MEMORIAS—CAPÍTULO 37—SUBCAPÍTULO 14— --(VMGF—Caracas, - TopicsExpress



          

MEMORIAS—CAPÍTULO 37—SUBCAPÍTULO 14— --(VMGF—Caracas, 17—11—13--) — Comentarios previos al Cap. XIV: Los hermanos y amigos escriben: 1) Marilú escribió: Hola Hermanos Gustavo y víctor Espero Teresa haya pasado ayer un Feliz Cumpleaños, le enviamos una tarjeta electrónica muy divertida. Trataré de llamarla esta noche. En cuanto a la Memoria de Víctor, es buena idea pedirle a mamá que traduzca, pero hazlo rápido, no hay tiempo que perder, son 93 años… Creo que este ejercicio la va a ayudar mucho…necesita en qué distraerse y ejercitar su capacidad intelectual que es maravillosa.. Ayer Día de la Madre, estuve visitándola. Michael y yo compartimos un buen rato con ella y sus cuentos, nos mostró un video que hizo Jacinto durante un viaje a Guayana que hizo con sus hijos, creo que en 1999. Allí aparece Guasipati, la plaza, El Callao, la casa donde nació mamá en el Callao, y un sitio que llaman el Museo del Oro, donde hay en una pared con fotografías de los pioneros, entre éstas, una foto del abuelo Jacinto y la Abuela Rosario. Mike se trajo el video para copiarlo, le gustó mucho es parte de su historia ascendente… Víctor, los corredores de la parte de atrás de la casa del Tinaco, eran las caballerías, esos era los corredores para las caballerías en su tiempo. Allí mismo colgaban las hamacas y los chinchorros, los tíos Alejandro, Eduardo, los primos, José Ángel, Roberto García Grüber y esposa, Fucho Chavero y esposa y unos cuantos más. Buenos las esposas dormían en las habitaciones. Te cuento que muchos años después, ya casada y con hijos, viviendo en Los Palos Grandes, cuando mis hijos empezaron a ir al colegio, el chofer del transporte escolar se llamaba el Sr. Amaya, un día conversando con él, me dijo “usted es la hija de Víctor Grüber?” Le contesté que sí. Le pregunté de donde conocía a papá, y me dijo: no te acuerdas pero yo iba con Eduardo de Figarelli de cacería, llegaba a tu casa, en El Tinaco…. En los corredores de las caballerizas, cuando dormían siempre les movían los chinchorros y las hamacas de noche cuando dormían, eso era parte de los “cuentos de muertos”, que salían por ahí… y cuando iban a la letrina de noche y de madrugada, donde estaba la mata de mamón, era de mamón, veían una luz azul que salía a la pata de la mata…los cuentos eran que allí había un entierro….y el ahorcado…. Lo demás queda para la próxima…. Marilú 2) Julio comentó: Veo que todos estamos escribiendo, jajaja Abrazos Julio Avendaño Campbell (Observación de Víctor: Julio se entusiasmó y me ha enviado varias versiones de sus Memorias, aumentadas y corregidas. Las estamos editando conjuntamente, separando el grano de la paja, mejor dicho lo publicable de lo impublicable. Ya ustedes lo conocen, Julio es un chico travieso y tiene un humor parecido al mío: Negro, sangriento, dulce, picante; tal cual una morcilla carupanera...jaja...(La definición es original mía).. --- XXXXXX--- Mis Memorias--Cap. XIV-- Decíamos al final del Capítulo anterior: El disparo salió hacia la izquierda, la escopeta se me salió de las manos hacia la derecha, los venados salieron corriendo como alma que lleva el diablo, y los hombres quedaron paralizados sin hablar y sin moverse. Papá Víctor rompió el silencio:¿Primo está vivo?... Respuesta: ¡Si primo!..¿Primo no está herido, tóquese?...Re: ¡ No primo lo que estoy es cagao, me tiemblan las piernas, y el cuerpo!...Papá: ¡Coño a mi también!...Entonces se volteó y me dijo: ¡Qué coño te pasó!...Re: Bueno me tropecé y se disparó la escopeta, pero yo la llevaba correctamente como tu nos enseñaste...Papá: Si pero nos espantaste la cacería ¡Vámonos para el coño, que la vaina se puso mala, pavosa, y de aquí vamos a sacar a un muerto!...No devolvimos para la casa, a toda la velocidad posible...Pero esa cacería, y diálogo entre papá y el primo, quedaron grabados para siempre en la memoria de los participantes, sirvió de historia ejemplar de cacería, para recordar, y reír a mandíbula batiente, entre una cerveza y otra... No fue la anterior la primera, ni la última, excursión cinegética tragicómica, hubo varias, la que sigue es otra de las mejores. Por cierto hoy 13 de mayo está declarado Día Internacional de la Cerveza ¡Hay que celebrarlo!... En una Semana Santa (1952) llegaron a nuestra casa de El Tinaco el primo José Ángel Belisario Gruber, un amigo y compañero de cacería Secchi, de origen italiano, y otro amigo militar (Subteniente o Teniente); el primo se trajo su auto de paseo, un Packard último modelo, muy bello, cargado de bastimentos, armas, municiones, y demás aparejos de cacería. Llegaron el fin de semana previo a la Semana Mayor, descansaron, y al día siguiente organizamos la expedición hacia la Galeras de El Pao, y los llanos consiguientes. Recuerden que se estaba construyendo una carretera que uniría a El Tinaco (Cojedes) con el Estado Guárico, actualmente existe... Partimos en dos carros la camioneta F-1 de papá Víctor, y su Jeep Willys; cargados de todo lo necesario, incluyendo cavas con hielo, agua, refrescos, y cervezas; además de las tres personas nombradas más arriba, iban papá y los infaltables morochitos Antonio y Víctor. El armamento era variado: el rifle .22 de papá, para mí la escopeta morocha calibre .16, para Antonio la famosa escopeta de un solo cañón calibre .12, protagonista principal de la historia anterior; el primo José Ángel portaba un rifle calibre .22 Hornet, muy potente; el amigo Secchi una escopeta automática de repetición calibre .12; el militar llevaba una pequeña carabina FN-30, tiro a tiro; además portaban armas menores como revólveres, pistolas, y cuchillos de caza... Llegamos hasta Caño Benito, donde años después mi tío Alejandro montó una casa con bastante terreno; estacionamos los carros fuera del camino, a la sombra de unos grandes árboles, cada quien se arregló y armó dispuesto a internarse en los montes aledaños, en busca de las piezas prometidas; papá dio las instrucciones necesarias para evitar accidentes con las armas de fuego, y organizó tres grupos: el primo J.A., y él, irían tras las huellas de un tigre o cunaguaro que estaban frescas y seguían por la parte izquierda del monte, y de una laguna poco profunda sembrada da matas acuáticas diversas; el militar y Antonio (conocedor del terreno) se irían por la costa derecha de la laguna, y del monte; el musiu Secchi y Víctor (conocedor del ambiente), explorarían la parte central de la laguna y del monte. Últimas instrucciones: poner las armas en disposición de disparo cuando la pieza estuviera absolutamente visible y a tiro; no disparar contra bultos, puede ser un animal o persona; no disparar a lo loco en dirección horizontal; tener cuidado al pisar con las serpientes; en caso de necesitar ayuda gritar y disparar varias veces al aire ¡Bien adelante pues!.. Apenas habíamos caminado, una media hora, por la laguneta, chapoteando el agua, el musiú y yo, oímos unos gruñidos parecidos al de los cerdos. ¡Cochinos de monte! Me dijo Secchi al oído, y se adelantó sigilosamente, yo marché detrás de él; apenas vislumbramos la manada él empezó a disparar, con su escopeta automática, hirió a dos, yo los rematé, los demás escaparon como alma que lleva el diablo. Al acercarnos a las piezas de cacería, me dí cuenta que no tenían las características de los cochinos de monte (váquiros); estaban en el monte comiendo las raíces de las plantas acuáticas, y hozando en el barro, pero no tenían el pelaje negro, erizado, de los váquiros, ni los colmillos sobresalientes de los mismos; se lo dije, pero el musiú me discutió:¡Estaban en el monte, son cochinos de monte!... Cortamos una vara larga y relativamente gruesa; los abrimos para sacarles las entrañas y aliviar el peso; les amaramos las patas con bejucos; los guindamos en la vara, nos devolvimos, chapoteando en la laguna, hacia la base de partida donde estaban los carros; descansando trecho a trecho, tardamos como una hora; lo guardamos en la parte trasera de la F-1; y nos sentamos a esperar a los otros cazadores, con una refrescante cerveza en una mano, y un pan con jamón y queso en la otra; poco a poco fueron llegando los otros dos grupos, con las manos vacías; el musiú y yo, éramos los más exitosos. Papá Víctor se acercó a examinar los cochinos de monte: ¡Coño esos no son váquiros! Qué vaina, vamos a tener que pagarlos, por aquí cerca deben vivir los campesinos dueños. Pero el musiú insistía en su formula mágica: ¡Si están en el monte, comen en el monte, viven en el monte: son cochinos de monte!... El grupo se entregó al descanso y a refrescarse, la verdad que el verano en Cojedes, y en Caño Benito, era bastante caluroso; luego empezó un carnaval de disparos, tiro al blanco; cada quien, además de tomar agua, refrescos, o cervezas, empezó a matar la fiebre disparando a pájaros, flores, y diversos objetos naturales, o no, que servían de blanco, y en el momento cumbre de la orgía de pólvora apareció un campesino, armado de un machete, y acompañado de un muchachito; pase adelante Don ¿Quiere agua, un refresco, o una cerveza? Re: Bueno un refresquito; se acercó a la camioneta y vio (a sus cochinos, eso lo supimos luego): ¡Caramba buena cacería!...Sí se acercó y dijo el musiú Cechi:¡Están en el monte, duermen en el monte, comen en el monte, viven en el monte...¿Qué son?:¡Cochinos de monte!...¡Verdaderamente dijo el campesino! Dio las gracias, se despidió, y se fue...El tiroteo a cuanta cosa Dios creó seguía en plena efervescencia... Años más tarde mi tío Alejandro (F.L.), contó que el campesino era un pisatario en las tierras de los Izturriza, que él interesado como estaba en ocupar una parcela de terreno y construir una casa, tuvo que pagar por los cochinos de monte; que eran criados así, en estado semisalvaje, aprovechando la laguna, su agua, su barro, y sus ricas plantas alimenticias. Quince años después, en una excursión que realicé por la Laguna de Sinamaica (Zulia), observé que los indios, blancos, negros, y mestizos, que moran por allí, tienen el mismo procedimiento para la cría de cochinos domésticos pero alzados: los sueltan del corral para la laguna en la mañana, los llaman con el sonido de un cacho en la tardecita, los encorralan de nuevo, y les dan algún alimento (plantas de maíz y sal)... Por cierto que unos amigos maracuchos que me llevaron a esa excursión, me propusieron casarme con una indiecita-- (comprobadamente virgen,12 años)--, por el rito indígena; ese contrato familiar me costaría una cierta cantidad en bolívares; luego entre mi familia india y yo, montaríamos un palafito sobre la laguna (vivienda tradicional); un corral de cochinos, que ella se encargaría de cuidar, bajo la estricta vigilancia de sus familiares--(a fin de evitar la deshonra de unos cachos)--; mientras yo podía vivir en Maracaibo, con mi esposa legal--(legalidad blanca)--; y visitar a mi esposa india cada 15 días, y llevarle algún regalito: ella me estaría esperando con los brazos abiertos, y me daría cuenta del estado de los cochinos...¿Qué tal?...¿Renuncié al paraíso terrenal indio/maracucho?...¿Qué opinan mis prudente lectores?... Para terminar la historia de los cochinos de monte: uno de ellos se quedó en el Tinaco, otro se lo llevó el primo José Ángel; ambos fueron preparados de diversas y sabrosas maneras por mamá Antonia, y por la tía Carola, madre de J.A; pero rápidamente los comensales de ambas familias tuvieron que comer los platos preparados, exquisitamente, por ambas matronas, con tanto cuidado como si fueran de pescados muy espinosos, porque de vez en cuando te tocaba escupir una munición de plomo tigrero, con la cual fueron masacrados los supuestos váquiros...jaja...
Posted on: Sun, 17 Nov 2013 21:12:31 +0000

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