(Los acostumbrados...) Algunos hombres salen con la misma mujer - TopicsExpress



          

(Los acostumbrados...) Algunos hombres salen con la misma mujer durante años por costumbre; algunos esperan el colectivo todos los días a la misma hora en el mismo sitio, por costumbre; algunas instituciones son corruptas, por costumbre; algunas mujeres son infieles también por costumbre; algunos se emborrachan en el mismo bar cada sábado, por costumbre; algunos miran todos los días la misma foto, por costumbre; algunos se empecinan en rezar la misma oración, todos los días, al mismo Dios, por mera costumbre; algunos cantan la canción que compusieron a los veinte durante toda la vida, por simple costumbre; algunos pintan siempre el mismo cuadro, aunque no lo sepan, por costumbre; algunos se empecinan en hablar con el psicólogo los mismos traumas, los mismos enredos, las mismas indecisiones, por simple costumbre; algunos se refugian de la lluvia u escuchan el mismo disco cuando llueve, por costumbre; algunos se meten en una fábrica a acomodar tornillos a las ocho, otros a las nueve, o en cualquier momento, no importa, lo hacen por costumbre; algunos escritores escriben siempre el mismo libro, por insistentes, o acaso por costumbre; algunas mujeres se pasan la vida con el mismo hombre, por costumbre; algunos solitarios mueren solos, por costumbre; algunas coplas riman siempre igual, como "amor" emparentada con "candor" o "sopor", por culpa de los poetas mal acostumbrados; alguna maestra se hace la mala por costumbre; algún tano es terco, por simple costumbre; algún ajedrecista empieza moviendo el peón del rey dos casilleros, por costumbre... El semáforo de la avenida Rosales va del amarillo al verde antes de ir al rojo, por mera costumbre. Hay quienes no se dan cuenta que, a diferencia del semáforo, pueden pensar, razonar y por consiguiente elegir. Estas personas están acostumbradas a no darse cuenta de ello. Y así van por la vida, mal acostumbrados, y así mueren… Y sus hijos, también mal acostumbrados, repiten la vida de sus padres, sin elegir, sin pensar. Están programados, y son la mayoría de una población que tiene como destino la muerte en vida, la peor de las muertes. Son como un ejército, o peor, como un rebaño; no pueden elegir porque no están acostumbrados al cambio, no pueden crecer porque no están acostumbrados a cuestionarse, no pueden vivir porque están acostumbrados a morir. Se encuentran estáticos, aunque no lo vean, y son completamente predecibles; están moldeados “sabe Dios” por qué demoníacas manos y no sirven a la humanidad más que para hacerle creer a otra persona que esa es la única forma de vida que les es posible llevar; y así contagian esas enfermizas costumbres, y a quien ose imponerse, ostentando la bandera de la libertad, lo apedrean, lo acusan de loco, de enfermo, de inútil… Estas personas mal acostumbradas no son más que un conjunto de materia dispuesto sin un sentido definido, o bien un sentido definido por un tercero. Decía Roberto Benigni: “La belleza existe cuando uno ha comenzado a elegir”… La primera elección podría ser, entonces, tratar de acostumbrarse a elegir; al menos para que cuando nos miren a nadie se le ocurra decir: - Oh, ahí va un semáforo.
Posted on: Mon, 30 Sep 2013 02:28:16 +0000

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