La semana pasada hablábamos de la crisis del modelo de enseñanza - TopicsExpress



          

La semana pasada hablábamos de la crisis del modelo de enseñanza de la Literatura a nuestros alumnos a propósito del escaso gusto por la lectura que existe en la adolescencia y el tipo de novelas que hoy día gustan a los jóvenes. Decíamos que debían ser obras fundamentalmente ligeras, de léxico llano y sintaxis sencilla, que combinaran la intriga y la aventura, así como algunos temas actuales. ¿Cómo habría ser de otra manera? En este país ha desaparecido la Literatura como objeto de la enseñanza. Se habla de la inminente desaparición de la Filosofía, pero no nos hemos dado cuenta de que ya no se enseña Literatura. En los planes de estudio actuales la literatura es un subapartado mínimo en los temas, fundamentalmente de lengua, tanto en la ESO como en el Bachillerato. Se ha convertido en un apéndice prescindible, que no es exigida ya ni en las pruebas de acceso a la universidad (las PAAU). El único resto que queda es la Literatura de Modalidad que cursan un solo año (tres horas semanales) algunos alumnos del bachillerato Humanístico y Social, pero no los del Científico ni del Tecnológico ni del Científico y ni siquiera los del Artístico (¡). ¿Cómo se querrá que nuestros alumnos lean si no les enseñamos literatura? ¿Cómo se pretenderá -si es que se pretende- que se acostumbren a la complejidad cultural si les sumergimos en un mundo tecnológico sin modelos literarios llenos de densidad artística y humana? En el anterior sistema educativo, la EGB y el BUP más el COU, los alumnos realizaban varios repasos generales de la historia literaria, en los cursos de 7º y 8º de Básica. Si cursaban el BUP, había una Lengua en primero en la que se avanzaban conocimientos lingüísticos y se desarrollaba la técnica del comentario de textos de fragmentos literarios de gran calidad. En segundo de BUP la enseñanza de la literatura alcanzaba su mayor grado de autonomía. Se repasaba toda la historia de la literatura a razón de cuatro horas semanales. En tercero de BUP en la especialidad de Letras y Mixto, se profundizaba cuatro horas semanales en obras completas desde la Edad Media al siglo XIX. Se leían obras como El cantar de Mío Cid, las Coplas completas de Jorge Manrique, La Celestina, La vida es sueño, Macbeth o El rey Lear de Shakespeare, El Quijote, un drama romántico, y una novela de Galdós. En ocasiones se introducía también una de Dostoievski. En COU también disponíamos de cuatro horas a la semana para centrarnos en la literatura del siglo XX: El árbol de la ciencia de Baroja era un clásico que despertaba las inquietudes existenciales de nuestros alumnos; alguna obra de Unamuno como San Manuel Bueno mártir presentaba la crisis de fe de un sacerdote de pueblo; se hacía un estudio general sobre la poesía de Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez; se introducían las literaturas de vanguardia, la generación del 27, la poesía de Miguel Hernández; estudiábamos la narrativa de posguerra con obras como La colmena de Cela, así como el teatro del mismo periodo. Se leía una novela experimental del tipo de Tiempo de silencio de Luis Martín Santos y se culminaba el repaso de la historia literaria con una novela de la literatura hispanoamericana como Pedro Páramo de Juan Rulfo o El coronel no tiene quien le escriba de García Márquez. La enseñanza de la literatura gozaba de una autonomía didáctica que permitía la profundización en múltiples obras de grandes autores. Con ello, se introducía la complejidad artística y vital y se tendían puentes hacia el pasado haciéndolo permeable a nuestra comprensión y análisis. Y la cierto es que se notaba este baño de historia literaria en la comprensión de textos complejos y en la capacidad expresiva. Además los jóvenes eran más curiosos e imaginativos. Despertado el gusto por la literatura, no era difícil estimularles el deseo de descubrir nuevos modelos y géneros contemporáneos. Hoy, nuestros alumnos son unos absolutos analfabetos en materia literaria. Pensemos que en épocas pasadas se consideró la Literatura como el alma de los pueblos y de las sociedades. Está claro que hoy queremos que todo sea líquido y fungible, flexible y "moderno". La literatura no está de moda, y en consonancia los planes de estudio la han arrinconado y suprimido casi totalmente. ¿Qué ciudadanos pueden esperarse de unos proyectos educativos que han prescindido de la enseñanza de la literatura? Nos hemos quedado sin modelos lingüísticos y humanos, aquellos que revelaban las grandes obras literarias. Todo es ya absoluto presente, siempre absorbente, pero efímero y esencialmente banal. Hoy el presente ha olvidado su componente humano y artístico para convertirse en meramente tecnológico: todo se basa en la ley del mercado y en ella no cotiza la Literatura. Como consecuencia, también se produce el declive de la imaginación creadora y las terribles dificultades expresivas que tienen nuestros adolescentes.
Posted on: Tue, 06 Aug 2013 08:02:32 +0000

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