científico y una organización adecuada a su objetivo. Hay que destacar la arquitectura del trabajo, no sólo por su claridad y orden, sino también por un fino entramado entre las distintas secciones, que es fácil percibir por los numerosos reenvíos internos, lo cual pone de manifiesto las múltiples conexiones entre las partes. No está de más remarcar que estos rasgos son signos elocuentes del dominio que el autor tiene de la materia que investiga. Al buscar esclarecer hasta en sus más delicados matices aquello que estudia, von Büren despeja múltiples malos entendidos contemporáneos sobre problemáticas fundamentales de la DSI. Así, por ejemplo, enuncia lo que no es fuente de la DSI (pp. 61-62): la historia, la experiencia del Pueblo de Dios desconectada de la Tradición, las ciencias sociales. Por otra parte, pone de relieve lo que no es la DSI (pp. 91-100): una filosofía social, una ciencia social, una utopía, una ideología, una estrategia contra el avance del comunismo, un híbrido formado por ideologías diversas, un conglomerado de hermosos consejos morales sin contenido ni obligatoriedad. También refiere lo que no es la Civilización del Amor, etc. El autor posee un vasto conocimiento del Magisterio de la Iglesia, de la bibliografía específica sobre su proyecto de investigación y del pensamiento de santo Tomás de Aquino. Las abundantes citaciones tanto en el cuerpo como en las notas a pie de página dan cuenta de ello. En relación con estas observaciones, subrayo su firme adhesión a la genuina doctrina católica y la expresión de una fe sincera en no pocos pasajes de la obra. El señalamiento anterior fundamenta el criterio hermenéutico que ha guiado la elaboración de esta tesis: una hermenéutica de la continuidad o de la renovación. Con ella, no solamente se comprueba la unidad magisterial a lo largo de varios decenios, interpretando sensatamente un texto a la luz de otro, sin limitarse a los llamados documentos sociales, sino que también se abre una mirada al futuro donde se perciben los nuevos desafíos y compromisos. Este es, según nuestra modesta opinión, el segundo aporte principal del texto, el criterio metodológico que lo establece en modelo contundente de cómo debe ser recibido el mensaje social de la Iglesia católica. Una recepción sin rupturas ni recortes, sin arbitrariedades ni estrecheces ideológicas. De esta manera, el autor se muestra en sintonía con la clave de lectura y aplicación de la DSI promovida por el Papa Benedicto XVI. Vale subrayar que este modo de estudiar la DSI, le ha permitido a von Büren localizarla en el conjunto de la doctrina de la fe. La fe confirma que la doctrina social no es un añadido extrínseco o algo puramente humano, sino que, sin descuidar la aportación de una teoría social, toma sus “principios de fondo” de las fuentes mismas de la fe. Tal doctrina busca hacer efectivo, en la gran diversidad de las situaciones sociales, el mandamiento nuevo del amor que el Señor Jesús nos ha dejado. Este estudio sobrepasa ampliamente las expectativas suscitadas en la introducción general y constituye un aporte original y significativo a la DSI. Es original porque no se conoce, hasta ahora, bibliografía en castellano que aborde en forma directa y profunda la problemática de los fines de la DSI; es significativo por la misma textura del tema que investiga. En efecto, el análisis del fin, o si se quiere, de la causa final en cualquier disciplina ocupa siempre un puesto relevante: muestra la razón de ser de algo. Además, todo fin presupone orden y, por ende, un ordenador inteligente en quien está la intención del fin. Por otra parte, sabemos que es propio del sabio ordenar. De modo que “fin”, “orden” y “sabiduría” son categorías que se implican mutuamente. En este sentido, al articular la distinción tradicional de los fines con la pluralidad de fines de la DSI, el autor se halla en condiciones no solamente de proponer un nuevo orden en la exposición o transmisión de la DSI, sino también de abrir esta disciplina a una dimensión sapiencial cuyo origen está en Dios, al entender que la enseñanza social de la Iglesia católica es una participación de la sabiduría divina. De esta sabiduría participan, en primer lugar, los ángeles y bienaventurados; luego, los creyentes que tienen fe sincera y los teólogos que hacen teología con esa misma fe. El autor cumplió con esmero los objetivos de su investigación y logró poner de relieve la armonía entre la razón y la fe en el contexto de la DSI. Con la razón pudo ahondar en la noción de fin y ponderar su carácter analógico. La identidad y las diferencias comprendidas en toda analogía afinaron su mirada a la hora de leer los textos magisteriales. Frente a dichos textos, y presupuesta la fe, supo detectar los diferentes fines de la DSI y clasificarlos según analogía. Esto lo llevó a colocar a Cristo como fin primario. La razón de ser de la DSI, de su formulación, enseñanza y aplicación es Cristo, desde él se contemplan otros fines. Realmente probada y explorada por Ricardo von Büren, esta es una verdad ineludible para cualquier estudioso contemporáneo de la DSI♦
Posted on: Tue, 01 Oct 2013 11:32:17 +0000

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