Meditación diaria para hoy Julio 17, 2013 Meditación: Mateo - TopicsExpress



          

Meditación diaria para hoy Julio 17, 2013 Meditación: Mateo 11,25-27 En la vida cristiana todo depende de la revelación de la gloria de Jesucristo al corazón humano y del cambio radical que ocurre como resultado de esa revelación.Ni el intelecto, ni la fuerza de voluntad ni la educación igualan lo que puede lograr el Espíritu Santo cuando nos revela a Jesús. La Sagrada Escritura y la historia cristiana están llenas de relatos de hombres y mujeres de muy distintas condiciones que hicieron cosas extraordinarias en el Reino porque habían recibido la revelación de Jesucristo en el corazón.La revelación es un don divino; no podemos adquirirlo mediante la inteligencia y el conocimiento humanos. El profeta Isaías vio al Señor en su trono glorioso, rodeado de ángeles que proclamaban su santidad. Al contemplar al Señor, el profeta se dio cuenta de que era incapaz de permanecer en su presencia. Sin embargo, una vez que Dios lo purificó, Isaías pasó el resto de su vida preparando a Israel para la venida del Mesías.Del mismo modo, Jesús escogió a Pedro, pescador sin educación, para que dirigiera su Iglesia. Por revelación de Dios, Pedro vio que Jesús era el Cristo (Mateo 16,16) y después de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, fue capaz de anunciar el Evangelio con toda audacia. Durante todo su ministerio, inspiró a miles de judíos a convertirse e incluso admitió el ingreso de gentiles a la Iglesia. Si bien san Pedro era hombre sencillo e indocto, llegó a ser “la roca” sobre la que está edificada la Iglesia. No hizo falta más que un corazón bien dispuesto y la revelación de Dios para transformar a Pedro, un discípulo no muy calificado, en un jefe valiente y sabio.Lo que sí nos consuela es que cualquier debilidad que tengamos, eso no es obstáculo para Dios. De hecho, las fallas que tengamos nos mantienen humildes para abrir el corazón a la revelación del Señor. Sin duda sería presuntuoso compararse con un profeta o un apóstol, pero Dios desea revelarse a toda persona de un modo tan transformador como lo hizo con ellos. Tengamos, pues, el corazón bien dispuesto, como los niños, para que nuestro Señor entre en nuestro ser, más allá de nuestro intelecto y educación, para llenarnos de su revelación divina.“Padre celestial, dame a conocer la gloria de tu Hijo Jesucristo. Transforma mi vida, Señor, por tu Espíritu Santo, porque anhelo conocerte más profundamente y adelantar tu Reino aquí en la tierra.” Éxodo 3,1-6.9-12; Salmo 103,1-4.6-7
Posted on: Wed, 17 Jul 2013 10:51:04 +0000

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