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Lo que publicamos a continuación es una carta que nos envió un exalumno y que nos gustaría compartir con toda la comunidad del Santa... Deben de saber, que los caminos de la vida, no han sido ni de cerca los que me imaginaba cuando pasaba mis días entre aquél patio y aquellas aulas. Por aquel entonces, ni se me pasaba por la cabeza el hecho de irme a otro lugar del mundo. Mi casa era Argentina, mi barrio Buenos Aires, mi casa San Isidro. Pero cuando cumplí 22 años, un buen día y con un título universitario bajo el brazo, allá por el año 2002, cansado un poco de todo, decidí marcharme, dejar mi barrio, mi casa, y emigrar. Mi destino fue, como el de muchos otros España, mi nuevo barrio es Navarra, y mi casa un pueblo que se llama Cintruénigo. El tiempo es cruel, mucho. Si bien muchas veces cura heridas, otras muchas veces hace que así como aparecen canas, arrugas en la cara, también, y esto es lo más duro, hace que te olvides de muchas cosas. Pasan los años y el tiempo va haciendo “su” trabajo. Hoy tengo 33 casi 34, egresé en el año 97, viví dentro del Santa 12 años completitos, con un montón de recuerdos, algunos maravillosos, un millón excelentes y también alguno que otro malo. Pero más tarde entendería que de eso se trata vivir. La vida dentro del Santa era una especie de burbuja, donde las paredes del patio nos protegían de una realidad un tanto más tosca fuera de ellas. A veces, cuando la situación lo requería esa burbuja se pinchaba y recibíamos una dosis de esa realidad “externa”. El día de mi acto de egresados, tuve el honor de poder realizar el discurso de agradecimientos a todos los que formaron el parte de el Santa. Ese mismo día nos dieron un diploma donde decía “no olvides nunca el lugar donde creciste, porque en él has dejado huella”. Esa frase se me tatuó en mi cabeza, la recuerdo hoy, 15 años después, casi a diario, y mis recuerdos son más frecuentes de lo que se creen. A veces pienso si no estaré enfermo de alguna patología mental, que ya debería cortar el “cordón”, pero por otro lado, que mal hago?. Son inumerables las experiencias que me marcaron a fuego, los retiros espirituales “Esquina”, los viajes de estudio, los partiditos de los viernes, los preceptores, maestros, y profesores, y los Padres, en mi caso, coincidí con el Padre Rant, y luego fueron Fernando Garcia y por último Fabián García, pero un sinfín de otros Salesianos compartieron sus vidas con las nuestras, todos en mi memoria, pero que no nombro por no ser injusto y olvidarme alguno. De las experiencias más fuertes que vivía, fueron las peregrinaciones a Almagro, a la casa de nuestra Madre María Auxiliadora, tal es así que durante los siguientes 5 años seguí yendo, el día que iba todo el colegio, no importaba si estaba trabajando, ese día iba con todo el colegio. Por eso he de agradecer la labor que ustedes realizan, porque después de 11 años en el exterior, he vuelto a ver la casa de mi Madre, he vuelto a ver mi Patio, mis Aulas, mi Parroquia, mis profesores. He recordado a los que ya no están, pero han dejado ese legado imborrable. También a los que como yo, la vida los llevó lejos de el Santa. He de confesar que lloré y mucho, las lágrimas en algunas ocasiones no me permitían ver bien las fotos, pero eran lagrimas de felicidad, por ver como era, como fue, y como está hoy, lo que sigue siendo MI CASA, porque como saben todos los que Dios quiso que pasen por allí, EL QUE ES DEL SANTA; ES DEL SANTA PARA SIEMPRE. Un abrazo fuerte para todos, espero hagan este saludo extensible para todos los que siguen trabajando para que El Santa, siga siendo lo que fue. Los recuerdo con cariño, en mi memoria y sobre todo en el corazón, todos y cada uno de ustedes, fuerza y sigan adelante, como nunca, como siempre... Juan Pablo Weigand Egresado Casa Salesiana (1997 )
Posted on: Fri, 04 Oct 2013 19:29:19 +0000

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