Los paraguayo sufren la herencias de una guerra de exterminio que - TopicsExpress



          

Los paraguayo sufren la herencias de una guerra de exterminio que se incorporo a las historias de America latina como su capitulo más infame, Se llamó la guerra de la triple alianza Brasil Argentina y Uruguay tuvieron a su cargo el genocidio, No dejaron piedra sobre piedra ni habitante barones entres los escombros, aunque Inglaterra no participo directamente en la horrorosa hazaña, fueron su mercaderes, sus banquero la casa Baring Brothers y la banca Rothschild, en empréstitos con intereses leoninos que hipotecaron la suerte de los países vencedores; hasta su destrucción, paraguay se erguía como una excepción en America latina; la única nación que el capital extranjero no había deformado, El largo gobierno de la mano de hierro del dictador Gaspapar Rodríguez de Francia , ( 1814 1840) había incubado, en la matriz del aislamiento, un desarrollo paternalista, ocupaba el lugar de una burguesía nacional que no existía, en la tarea de organizar la nación y orientar su recursos y su destino, Francia se había apoyado en la masa campesina para aplastar la oligarquía paraguaya y había, conquistado la paz interior tendiendo un estritos cordón sanitarias frentes a los países restante países del antiguo virreinato del Río de la plata, las expropiaciones, los destierros, las prisiones, las persecuciones y las multas no habían servido de instrumentos para la consolidación del dominio interno de los terratenientes y los comerciantes sino que, por el contrario habían sido utilizado para su destrucción, No existían, ni nacería más tarde, las libertades política y el derecho de la oposición, pero en aquella etapa histórica sólo los nostálgicos de los privilegios pedidos sufrían la falta de democracias, no había grande fortunas privadas cuando Francia murió, y paraguay era el único de América latina que no tenia mendigos, hambrientos ni ladrones; los viajeros época encontraban allí un oasis de tranquilidad en medios de las demás comarcas convulsionadas por las guerras continuas, El agente norteamericano Hopkins informaba en 1845, a su gobierno que en paraguay no hay niños que no sepan leer y escribir…>> era también el único país que no vivía con la mirada clavada al otro lado del mar. El comercio exterior no constituía el eje de la vida nacional; la doctrina liberal, expresión ideológica de la articulación mundial de los mercados, carecía de respuestas para los desafíos que Paraguay, obligado a crecer hacia dentro por su aislamiento mediterráneo, se estaba planteando desde principios de siglo. El exterminio de la oligarquía hizo posible la concentración de los resortes económicos fundamentales en manos del Estado, para llevar adelante esta política autárquica de desarrollo dentro de fronteras. Los posteriores gobiernos de Carlos Antonio López y su hijo Francisco Solano continuaron y vitalizaron la tarea. La economía estaba en pleno crecimiento. Cuando los invasores aparecieron en el horizonte, en1865, Paraguay contaba con una línea de telégrafos, un ferrocarril y una buena cantidad de fabricas materiales de construcción, tejidos, lienzos, ponchos, papel y tinta, loza y pólvora. Doscientos técnicos extranjeros, muy bien pagados por el Estado, Presentaban su colaboración decisiva. Desde 1850, la fundición de Ibycui fabricaba cañones, morteros y balas de todos los calibres; en el arsenal de Asunción se producían cañones de bronce, obuses y balas. La siderurgia nacional, como todas las demás actividades económicas esenciales, estaba en manos del Estado. El país contaba con una flota mercante nacional, y habían sido construidos en el astillero de Asunción varios de los buques que ostentaban el pabellón paraguayo a lo largo del Paraná o a través del Atlántico y el Mediterráneo. El Estado virtualmente monopolizaba el comercio exterior: la yerba y el tabaco abastecían el consumo del sur del continente; las maderas valiosas se exportaban a Europa. La balanza comercial arrojaba un fuerte superávit. Paraguay tenía una moneda fuerte y estable, y disponía de suficiente riqueza para realizar enormes inversiones públicas sin recurrir al capital extranjero. El país no debía ni un centavo al exterior, pese a lo cual estaba en condiciones de mantener el mejor ejercito de America del Sur, contratar técnicos ingleses que se ponían al servicio del país en lugar de poner al país en su servicio, y enviar a Europa a unos cuantos jóvenes universitarios paraguayos para perfeccionar sus estudios. El excedente económico generado por la producción agrícola no se derrochaba en el lujo estéril de una oligarquía inexistente, ni iba a parar a los bolsillos de los intermediarios, ni a las manos brujas de los prestamistas, ni al rubro ganancias que el Imperio británico nutria con los servicios de fletes y seguros. La esponja imperialista no absorbía la riqueza que el país producía. El98 por ciento del territorio paraguayo era de propiedad pública: el estado cedía a los campesinos la explotación de las parcelas a cambio de la obligación de poblarlas y cultivarlas en forma permanente y sin el derecho de venderlas. Había, además, sesenta y cuatro estancias de la patria, haciendas que el Estado administraba directamente. Las obras de riesgo, represas y canales, y los nuevos puentes y caminos contribuían en grado importante a la elevación de la productividad agrícola. Se rescato la tradición indígena de las dos cosechas anuales, que había sido abandonada por los conquistadores. El aliento vivo de las tradiciones jesuitas facilitaba, sin duda, todo este proceso creador.
Posted on: Wed, 14 Aug 2013 02:37:58 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015