La rutina de la vida diaria está sustentada en la repetición - TopicsExpress



          

La rutina de la vida diaria está sustentada en la repetición eterna de la mitología, en el azar que se divierte montando arquetipos en cada una de las personas que habitan esta realidad. Incipientes e ignorantes, cada uno a su ritmo encarna modelos de conducta, indescifrables para sí, amontonados por ese devenir constante que se presenta inmutable para todos. Intransigentes ante la trascendencia de esta verdad, académicos como Sebastián Alberoni consideran que la mitología es única e irrepetible, casi coyuntural que no encuentra respuesta en la vida moderna. Alberoni (1932) descarta con una lacónica expresión la tentación que creó Camus y siguieron otros intelectuales de tipificar las épocas según figuras históricas mitológicas. Así, el Sísifo del intelectual francés queda supeditado al onanismo mental, a un ejercicio de lucidez vacía que peca de globalizante y general. Dice Alberoni en su ensayo ‘La caída de los mártires’, que Camus no describía a la humanidad con el héroe griego sino a sí mismo: enteramente demiurgo y con el absurdo siendo su primicia. Pero Alberoni peca de lo que acusa a Camus, a Lipovetsky, a Milosz y a tantos otros: su razonamiento se ve provisto de su experiencia vital: Iconoclasta irredento y amargado consumado, su percepción de la vida obedece casi exclusivamente a lo práctico y rutinario de la vida. Y cómo no ser así: permeado por su abuelo, una de las columnas del futurismo, Alberoni se percató de que el pesimismo por sí solo es capaz de consignar todas las esferas sensoriales. La ambigüedad es curiosa: ni uno ni otros tienen razón para sacar pecho, sin embargo, los dos poseen cierta verdad: Camus acierta con tipificar. Alberoni da en la diana en criticar la generalización. Sísifo sólo lo es a medias. Camus era Sísifo, no su época. Alberoni desaceradamente no se da cuenta que su personaje versa en alguna tragedia de Eurípides mezclada con una comedia de Aristófanes. Encarna algo nebuloso, sin nombre pero ya existente. Y ése es su principal problema fundamental: no acepta, como en el arte, que no hay nada enteramente original, que cada obra y por ende, cada persona, es incapaz de ser original. Todo, y repito todo, ya está inventado. Es su tragedia íntima
Posted on: Wed, 21 Aug 2013 17:06:46 +0000

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