Nos seguimos equivocando con las #ladies No nos - TopicsExpress



          

Nos seguimos equivocando con las #ladies No nos ilusionemos. Twitter no nos va a hacer menos corruptos ni más educados. Sólo nos volverá más precavidos y siempre exhibidos. El taxista, categórico. Mediodía, sol a plomo por las calles de Boca del Río. Ahí donde no es capital de Veracruz, pero a veces como si fuera. Taxi sin amortiguadores, pero con enjundia. Taxi jarocho, pues. El hombre al volante habla sin tapujos. Pues sí, sacaron esos audios, ahí, de la lana de los programas sociales que iban a usar para las elecciones. Pero pues qué pendejos, ¿no? Si ya hay en el mercado, es más, acá cerca, ya hay de esos aparatos que impiden que puedas usar tu celular. O si no, de plano, pues los cateas a todos, y retiras celulares o grabadoras. De veras que qué pendejos. Por eso los grabaron y por eso sacaron los audios. Pero seguro ya aprendieron, ¿o no? Pa’ la próxima ya sabrán cómo protegerse para que no los graben. Y sí, el taxista categórico. En las semanas que corren han sido varios los episodios que, tras filtrarse en medios de comunicación y/o en redes sociales, han tenido algún impacto directo en personas, instituciones o procesos. La #LadyPROFECO, que se hizo famosa por haber exigido a la dependencia que entonces dirigía su papá (el Procurador Federal del Consumidor), que clausurara un restaurante en el que había sido maltratada; la #LadySenadora, que saltó a su tuit-fama tras haber sido grabada mientras increpaba y buscaba intimidar a una dependiente de una aerolínea; la #LadyDeCelaya, que atropelló a un joven y buscó zafarse de la bronca argumentando (es un decir) ser cercana al Subprocurador de Justicia del estado; la #LadyDeLaRoma, que impactó un auto deportivo, terminó causándole la muerte a una peatona y buscó zafarse del problema gritando ser cercana a un Alfa3 (algún tipo de macho cabrío, de esos que salvan con sólo ser nombrados); el nieto del Procurador Murillo, que golpeó a su (ex)novia y fue exhibido en redes sociales por la víctima misma (aunque luego medio perdonado y medio olvidado y medio #mejornolemuevanalasunto). Y de ahí pa’l real, diría el clásico. El Gentleman de las Lomas, que arremetió a golpes contra un empleado y fue balconeado en YouTube (y en la tele, que es donde realmente duele); las Ladies de Polanco, que por poco agarran a bolsazo inclemente a unos policías que osaron detenerlas; la hija de Romero Deschamps, el líder del sindicato petrolero, que muestra en Facebook viajes y lujos propios (se ha de imaginar ella) de la clase obrera; el hijo de, la fiesta de, el avión de, los chalets suizos de, los zapatos de cientos de dólares de, los… los… los. De ahí p’al real, insiste el clásico. Y sí, la balconeada en las redes sociales del ciberespacio y en los medios de comunicación ha tenido su impacto. El Procurador del Consumidor dejó su cargo, la Senadora Beristain no encuentra respiro entre las felpas que le meten de uno y otro lado, la conductora intrépida de la Roma está en la cárcel, la señora de Celaya pagó alguna multa, el joven Murillo (golpeador de mujeres) tuvo que (por lo menos) ofrecer una disculpa. Y… ¡así! (dirían en su argot prolongado los jóvenes de hoy). Todo lo cual ha llevado a algunos a aplaudir esta nueva época de persecución y exhibición y revancha. Ya era hora que se viera quiénes son estos hijos de su tal por cual, no pueden seguir abusando de nosotros así, son unos mal nacidos, nos han robado desde antes de que tuviéramos noción de la palabra robo. Y… ¡así! (el argot de aquéllos se pega). Bueno, hasta el semanario The Economist dedicó una pieza adulatoria al asunto (Mexico’scosseted elite: named and shamed), y el periodista León Krauze revisó su postura escéptica inicial para reconocer que sí, tal vez algo se estaba moviendo en todo esto (Me equivoqué con las “ladies”). Parece, no obstante el continuo de la balconeda, que seguimos inmersos en la etapa revanchista. Esa que satisface sus entendibles enojos, mediante la visibilización inmediata y descalificación despiadada del exhibido. Se convierte en Trending Topic (lo más mencionado en Twitter), llega a la radio y la televisión, aparece en portales digitales y en la prensa escrita, y hay algo de satisfacción “ojo-por-ojo” en todo este proceso. Por una vez logramos que estos desgraciados paguen la suya y se vean heridos en lo que realmente les duele: su imagen. (Nótese: es todo un gran espectáculo posmoderno. De imágenes está tapizado el camino al infierno de la fama). Pero algo de esto debería ocuparnos en el plazo inmediato. Porque de youtubazos y tuitazos no vive una democracia sana. Si no logramos establecer mecanismos que realmente castiguen la corrupción, califiquen el desempeño legislativo, minen la impunidad… lo otro seguirá siendo sólo espectáculo catártico para las masas conectadas. No mucho más. El poder transformador no puede residir únicamente en las redes sociales del ciberespacio (como bien reseña Guillermo Osorno en ¿Y usted, a qué #Lady quiere atacar?). Aunque sí, lo reconocemos, éstas tienen el atractivo del señalamiento colectivo y magnificado. Una especie de bullying permitido. Y aplaudido. No nos ilusionemos, pues. Twitter no nos hará menos corruptos. Porque si no reforzamos otros mecanismos sólidos de rendición de cuentas, estaremos al rato como el taxista intrépido, pero a coro: si te balconearon, compadre, fue por pendejo. ¡Tantas formas que hay para evitarlo! LléveloLléveloLlévelo. Su bloqueador de señales, su identificador de traidores con celular en mano, su eliminador de señales de la web, que le dicen. LléveloLléveloLlévelo.
Posted on: Tue, 10 Sep 2013 18:48:19 +0000

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