Memoria Pedagógica. Dedicatoria y agradecimientos. Anoche tuve un sueño, soñé que caminaba por la playa en compañía del Señor, mire hacia atrás y vi huellas sobre la arena, una mía y otra del Señor, vi que en algunos sitios había una sola huella que coincidían, con los días de mayor angustia, miedo y dolor, y yo le pregunté… ¿Por qué me dejaste sola justo en los peores momentos? El me respondió… “Los días que has visto una sola huella sobre la arena, han sido los días en que te he llevado en brazos”. Quiero dedicar mi éxito a Zaira, que me acompañó, espero mi regreso cada una de las noches de frío o calor con sus ojitos casi cerrados por el sueño, se ocupo de su hermano como si fuera su madre, se desvelo conmigo, me ayudo a preparar clases y dejo de lado todas sus responsabilidades por estar a mi lado durante estos cuatro años tan difíciles para mi. Mil Gracias hija mía. A Lautaro, mi hijo, que espero ansioso que llegara el día que pudiera quedarme con el a disfrutar la dicha de estar juntos. A toda mi familia que siempre me dio un soplo de aliento cuando sentía que las fuerzas para seguir querían abandonarme. A mis dos maravillosos amigos: René, gracias por lograr en mi tantas risas, aun en los momentos que sentía que la tristeza y el cansancio invadían mi ser. Zoraida, gracias por inculcarme el valor del estudio y la responsabilidad y por llevarnos de la mano para alcanzar nuestra meta. Los tres tan distintos pero también tan unidos, logramos formar el grupo perfecto e inseparable. Compartimos risas y lágrimas, fríos intensos de agosto y calores sofocantes de las siestas de diciembre para preparar exámenes finales con mates, tererés, tutucas, palitos salados y puflitos (cada año cambiábamos de menú) para no pensar en el tiempo que pasaba; gracias por venir a casa pensando en mi y no en su propio beneficio, apoyándome cuando más los necesite. Mil gracias porque sin la compañía de ustedes este momento no habría llegado.
Posted on: Thu, 14 Nov 2013 00:58:02 +0000
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