Muchos saludos. Lo prometido es deuda y aquí les presento otra muestra. Timoteo (fragmento) En la esquina siguiente se detuvo frente a un estanquillo de revistas y paso rápidamente la mirada sobre los titulares amarillistas de los diarios. Sin darse cuenta, y mientras se rascaba una axila y empezaba a leer los encabezados de la farándula, se acercó hasta él un niño montado en bicicleta. ―Papá. Timoteo se sorprendió al oír la voz y dio un pequeño respingo. Miro al niño, que no tendría más de diez años, y luego en rededor, como para asegurarse que nadie hubiera escuchado el saludo. El único posible testigo, el periodiquero sentado al lado del estanquillo, se distraía con un juego electrónico de mano que traía conectado con audífonos. Timoteo se alejó varios pasos. El niño y su bicicleta lo siguieron. ―Manuelito, ya te he dicho que no me digas así en la calle, mejor dime tío. El niño lo miró fijamente, achicando los ojos de enojo. ―Dice mi mama que ya no tiene dinero, que le mandes algo para la semana. Timoteo lanzo un bufido, se rasco las bolsas del pantalón y saco las manos vacías, enseñando las palmas desnudas al niño, quien en un mohín de fastidio echo los ojos para arriba. ―Dile a tu mamá que en unos días paso a dejarle algo. A ver que tal me va hoy por la tarde. El niño lo miro largamente, monto en su bicicleta y mientras tomaba la avenida grito: ―Mi nombre es Sebastián, no Manuelito. ¿Me oíste, ‘tío’ pendejo? Ni el niño ni Timoteo vieron el camión de carga que veloz se acercaba. El impacto fue brutal. Niño y bicicleta volaron por los aires varios metros y luego se impactaron contra un vehículo estacionado. Timoteo abrió ojos y boca desmesuradamente. Su primer impulso, el de correr hasta el niño a prestarle auxilio, fue interrumpido por la furtiva mirada que lanzo a su reloj de pulsera. Cinco minutos para las cinco...
Posted on: Wed, 25 Sep 2013 19:20:50 +0000
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