No hay Pero Ciego... "A quienes han hecho una cultura el no - TopicsExpress



          

No hay Pero Ciego... "A quienes han hecho una cultura el no acudir a las fuentes primigenias de información, y a pesar de ello establecen sentencias de moralismo y prejuzgan a ciudadanos, fabricándoles el traje de imperfección a su medida; para aquellos que se autoerigen como eternos insatisfechos con las obras ajenas, sin poner en cuestionamiento la propia; para quienes nunca se han sometido al escrutinio del soberano pueblo; a los que desde una posición deminoría luchan denodadamente por imponer su verdad; para los que sin ser sordos ni ciegos ignoran la voz de la calle. A quienes se imaginan fantasmas sicarios, que les persiguen a todas horas para asesinarles. A los que su miedo se les ha convertido en monstruo de siete cabezas; a ellos parece haberle escrito un cuento, el suizo de origen alemán Hermann Hesse, Premio Nobel de Literatura 1946. La "Fábula de los ciegos" se llama, una brevísima y aleccionadora historia con la que podemos establecer analogía entre algunos hacedores de opinión pública de este lar vernáculo y los protagonistas de la trama en la historia de Hesse. Al pretender establecerse una especie de "dictadura de la opinión pública", como los ciegos y los sordos del cuento de Hesse, estos comunicadores tratan de construir un pontificado a su verdad; escriben, claro está, desde la cómoda posición de un suelto anónimo, sobre una supuesta ausencia de legado en el plano educativo de la administración de Leonel Fernández. Obnubilados están, como los ciegos de Hesse; pero su rabia por el triunfo político ajeno, jamás traspasará el límite natural de sus carencias. Para esos inefables, tomo una frase del laureado escritor Hesse, que reza: "Cuando se teme a alguien es porque a ese alguien le hemos concedido poder sobre nosotros…" A esa legión de pontífices de la verdad, les copio, de la narrativa de Hermann Hesse, "La Fábula de los Ciegos". Les dejo, a continuación, con esta historia : "Durante los primeros años del hospital de ciegos, como se sabe, todos los internos detentaban los mismos derechos y sus pequeñas cuestiones se resolvían por mayoría simple, sacándolas a votación. Con el sentido del tacto sabían distinguir las monedas de cobre y las de plata, y nunca se dio el caso de que ninguno de ellos confundiese el vino de Mosela con el de Borgoña. Tenían el olfato mucho más sensible que el de sus vecinos videntes. Acerca de los cuatro sentidos consiguieron establecer brillantes razonamientos, es decir que sabían de ellos cuanto hay que saber, y de estamanera vivían tranquilos y felices en la medida en que tal cosa sea posiblepara unos ciegos". "Por desgracia sucedió entonces que uno de sus maestros manifestó la pretensión de saber algo concreto acerca del sentido de la vista. Pronunció discursos, agitó cuanto pudo, ganó seguidores y por último consiguió hacerse nombrar principal del gremio de los ciegos. Sentaba cátedra sobre el mundo de los colores, y desde entonces todo empezó a salir mal". "Este primer dictador de los ciegos empezó por crear un círculo restringido de consejeros, mediante lo cual se adueñó de todas las limosnas. A partir de entonces nadie pudo oponérsele, y sentenció que la indumentaria de todos los ciegos era blanca. Ellos lo creyeron y hablaban mucho de sus hermosas ropas blancas, aunque ninguno de ellos las llevaba de tal color. De modo que el mundo se burlaba de ellos, por lo que se quejaron al dictador. Éste los recibió de muy mal talante, los trató de innovadores, de libertinos y de rebeldes que adoptaban las necias opiniones de las gentes que tenían vista. Eran rebeldes porque, caso inaudito, se atrevían a dudar de la infalibilidad de su jefe. Esta cuestión suscitó la aparición de dos partidos". "Para sosegar los ánimos, el sumo príncipe de los ciegos lanzó un nuevo edicto, que declaraba que la vestimenta de los ciegos era roja. Pero esto tampoco resultó cierto; ningún ciego llevaba prendas de color rojo. Las mofas arreciaron y la comunidad de los ciegos estaba cada vez más quejosa. El jefe montó en cólera, y los demás también. La batalla duró largo tiempo y no hubo paz hasta que los ciegos tomaron la decisión de suspender provisionalmente todo juicio acerca de los colores". "Un sordo que leyó este cuento admitió que el error de los ciegos había consistido en atreverse a opinar sobre colores. Por su parte, sin embargo, siguió firmemente convencido de que los sordos eran las únicas personas autorizadas a opinar en materia de música". Al término de la lectura del relato anterior, se puede dar gracias a Dios que en República Dominicana, contrario a como plasmó en su novela sobre "La Ceguera" otro Premio Nobel, el portugués José Saramago, no todos estamos contagiados. Solo algunos, en esta media isla, afortunadamente, contrajeron ceguera egoísta, una enfermedad que apenas alcanza a ser un riachuelo de leche blanca, si se compara con el océano clarividente, que es quien tiene la última palabra: El pueblo". Digame usted? que Opion mas certerz la de Hoy en este DiarioLibre que es para irse a cancelar una misma de Gente !.. VLA
Posted on: Mon, 23 Sep 2013 18:13:59 +0000

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