Mas, sobre los corruptos de la policia ¿ESPÍRITU DE CUERPO O COMPLICIDAD Editorial La Prensa - 6/09/2013 El caso del aún oficial de la Policía Nacional atrapado en Miami por el FBI pone de manifiesto, independientemente de que se trate de un efectivo que hubiese sido declarado desertor y, por lo tanto, despojado de los derechos, privilegios y obligaciones que rodean a los integrantes de la institución del orden, una falta absoluta de mecanismos de control interno para cernir al personal, para declarar a una persona apta para continuar en un servicio tan importante y delicado como el que corresponde a los responsables de la seguridad interna del país y de los bolivianos. El policía en cuestión, que para ser considerado efectivamente un exmiembro de la entidad debe correr aún un trámite que lo despoje de su condición, confrontó desde que era un joven oficial subalterno juicios, denuncias y procesos. Se dirá y con razón que la competencia interna por ascender y ganar espacios en la Policía es despiadada, lo que genera calumnias y ofensas a fin de que el camarada pierda los puntos imprescindibles para ganar un grado o llegar al generalato, que es la finalidad de todos cuantos son admitidos en la Academia, por lo que el detenido en Miami puede alegar que fue víctima de la guerra sucia desatada por sus propios compañeros de armas. Sin embargo, cuando las denuncias llegan de ámbitos completamente distintos a los de la institución del orden, como una cadena internacional de televisión o de un particular, que sintió sus intereses afectados, se llega a la conclusión de, en este caso concreto, ha primado un espíritu de cuerpo muy parecido a la complicidad entre los camaradas para protegerlo y permitir que siga su carrera profesional sin el menor inconveniente. Pese a las acusaciones y procesos, de los que salió indemne, alcanzó la condición de oficial superior, aunque el Alto Mando Policial se ha guardado en reserva el grado que alcanzó el sospechoso de extorsionar al empresario Humberto Roca Leigue, aunque todo indica que puede tratarse de un mayor, vale decir que está a unos pocos años de llegar a ser coronel y a partir de esa condición, pugnar por el máximo escalón e, inclusive, un puesto en el Comando Nacional. Cuando llega la época de ascensos, todos los medios de comunicación reciben denuncias, anónimas en la mayoría de los casos, en contra de oficiales de alta graduación. Sin embargo, hay otros casos, el del exteniente Jorge Clavijo Ovando resulta ser un excelente ejemplo, en los que el espíritu de cuerpo se impone y todos tratan de tapar irregularidades y problemas al precio que sea. Además, no debe perderse de vista que cuando un ciudadano requiere de un servicio policial, sabe que si no pone sobre la mesa unos billetes, podrá esperar sentado la buena voluntad de los uniformados. Esa lógica mercantilista, por llamarla de alguna manera, se traslada al que puede designarse como frente interno, en el que aparentemente nada se hace sin que haya una bonificación de por medio. Denuncias sobran al respecto.
Posted on: Fri, 06 Sep 2013 11:35:08 +0000
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