Leo con retraso un interesante e instructivo artículo de Julián Casanova Ruiz, publicado en El País Cultura el 10 de febrero último pasado, sobre el desmantelamiento del laicismo por parte del franquismo, y me tropiezo con un nombre que casi había olvidado: Pedro Saiz Rodríguez. Siempre he pensado que este personaje tiene una novela, prácticamente se escribiría sola: líder estudiantil, colegui de Víctor Pradera y Calvo Sotelo, impulsores del Bloque Nacional, activo colaborador de Franco en el alzamiento militar, peculiar ministro de Instrucción Pública en el primer gobierno fascista, conspirador con don Juan de Borbón en Estoril y principal valedor del nombramiento de Juan Carlos I como sucesor de Franco y, paralelamente, escritor, filólogo, bibliografo, editor, bibliotecario, académico, conferenciante, profesor... Poseía una biblioteca que superaba los 20.000 volúmenes y se dice que no solo los había leído de cabo a rabo, sino que los tenía todos localizados y frescos en la cabeza. Solterón empedernido, conspicuo putañero y asiduo visitador de lupanares de postín, a los que acudía en sus tiempos de ministro en coche oficial, cultivaba también en todo momento la palabra galante pro domo sua, principal razón por lo que lo traigo a mi muro. Suya es la suiguiente joya y que es toda una declaración de principios, cinismo de muchos kilates: -El elogio, señor, incluso la persona más inteligente, aunque no se lo trague, al menos lo paladea.
Posted on: Tue, 25 Jun 2013 23:29:56 +0000
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