Les comparto algo que el Señor me regaló hace unos días; si lo - TopicsExpress



          

Les comparto algo que el Señor me regaló hace unos días; si lo lees léelo todo, Bendiciones. LA CRUZ SIN CRISTO He escuchado a muchos hablar del uso o no uso del Cristo sobre la cruz, lo que haría un crucifijo. Esto mostraría la dura realidad de la salvación, mostraría un fracaso para los que no entienden la cruz; como dice Pablo: nosotros predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos, necedad para los gentiles (I Corintios 1, 23). Ver a Jesús crucificado fue la más grande desilusión, en especial, para doce personas que esperaban tener un rey que resolviera todos sus conflictos, que acabara con todos sus enemigos y que entre ellos se preguntaban cuál de ellos sería el mayor, para decidir cual se sentaría a la derecha y cual a la izquierda cuando Él reinara, y ni hablar del que quiso sacar ganancia antes de que todo terminara mal. Aunque sus amigos no entendieron lo que había sucedido todo estaba majestuosamente preparado por Dios, El padre y El hijo habían hecho su mejor actuación, la más grande paradoja del mundo se había realizado y los mejores actores la habían protagonizado, pero con la diferencia que no era una simple actuación, fue brutalmente real, contrario a toda película, hasta el punto de la cruz, no fue un final feliz y la estrella de la película murió. Pero se cumplió la promesa, resucitó, y a los cincuenta días vino el Espíritu Santo, les dio revelación y entendieron que desde el eterno principio (Jn. 1:1…) este guion estaba escrito con sangre, y no de los corderos sacrificados cada pascua, solo una sangre serviría de tinta para escribir esta historia; la misma tinta que fue vista por el ángel de la muerte en los dinteles de las puertas de los hebreos la noche de la salida de Egipto (Ex. 12:3-7); la sangre de Dios, la del Padre encarnado, hecho hombre, hecho Hijo. Ellos, los discípulos, como todo aquel que admira un gran actor, decidieron imitarlo, y más que esto, decidieron poner en práctica el último mensaje que salió de los labios del resucitado: “Hch 1:8 sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos (Mártus) en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.” Y así fue, se hicieron testigos, Mártus, mártires; Dieron todo por su maestro, aprendieron el guion de memoria, hicieron su propia actuación siempre leyendo el guion original. Con su sangre resaltaron las líneas que estaban en borrador en el libro de la vida y sus nombres también se escribieron con sangre en el reino de los cielos y aquí en la tierra, con sus rojizas gotas, completaron las letras que faltaban para escribir el mejor libro del universo, “la Sagrada Biblia”. Nada que les hicieran era suficientemente fuerte comparado con lo que vieron pasar a su escritor, por eso no había nada novedoso en el sufrimiento, ya que lo peor que pasaba en su carne, era lo mejor para su espíritu; La muerte, no por la muerte sino porque lo que le seguía a la muerte de un fiel testigo o Mártus de Jesucristo, era y es la resurrección; mejor aún, las resurrecciones, ya que por cada cristiano martirizado muchos más se convertían, esperando y porque no, anhelando morir por causa del la buena nueva. Tertuliano escribió sobre esto: “cuanto más nos segáis, más nos multiplicamos; la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos.”En cada rostro que moría, como en el de Esteban, (primer mártir), se reflejaba como un ángel, esta paz en el dolor, este amor de pedir perdón por los verdugos y orar por sus burlescos espectadores, no podría dar otro resultado, la conversión. Las conversiones se multiplicaban, los seguidores aumentaban y la muerte perdió su poder, ya no vencía: daba el triunfo, la victoria, la resurrección y salvación eterna. El gobierno de este mundo vio y entendió que la estrategia no funcionaba, la muerte no estaba exterminando, ya no restaba, sumaba; La estrategia debería cambiar. Si no puedes con tu enemigo únete a él, dice un popular refrán, y los gobernantes llamaron a la naciente jerarquía de los cristianos a negociar, no mas persecución a cambio de estatus, posesiones, riquezas, reconocimiento y contrario a las respuestas ya escritas en el guion; “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios....; También está escrito: “No tentarás al Señor tu Dios”....; “Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto.”, Contrario a estas respuesta se apretaron las manos de los hombres y soltaron la mano de Dios. Para qué hablar de esta época oscura y cruel, solo bastaría decir que la muerte recuperó su poder, y le fue devuelto por los que “representaban” a aquel que le había arrebatado las llaves. La estrategia funcionó, no mártires significaba no expansión del reino pero también significaba dominio, poder, tierras, ejércitos de hombres que cambiaron el reino de los cielos y su justicia por el “reino” de la tierra y su poder, cambiaron el camino, la verdad y la vida, por unas pocas monedas. Pero el fuego del Espíritu no se extinguió, Jesucristo sigue llamando hombres y mujeres que estén dispuestos a escribir una línea más, con sangre o sin ella: pero con convicción, dispuestos a cargar la cruz y seguirle, a buscar primero el reino de Dios, aunque como las zorras no halla donde meter la cabeza, aunque toque dormir en una barca en medio de la tormenta, aunque nuestros hermanos nos llamen locos y nos saquen de sus casas; sin importar que tengamos que entregar la túnica y el manto o vender todo y darlo a los pobres; Y los ha encontrado... año tras año, siglo tras siglo. Pero parece que igual que entre la época de los mártires y el oscurantismo, el mundo cambia la estrategia, es mas... no ha cambiado la estrategia, lo que cambia es el engañoso corazón de los cristianos, (sin importar la denominación), que han tomado la decisión de reescribir el guion en el corazón de los nuevos creyentes y peor aún, en su propio ser; hemos cambiado la cueva por el majestuoso templo, las sandalias por el avión propio, la bolsa por el carro blindado, el cordel de ceñirnos la cintura, por títulos y apostolados, olvidamos el reino y enseñamos a buscar la añadidura, medimos la bendición familiar en riquezas y no en justicia y amor, el dolor y la prueba ya no es de los Mártus si no de los “pecadores que no logran descubrir su pecado”, buscamos otros caminos aunque no tengan la verdad y su camino conduzca a la muerte, volvemos al becerro de oro, de yeso o incluso de carne y en muchos casos para nuestra condenación hacemos cumplir esta palabra: “Mat 23:15 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros!”. ¿Cuál es el evangelio que enseñamos?, ¿es el mismo que vivimos?, podremos decir a nuestros discípulos sin sentir vergüenza, como dijo Jesús: “Jn. 1:38 ¿Qué buscáis? Ellos le respondieron: «Rabbí - que quiere decir, “Maestro” - ¿dónde vives? 1:39 Les respondió: «Venid y lo veréis.»” ¿Podremos soltar nuestras redes que milagrosamente han sido llenadas de peces y dejándolo todo, seguirle?; ¿podremos abrazar los leprosos sin importar su olor o aspecto y tener compasión?; ¿podremos negarnos a nosotros mismos y cargar nuestra cruz, siguiéndole?; ¿decimos a diario, “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”?. Desde el principio el hombre ha olvidado el sentido real de las cosas y algunas veces después de entenderlo lo tergiversa o lo acomoda a su conveniencia. Un ejemplo la serpiente que Dios da en el desierto para que no mueran por la picadura de las serpientes; También el sacrificio de los animales para expiación de pecados y el maná en el desierto para alimentar el pueblo de Dios. Toda esta pedagogía de Dios no exigía ningún esfuerzo del hombre, solo el cumplimiento de ciertas órdenes y ritos para estar bien con el Señor. Por eso se perdió el verdadero sentido de cada ayuda de Dios y terminaron en Idolatría o despreciando esa ayuda. En algún tiempo para algunos sectores cristianos la cruz era maldición y peor aún, era tenerla en la casa o portarla, esto ha cambiado en la gran mayoría de las congregaciones protestantes, al punto que están usando la cruz en sus templos; pero sorprendentemente, los católicos defensores de la cruz, la estamos sacando de nuestras casas. Por todo esto, quiero ver al Cristo en la cruz, para no olvidar que entre la cruz y la resurrección hubo sufrimiento, dolor, vergüenza, humillación, entrega, redención, misericordia, amor y muchos hechos más, llenos de Dios. La serpiente levantada en el desierto representa a Jesús Cristo, la sangre de los corderos anunciaba la sangre que se derramaría en la cruz y el maná nos anunciaba el pan eterno, el pan bajado del cielo; Pero nadie conocía el costo que se pagaría para tener estos beneficios de parte de nuestro Padre, quizás por eso, no se apreciaron estas señales. Es fácil para un hijo decir no quiero carne cuando no entiende que su padre trabajó determinado tiempo para poder comprar este alimento y que se sacrificó una creatura de Dios para estar en su mesa. Es fácil ver el madero trasparentando al Cristo, ya que no recordamos el doloroso sacrificio... es hermoso hablar de la cruz y la salvación trasparentando al Cristo, limpiando la sangre, quitando los clavos, colocando la cruz sobre un ramo de rosas para transparentar el camino doloroso que condujo al calvario y la muerte... y es fácil resucitar sin el dolor de la cruz. “Jn. 12:24 En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. Jn. 12:25 El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna.” “El que tenga oídos que oiga”... Miguel Triana Hurtado FES
Posted on: Sun, 01 Dec 2013 03:13:28 +0000

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