Mohámed, hijo de Ádmed, hijo de Abubéquer el Ricotí ó el de - TopicsExpress



          

Mohámed, hijo de Ádmed, hijo de Abubéquer el Ricotí ó el de Ricote, distrito de Murcia. Fué uno de los muslimes españoles más sabios en las ciencias: lógica, geometría, aritmética, música y medicina, y a la vez médico experimentado. Enseñaba a las gentes de diversa religión en sus propias lenguas las ciencias que ellos deseaban aprender. Cuando el rey de los cristianos se apoderó de Murcia le reconoció su situación y derechos y mandó que se le construyera una madraza en la cual enseñase a musulmanes, judíos y cristianos. El mismo rey llegó a brindarle con grandes beneficios si abraza el cristianismo. El de Ricote le contestó con gran cortesía, pero de un modo evasivo, y cuando hubo salido de su presencia, dijo a sus íntimos: “Toda mi vida he servido a un solo Dios y no he podido cumplir lo que se le debe: ¿qué sería de mí si hubiese de servir a tres, como me pide el rey?. Más tarde el sultán segundo de los Nazaritas de Granada llamóle a su corte, le otorgó las más alta dignidad, se hizo su discípulo y le dio una casa en lo más templado de los campos de la ciudad. … Así continuó el de Ricote, gozando de grande honor y estima en la corte del sultán de Granada hasta que murió en ella. Es indudable que de ese elevado progreso de la civilización hispano-árabe, de que nos habla Abenjaldun, correspondió no pequeña parte a la región murciana: en el curso de esta historia se ha podido ver el gran número de murcianos musulmanes que alcanzaron gran nombre en las ciencias y en las letras: con los Abenmardenix y los Abenhud, famosos guerreros, llegó Murcia a constituirse en una verdadera metrópoli de la España musulmana: su florecimiento artístico, agrícola y comercial aparece bastante revelado en las descripciones que de ella nos han sido transmitidas por los mismos historiadores y geógrafos árabes. Murcia, dicen, competía con Almería y Málaga en la fabricación de telas de seda, ricamente bordadas en oro, las cuales causaban la admiración de los moradores del Oriente; los magnificos tapices murcianos que eran exportados al África y al Asia, alcanzaba el más elevado precio en su género: de sus camillas y otros muebles adornados con peregrinas incrustaciones, de sus elegantes alfombras y esteras, de sus preciosos instrumentos de cobre y hierro y de sus objetos de vidrio y barro se hacía también considerable exportación a todos los mercados del mundo conocido. La cora de Todmir, dicen, es rica en minas de plata, piedra azul y otros minerales; posee muchos castillos, distritos y ciudades bien pobladas. … He aquí los siguientes versos, debidos a Abuabdála Mohámed, hijo de Alhadad, llamado ordinariamente el poeta Alandalosí. ¡Oh tú, que te hallas ausente¡ El deseo de volver a ti ha fijado ya su torno en mi corazón; resistir más tu separación me es imposible¡ ¡Has dejado desgarrarse mi corazón y mis entrañas, y que mis lagrimales destilen gotas de sangre¡ ¡Si hubieras visto mi dichosa situación en Todmir, seguramente te movería a compasión la miserable en que ahora me contemplas¡ ¡Sin ti no hay placer para mi alma, y mi vida no se ve libre de enojos¡ ¡ En vano procuro ocultar mi inclinación hacia las criaturas; la llama de la pasión la descubre y manifiesta ¡ Fuente: Historia de Murcia Musulmana. Autor Mariano Gaspar Remiro. Biblioteca de bolsillo número 8, Murcia 1980 Real Academia Alfonso X El Sabio I.S.B.N. 84-00-04583-1 Cubierta: Descripción de Murcia, según Yaqut (s. XII-XIII
Posted on: Sun, 21 Jul 2013 07:43:43 +0000

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