M2R* El fallo de un atardecer. Ahí estaba. Intenso, mágico, - TopicsExpress



          

M2R* El fallo de un atardecer. Ahí estaba. Intenso, mágico, hipnotizante. El que me acompañaría a mi hogar después de un gran fallo cometido del que no podría hacer nada por arreglar. El que no recogería mis lágrimas, pero si me rescataría entre sus rayos que se apagarían con el paso de aquel día de otoño frío. ¿Dónde estás? ¿Dónde puedo encontrar tu presencia, la que tanto anhelo? ¿Dónde escondiste tus ojos? Desde la lejanía te observaba, te admiraba, te deseaba, te extrañaba. Deseo ser aquel atardecer que te ilumina débilmente, deseo ser lo que tú necesitas, deseo ser yo la que te despierte entre besos cada mañana. Y ahí estás. Tus labios se mueven, dejando escapar dulces y magnéticos sonidos que, desde lejos, llegan a mis oídos y retumban en mis tímpanos. El cálido viento del anochecer próximo acaricia tu delicado rostro y zarandea tu corto cabello. Mis ojos observan todos los matices de tu rostro, de tu carácter, de tu experiencia... De tu ser. Los ves marchar mientras te mandan sonrisas desde lejos. Yo debería hallarme con ellos ¿por qué estoy entonces aquí? Porque estoy preparada para cometer el error sin arreglo, sin salida. Permaneces ausente, mirando al horizonte, que escondido entre montañas e iluminado por el sol está. Pronuncio tu nombre, intentando calmar mi inquietud mientras sujeto fuertemente, con mis pensamientos, mi corazón palpitante. Te giras para mirarme. A pesar del duro día y del cansancio que siente tu cuerpo, me sonríes y diriges tus pasos hacia mí. ¿Por qué? ¿Por qué tengo la necesidad de hacer esta locura, cuando se lo que responderán los sonidos que emanas de tus labios? No importa… Convencí a mi cuerpo para seguir. Mis piernas hacían desplazarme hacia ti, a la vez que mis ojos querían conducir lágrimas hacia fuera. A pesar de todo, sonreí. Pensabas que, una vez más, iría corriendo y rodearía tu cuerpo en un cálido abrazo cariñoso y dulce, pero no. Me acerqué hasta tal punto que podía ver con claridad todos y cada uno de los detalles de tus labios. Oí mi nombre en un susurro interrogante, pero no quise escuchar. Me acerqué más aún, cumpliendo, por fin, el plan desastroso que causaría tu abandono y mi soledad. Con torpeza, logré probar entre roces prohibidos. Notaba que mis lágrimas lo lamentaban, que asustadas estaban, y cuan arrepentidas del desastroso plan de otoño. Me separé. Aun me mirabas extrañada, sonrojada, asustada, apenada. Lo sabía, sabía que pasaría y sabía lo que venía ahora, pero preferí no escuchar y leer de tus ojos un rechazo, pero no fui capaz de mirar. Me alejé rápidamente, antes de que pudieses pronunciar nada. El fallo de un atardecer, en el que una esencia se enamoró de lo prohibido y sucumbió a una eterna soledad. F · I · N
Posted on: Fri, 19 Jul 2013 16:38:06 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015