NACIMIENTO Y INFANCIA DE MARIA la Virgen María ha nacido en el - TopicsExpress



          

NACIMIENTO Y INFANCIA DE MARIA la Virgen María ha nacido en el mes de Mayo. Era un día lleno de calor y de sol. A eso del medio día Ana, la madre de Mari, sabe que su hijo va a nacer pronto., Llama a las criadas más íntimas de la casa, y con ellas entra en su habitación. De pronto el calor del sol, que en este mes de mayo era fuerte, se desvanece. Unas nubes negras se acercan procedentes de los valles de Hebrón. Una gran tormenta se viene sobre Nazaret, de tal modo que Joaquín suspende su trabajo, y José, el que andando el tiempo sería el esposo de la que ahora iba a nacer, dice: -Parece que Satanás lanza hoy sobre nosotros toda su rabia. Y al decirlo un rayo cae en la esquina de la casa, que ahora, poco más del medio día, tal vez a las tres de la tarde, acaba de nacer María. Una comadrona va a prisa a llamar a Joaquín para que vea a su hija. Una María chiquita, muy pequeñita, que llora mientras la envuelven en su primera ropita de lino que su mamá había preparado. La oscuridad reinante hasta ahora era tal que se veían las estrellas. Pero cesa de repente la tormenta y el sol vuelve a salir de entre las nubes que lo eclipsaban. Joaquín va a ver a su hija José, que es un niño, casi adolescente, se va entre los mayores, que estaban trabajando en el huerto, y dicen: ¿Qué significará todo esto? No recordamos tormenta semejante que hasta las estrellas se podían ver. -Tal vez tenga algo que ver con el nacimiento de la Niña de Joaquín. Pensemos que su madre era ya muy mayor cuando ha quedado encinta, y algunos sabemos con qué fe subía a Jerusalén para pedirle a Dios un hijo. Ya el sol, ha retornado y en la tarde de primavera lucia otra vez el sol, que permitía a los obreros retornar a sus trabajos... Joaquín estaba junto a su esposa, mientras José, después de ver a la chiquitita María, se fue al taller a acabar de dar los últimos retoques a la cuna de María. Desde este momento poco más sabemos de María, hasta que ya comenzaba a andar, es decir hasta que cumplía su primer añito de vida. Sabemos que Ana y Joaquín ofrecieron al Altísimo, que si tenían un hijo lo dejarían en el Templo, como era entonces costumbre, para que lo educaran en el conocimiento de la religión y en el amor al Altísimo. Esto se estilaba mucho en esa época, luego cuando el niño o la niña deseaban volver con sus padres, volvían a su hogar. Ana siempre pedía ser madre. Su deseo era oírse llamar “mamá”. Así pasaban los años, pero Dios no les concedía ningún hijo. Un día en que Ana oraba en el templo, casi en éxtasis pedía a Dios la gracia de tener un hijo. Entonces de la penumbra de la sombra, vio una luz. Una chispa de luz hermosísima. Una luz que encerraba en sí todas las luces de las perlas y las flores. Como si una estrella se desprendiera del velo del templo, las que estaban al pie de los querubines. Una llama de fuego veloz, que traía consigo un mensaje, con palabras que solo oye el corazón, y que solo provienen de Dios, le dijo: “Hágase lo que has pedido”. Más tarde, cuando ya estaba segura de su embrazo, Ana contaría esto a su esposo. Después l Niña María salía de la mano de su madre a pasear por el huerto, hasta que ya podía caminar sin sujetarse a nada, aunque sus caídas le costaban El huerto de María, en ese entonces, era una gran finca que rodeaba toda su casa y se extendía hasta la Casa de Alfeo, hermano de José. Alfeo era mucho mayor que José. Ese Alfeo más adelante se casaría con una mujer llamada María de Cleofás. Era entonces muy común el nombre de Cleofás. Esa María, alta, esbelta, hermosa, sería pasando los años, la cuñada de maría la Virgen, la que hoy llamamos Santa María Mayor. En el huerto había un gran manantial, una fuente que manaba agua con la que se podía regar todo el sembradío, incluso algunos olivos. Junto a ese manantial anidaban multitud de pajaritos, que eran las delicias de María, cuando correteaba junto a sus aguas, que a veces se deslizaban entre musgosos líquenes. Algunas anécdotas que más adelante contaré, con esos pajaritos. Entre todos había uno. Un colorín, llamado así en España, por sus colores azules, rojos y amarillos. Ese era el preferido de María, que le dejaba en su ventana granitos, y él acudía cada mañana a despertarla con sus trinos.
Posted on: Sat, 20 Jul 2013 14:40:29 +0000

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