Los gritos del Cordobazo resonaban aún en agosto de 1972. Los ’70 fueron una década caracterizada por la aparición de distintos grupos armados, que se levantaban no solo contra los golpes de estado y las sangrientas dictaduras militares, sino también que comenzaban a forjar con más fuerza y convicción una lucha por la patria socialista. Bajo el ejemplo de la revolución cubana distintos partidos decidieron tomar las armas para enfrentarse al régimen capitalista. Muchas fueron las desapariciones, torturas, secuestros clandestinos, asesinatos y represiones; pero en Agosto de 1972 sucedería un hecho de marcada importancia en la historia Argentina, principalmente por la colaboración del pueblo no organizado. En marzo de 1971 la unidad 6 de Rawson – Chubut, comenzó a recibir presos políticos; pero hasta ese momento era un penal común y corriente donde se albergaban presos comunes. Los militares consideraban que al encontrarse a 1500 km de la capital federal sería menos “peligroso” (teniendo en cuenta que se encontraban lejos de casi cualquier tipo de organización político social), y un castigo mayor para los presos políticos. El escritor Rodolfo Walsh describe las condiciones del penal de la siguiente manera “En abril de 1972 alrededor de 200 prisioneros políticos compartían 6 pabellones, colmando prácticamente la capacidad del penal. En las inmediaciones una base aeronaval con 600 soldados, dos aviones de reconocimiento, una compañía de Gendarmería con refuerzo del Ejército estacionada a cinco cuadras de la prisión, 500 efectivos de la policía provincial y una delegación de la Policía Federal, además de los 60 hombres del Distrito Militar de Trelew y la Base Naval de Puerto Madryn, con helicópteros, a 60 kilómetros de Rawson, y la Octava Brigada del V Cuerpo del Ejército, en Comodoro Rivadavia”. Aunque la situación parecería estar totalmente controlada, los militantes de FAR, ERP y Montoneros comienzan organizar un plan de fuga del penal; con un doble objetivo: La libertad de alrededor de 100 presos políticos y un golpe crucial al gobierno de Lanusse. Para llevar a cabo la fuga necesitaron varios meses, consiguieron armas, uniformes de guardacarceles etc. Pero como ya nombramos antes lo increíble de este momento fue la solidaridad de los pueblos de Rawson y Trelew con los presos políticos. Los ciudadanos acercaban cigarrillos, caramelos, ropa, y hasta algunos colaboraron con la fuga misma. El día 15 de agosto a las 18.30 hs comenzó la toma del penal y la fuga. En diez minutos tomaron los puntos principales y redujeron a un grupo de aproximadamente 60 guardias. Por confusiones en las señas solo lograron abordar los autos afuera esperando un grupo de 6 guerrilleros, el resto debió aguardar remises para que los llevaran hacia el aeropuerto de la ciudad de Trelew; provocando un atraso fatal. Mario Roberto Santucho, Roberto Quieto, Enrique Gorriarán Merlo, Domingo Mena, Marcos Osatinsky y Fernando Vaca Narvaja, lograron abordar en el aeropuerto un avión y escaparon hacia Chile donde el gobierno de Salvador Allende les permitió seguir viaje a Cuba. Ante esta situación 19 presos políticos quedaron aprisionados en el aeropuerto de la ciudad de Trelew, donde mediante una conferencia de prensa negociaron su entrega a las fuerzas armadas; en la que, entre otras cosas, solicitaron ser devueltos al penal de Rawson, pero fueron transaladados a la base aeronaval de Trelew donde estuvieron presos 7 días, de torturas y sometimientos, antes de ser brutalmente asesinados en la denominada MASACRE DE TRELEW. El 22 de agosto de 1972, a las 3.30 de la mañana, bajo órdenes provenientes de la Casa Rosada, fueron obligados a salir de sus celdas, pararse en fila en el pasillo y los ametrallaron; gritos, balazos, humo, sangre, dolor… Los pocos sobrevivientes se arrojaron dentro de sus celdas; María Antonia Berger logró escribir en la pared de su calabozo las siglas LOMJE (Libres o Muertos, Jamás Esclavos). Cerca de las 4 de la mañana llegaron los enfermeros con el fín de retirar los cuerpos; pero 7 guerrilleros (Haidar, Berger, Camps, Kohon, Bonet, Astudillo y Polti ) habían sobrevivido simulando estar muertos, y confundiendo a los militares; fueron trasladados a Bahía Blanca, pero en el trayecto Polti, Astudillo, Kohon y Bonet fallecieron. Ese mismo día el general Eduardo Betti informó que ante un nuevo intento de fuga habían resultado muertos 16 guerrilleros. Otras versiones oficiales dadas en los días subsiguientes presentaban contradicciones y finalmente perdieron la poca legitimidad que les quedaba. Hubieron cientos de movilizaciones en todo el país en forma de protesta por los asesinatos bajo los cantos de “ya van a ver, cuando venguemos a los héroes de Trelew”. Todos los sectores políticos repudiaron los hechos. La sede de la Asociación Gremial de Abogados fue dinamitada, se exterminó a las familias de Clarisa Lea Place, Roberto Santucho y Mariano Pujadas, la mayor parte de los hermanos y hermanas de los fusilados están hoy desaparecidos y el letrado Mario Abel Amaya, que escoltó con su auto al micro de la armada que el 16 trasladó a los detenidos hasta la base naval, fue asesinado a golpes en 1976. En octubre de 1972 la armada, el ejército, la policía y la gendarmería realizaron allanamientos en Trelew, Madryn y Rawson, deteniendo a más de una veintena de personas que fueron trasladadas a la ciudad de Buenos Aires. Trelew se levantó, en un hecho sin antecedentes. Hubo una huelga general, de la que participaron absolutamente todos: los ocho partidos políticos, diarios, radios, instituciones educativas, comercios, ciudadanos; todos se encontraron indignados y se encerraron en el Teatro Español de la ciudad bajo la consigna “prohibido dormir”. Luego de varios días la protesta tendría un final victorioso y el Gobierno de Lanusse se vió obligado a liberar a los presos, y enviarlos nuevamente a sus ciudades. La valentía de los Héroes Guerrilleros de Trelew sigue corriendo por la sangre de los luchadores en cada parte del mundo. El ejemplo del pueblo de Trelew, y de los presos de la Unidad 6 nos sigue guiando en el camino hacia una verdadera Patria Socialista, sin explotadores ni explotados. Fueron estas experiencias las que nos marcaron como pueblo, como nación y de las que debemos levantar las banderas. La ciudad chubutense demostró que cuando el pueblo se une y se levanta contra las injusticias las victorias son posibles. Al día de hoy esta ciudad sigue demostrando que frente al saqueo y la miseria, la salida es la lucha y la organización; enfrentándose a la represión de las patotas pro-mineras, repitiendo que NO ES NO, junto a sus hermanos de Rawson, Esquel, Gaiman y tantos otros pueblos que a través de la lucha expulsan a las empresas mineras de sus territorios. En marzo de este año (2013), la ciudad de Trelew fue elegida la “capital nacional de los Derechos Humanos”. Lo paradójico es que en julio apareció muerto frente al aeropuerto viejo (escenario de la fuga de los guerrilleros, hoy museo de la memoria) el sobrino de un testigo clave en una causa de violación en una comisaria de la ciudad.El tío del joven se encontraba bajo un programa de protección; y también fue asesinado en 2012. Los casos de impunidad policial y gatillo fácil se multiplican en esa ciudad y el pueblo está respondiendo. Aún así el gobierno Kirchnerista de Martín Buzzi se burla de esto nombrando a la ciudad de Trelew como capital de los Derechos Humanos. Son este gobierno y los anteriores y los que seguirán los que continúan legitimando el hambre, la miseria y el enriquecimiento de algunos pocos a costa del sufrimiento de las mayorías. La verdadera salida no está en las urnas, las elecciones pasan, el hambre y la miseria no. Unámonos en la lucha por la VERDADERA REVOLUCIÓN SOCIALISTA.
Posted on: Thu, 22 Aug 2013 22:12:44 +0000