NUESTRA PALABRA COREA, una potencia económica Nuestra - TopicsExpress



          

NUESTRA PALABRA COREA, una potencia económica Nuestra Universidad será anfitriona de la Semana Cultural Coreana Cochabamba-2013, del 26 al 31 de agosto, un evento en el cual el Embajador de ese país amigo e ilustres economistas coreanos explicarán el contexto de desarrollo económico e innovación tecnológica que se conoce como El Milagro Coreano. Luego de las palabras de bienvenida del Rector de la UMSS, Dr. Lucio Gonzales Cartagena, el Embajador de la República de Corea, Sr. Young – Wook Chun hablará sobre “La industrialización y la soberanía alimentaria en Bolivia” y el Sr. Chae Yeon Hwan, de KOICA, se referirá al “Desarrollo del Comercio de Corea y el Acercamiento al Mercado Coreano. Asimismo el Sr. Nam Bok Lee, de KOICA se referirá al tema “Cooperación Agrícola entre Corea y Bolivia”; y el Sr. Sr. Hyun Jun Kim, de KOPIA, explicará el tema referido a la “Producción de Semilla de Papa en Corea”. Por fin el Sr. Sr. Sung-Choon Lee, de KOICA, presentará el tema “Visión General del Desarrollo de Energía y Electricidad en Corea y Bolivia”. En la segunda sesión, el Sr. Hongguk Kim – Agregado de Comercio y Economía de la Embajada de Corea en Bolivia hablará sobre “Mezcla Energética e Intensidad de Energía”. Para contextualizar la importancia económica y cultural de Corea del Sur, hemos resumido algunos datos en los siguientes términos: Corea ha dado saltos espectaculares desde la década de los 60s, cuando su esperanza de vida era de 53 años, inferior a la que registraba Haití, 62,4. Sin embargo, en 2012 llegó a 80,7, muy próximo a Suiza, que tiene 82,5 años de esperanza de vida según el Índice de Desarrollo Humano del PNUD. Es una consecuencia del alza de su PIB per cápita de sólo 100 a 20.000 dólares anuales, que a su vez ha sido fruto de la industrialización de su economía bajo una tenaz intervención del Estado y contra el dogma neoliberal, que preconiza lo contrario. Incluso la inflación se mantuvo alrededor de un 20 por ciento anual, pero con crecimiento económico, una muestra de que no es de por sí mala cuando viene acompañada de crecimiento. El economista coreano Ha-Joon Chang, profesor de la Universidad de Cambridge resume estos datos en una frase: “Es como si Haití se hubiera convertido en Suiza”. Corea tiene menos de 100.000 km2 con una población de 50 millones de habitantes. Era una colonia japonesa dedicada a la agricultura y la pesca hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando la URSS y los Estados Unidos crearon dos Coreas: la del Norte, desde el paralelo 38, y la del Sur, que es objeto de esta nota. En junio de 1950 hubo una guerra de tres años que desató la intervención de tres potencias: Estados Unidos, la URSS y China, que determinaron la división del país hasta hoy. Sin embargo, en los 60s se inició el proceso de crecimiento cuando gobernaba Park Chung-hee, padre de la actual presidenta Park Geun-hye, mediante planes quinquenales de apertura a las inversiones privadas mediante incentivos como el crédito barato y los subsidios a las exportaciones. Así en 1962 se exportaba por valor de 55 millones de dólares, pero a fines de la década las exportaciones estaban cerca a los 1.000 millones de dólares, entre pescado, maderas, hortalizas y telas. Los 70s fueron la década de la industria pesada, con la empresa Posco a la cabeza, que es una de las productoras de acero más importantes del mundo, y la gran industria llamada chaebols, como Samsung, Hyundai, Daewo y LG, que montaron astilleros, automotrices y electrónica. Samsung, fundada en 1938, cuando Corea era colonia japonesa, exportaba pescado, verduras y frutas, pero en los 70s se diversificó con productos electrónicos hasta convertirse en 2012 en el primer productor mundial de semiconductores y smartphones. Los 60s registraron un crecimiento anual de 7,7 por ciento; los 70s, casi el 9,0 por ciento y los 80s, el 7,9 por ciento, y todo con base en proteccionismo estatal, mano de obra barata, inversión en educación y nacionalismo económico, expresado en ahorro en divisas, restricciones a la importación de bienes de consumo, aranceles altos y prohibición de viajar fuera del país salvo para estudiar o comerciar. Fueron años de sacrificio y trabajo, pues quien se oponía a esas políticas era tildado de traidor a la patria. Pero Corea del Sur no se contentó con autoabastecerse porque ingresó al comercio exterior con gran agresividad. Corea no se contentó con los bienes de capital nacionales porque importó tecnología con acuerdos de licencia y vínculos con multinacionales para asimilar tecnologías extranjeras y así desarrollar sus capacidades a largo plazo para acrecentar el valor agregado de sus productos. Como muestra, en 1979 se exportó 15.000 millones de dólares anuales y el ingreso per cápita se elevó a 1700 dólares. A fines de los 80s, se exportó 62.000 millones anuales y el PBI per cápita fue de 6.100 dólares. Corea del Sur era uno de los tigres asiáticos con Singapur, Hong Kong y Taiwán. En suma, a Corea le bastaron 30 años para pasar de una economía agrícola a una industrial, cuando países europeos como Holanda, Gran Bretaña, Alemania, Francia y Estados Unidos se tomaron más de un siglo para lo mismo. Ese es el milagro económico coreano: una sabia intervención del Estado para apuntalar el desarrollo por gestión directa o con incentivos al capital privado y una visión particular de la inflación, que giró alrededor del 20% anual en las dos décadas de crecimiento hasta ir descendiendo primero a un 17,4% y luego a un 19,8% pero con pleno empleo y desarrollo industrial. Por fin en los 80s, la inflación bajó al 6,8% anual. La economía neoliberal, particularmente en el sector financiero, determinó la aparición de una gran crisis en 1997 por la excesiva especulación de capitales y el sobreendeudamiento. La moneda coreana no había sido sobrevaluada ni tenía déficit en cuenta corriente como otros vecinos, así Indonesia, que había apreciado su moneda, Malasia, que tenía un fuerte déficit en cuenta corriente o ambos problemas juntos registrados en Tailandia y Filipinas. Por fin todo se resolvió con un préstamo importante del Fondo Monetario Internacional (FMI) para evitar el default; claro que venía con condicionantes como apertura del mercado de capitales y reducción de aranceles, pero eso determinó el resurgimiento del nacionalismo coreano, que comparaban el acuerdo con el FMI con la ocupación japonesa. El secreto combinó dos elementos: liberación paulatina de sus mercados pero control del Estado sobre su estrategia industrial y control nacional sobre las grandes empresas. Un paso decisivo fue encaminar la industria a las tecnologías de la información y las comunicaciones. “Hoy Corea del Sur es la novena economía más grande del mundo y su PBI per cápita es de 20.000 dólares. Más del 90 por ciento de sus exportaciones, el 40 por ciento de su PBI, son bienes industriales. Es el primer fabricante mundial de semiconductores y teléfonos móviles, el segundo productor de barcos y el quinto de automóviles. Además, evidencia mejoras notables en el Índice de Desarrollo Humano que elabora el PNUD, expresadas en la baja de la mortalidad infantil y las subas de la esperanza de vida y la tasa de escolaridad. En las grandes ciudades, como Seúl, Busan y Daejeon, se observa una fuerte inversión en infraestructura, tanto pública como privada, y, a diferencia de las fases iniciales de industrialización, el consumo interno ya no está reprimido”, dice desde Seúl el periodista Fernando Krakowiak, de Página 12, Buenos Aires.
Posted on: Thu, 22 Aug 2013 20:31:15 +0000

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