Nunca me gustó Calabró. Y no voy a decir ahora, en el momento de su muerte, lo contrario. Nunca ví en él la picardía de Olmedo, ni la sorna de Verdaguer, ni la comicidad natural de Marrone, ni la dulzura de Biondi. Ni qué hablar de la tremendad capacidad houmorística de Juan Carlos Mesa! O de la presencia histriónica del Gordo Porcel. Hubo muchos buenos humoristas en la generación de Calabró y, para mi, el estuvo lejos de los primeros puestos. Luis Rivero Porqué digo esto, justo hoy, el día de su fallecimiento? Porque todos los canales de la tv porteña no hablan más que de este tema y en este tenor. Sin embargo hay, para mi, algo mucho, muchísimo más valioso en la obra de Calabró que su paso por la tele. Sus hijas, preguntadas sobre como era en vida su padre dijeron que fué un padre inmejorable, que educó siempre con el ejemplo, que fué un modelo de honestidad y corrección. También sus amigos cercanos lo recordaron en ese sentido. Dijeron de él buena persona, derecho, generoso. No tengo para expresar más que lo dicho para hacer me entendcer, creo. Esa valoración que hacen de Calabró quienes lo conocieron de cerca es la que creo que vale al momento de escribir el epitafio. Y quien soy yo para dudar lo que de él dicen sus hijas y sus amigos! Salud amigo Calabró! Me quedaré con este recuerdo suyo y cuando me pregunten por usted, repetiré las palabras de quienes bien lo han amado. Ojalá puedan a mi honrarme de ese modo.
Posted on: Tue, 05 Nov 2013 14:56:42 +0000
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