Nuestro enemigo puede apagar por unos momentos nuestra luz. Mas para nosotros hay esperanza segura en el Señor, y si confiamos en Él conservándonos íntegros, presto pasará el tiempo de nuestro abatimiento y oscuridad. Los insultos del enemigo duran poco. El Señor cambiará su risa en lamentación y en canciones nuestros suspiros. Nos levantaremos de nuestras caídas, porque Dios no ha caído y nos levantará. Escrito esta: “Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, El Señor será mi luz “. Miqueas 7:8.
Posted on: Thu, 29 Aug 2013 18:17:40 +0000