Nada especial en Pichilemu. Hoy, por supuesto. No insinúo que este lugar no valga la pena por sí mismo. Una banda de jazz fusión/progresivo/algo-por-el-estilo toca un tema muy largo, muy genérico frente a una multicancha semivacía. Un conocido que no veía hace tiempo me otorga el saludo que esperaba unos segundos y le correspondo el mismo. Un par de tipos molestos intentan empatizar conmigo, como suele suceder con tipos que han agotado la paciencia de todos los demás asistentes a cualquier evento en que tengo la (¿mala?) idea de aparecerme. Todos. Especialmente (pero no solamente) a las mujeres. La desesperación se huele y se ve a metros de distancia, amigazo. Es rancia. Es fea. Nadie quiere verla. En el camino de vuelta me encuentro con que en un negocio están pasando una rutina de Coco Legrand en Viña. Por alguna razón no me impacta como solía hacerlo. Sí, su delivery es bueno y remata impecablemente, pero me pone muy incómodo cuando habla de algunos temas. Especialmente de las mujeres. Sé que es viejo y de clase alta y, probablemente, es por eso que se la dejo pasar. No espero mucho más de él. Mas no me cabe en la cabeza (quizás debería vaciarla un poco) que un tipo con dos dedos de frente -creo que los tiene- crea que puede aprender de las mujeres a través de Pilar Sordo. No lo voy a condenar, sin embargo, puesto que yo también la admiré en su momento. Intelectualmente, aclaro. Cosa que, en perspectiva, es mucho peor. Entre medio me doy cuenta de que hace más de un año que planeo grabar un demo. Quizás más rato salga de nuevo. Quizás encuentre algo. Pero capaz que me de sueño a esa hora. No sé cuál opción me resulta más atractiva en este momento.
Posted on: Sun, 24 Nov 2013 03:03:32 +0000
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