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"...La tierra puede ser vista por algunos agentes económicos como mero espacio físico, un bien material que tiene un valor específico en el mercado. Para otros es percibida como territorio: un espacio socializado y humanizado por la acción de seres míticos y de sus ancestros humanos que no solo es la base de su subsistencia sino que tiene una profunda dimensión simbólica dado que también es el recipiente de los muertos y de la memoria grupal..." Minería y territorio Los conflictos ambientales ocupan un lugar cada vez más prominente en la agenda nacional. Mientras el gobierno central señalaba en sus inicios que la minería era una de las locomotoras del desarrollo del país, lo que hemos presenciado en los últimos meses es el pronunciamiento de diversas comunidades locales contra la presencia de actividades mineras en sus territorios como ocurrió recientemente en el municipio de Piedras, en el Tolima. Los mineros grandes o pequeños tampoco están satisfechos, consideran que la lentitud y complejidad de las consultas y procedimientos para la obtención de su licencias desestimula la inversión y frenan su contribución a la economía del país. Para abordar las complejas relaciones entre minería y territorio es conveniente tener en cuenta el contexto histórico y social en que estas se desarrollan. La adopción de un modelo extractivo exportador basado en la explotación de recursos naturales tiene como respuesta el surgimiento de movimientos socioambientales que adoptan acciones directas como paros y bloqueos de vías acompañadas de acciones institucionales como consultas locales y acciones populares. Las tensiones ambientales se dan en el marco de un prolongado y sangriento conflicto en donde grupos armados han desatado sus acciones violentas no solo contra los cuerpos humanos sino también contra el paisaje. Actores poco respetuosos del ambiente y del territorio han emprendido procesos de acumulación del capital por desposesión de seres humanos. La tierra puede ser vista por algunos agentes económicos como mero espacio físico, un bien material que tiene un valor específico en el mercado. Para otros es percibida como territorio: un espacio socializado y humanizado por la acción de seres míticos y de sus ancestros humanos que no solo es la base de su subsistencia sino que tiene una profunda dimensión simbólica dado que también es el recipiente de los muertos y de la memoria grupal. El territorio es pues el espacio privilegiado en donde emergen estas tensiones que expresan no solo diferentes maneras de ver el desarrollo sino la relación con el entorno, la democracia y la sociedad deseada. Los beneficios de la minería pueden reflejarse favorablemente en los indicadores económicos del país y para muchos departamentos y municipios las regalías derivadas de la actividad minera eran una fuente vital y casi única de recursos para enfrentar los problemas sociales de su jurisdicción. Además algunas empresas pueden ser aliados deseables en la búsqueda del bienestar de los habitantes de una región y en la erradicación de la miseria. Sin embargo, poco se ha discutido acerca de cómo la reciente reforma al régimen de regalías no solo afectó a las entidades territoriales productoras sino que perjudicó gravemente a las empresas mineras que encuentran hoy una actitud comunitaria más reticente a la expansión de sus antiguos proyectos y al surgimiento de los nuevos. Lo cierto es que mientras los beneficios de la minería quizá puedan reflejarse positivamente en las cifras económicas del país los impactos negativos se concretan específicamente en el área en donde se erigen los proyectos. Para quienes los padecen son tangibles y cercanos y no pueden repartirse equitativamente en toda la tostada. En opinión de algunos colombianos como Juan Manuel Ospina el problema no es la minería en sí misma, “sino la falta de un Estado efectivamente regulador y supervisor del negocio”. Urge un amplio diálogo entre el gremio minero y las organizaciones ambientalistas, indígenas, afrocolombianas y campesinas. Ese diálogo debe ser franco, sin presiones de tiempo y sin proyectos de por medio. Por Weildler Guerra Curvelo Wilderguerra©gmail