OTRA SECUELA DE LA GUERRA CONTRA LAS DROGAS Dice el Senador Camilo - TopicsExpress



          

OTRA SECUELA DE LA GUERRA CONTRA LAS DROGAS Dice el Senador Camilo Romero frente a la multitud de campesinos que gritan vivas al paro agrario: “Aquí estábamos acostumbrados a que el gobierno no nos ayude, hasta estábamos acostumbrados a que no nos mire” y sí, aquí el desgreño por el sector rural bien que puede calificarse como de proverbial y por ello mismo no se habían percibido sus problemas en la dimensión real. Si se hablaba del campo y del campesino no era más que para resaltar el folclor y su belleza, hasta de pronto la humildad traída a cuento con la intención de poner de relieve una condición necesaria en el momento de aceptar dejar las cosas en su sitio y tal y como siempre se han presentado. Otras veces el sufrimiento de los campesinos no paso de los umbrales de la literatura, buena solo para conmover y despertar el fervor que conduce al aplauso y la admiración dirigida a la obra, a su creador y hasta a los actores, los cuales siempre dejaron en claro que eso que ellos mostraban no era más que costumbrismo. De ahí esos estereotipos que ayudaron a deformar la idea del campo y de sus nativos: el indio Duarte o el indio Rómulo, el profesor Yarumo o Juan Valdez. Unas décadas atrás de los 70 si bien la violencia bipartidista había dado a conocer una situación de violencia lo suficientemente cruel para esos días, la aparición de las guerrillas sumaron al paisaje bucólico el personaje del combatiente urbano que movido por un ideal de justicia había decidido engrosar las filas de los ejércitos revolucionarios y vuelve y juega entonces de nuevo, en ese que hacer del arte dependiente de la realidad, la manía de elaborar un leitmotiv esta vez con la imagen del guerrillero. Llegado los años 70, cuando poco a poco el fenómeno de los cultivos de narcóticos se fue tomando el campo como consecuencia del aumento de la demanda de mariguana y cocaína en los Estados Unidos, que tenía de regreso a un millar de soldados adictos ahora sueltos en sus calles, también poco a poco la visión del campo aquí fue cambiando y otros personajes se incluyeron en sus paisajes. Recuerden al Casique Miranda de la Novela “La Mala Yerba” de Juan Gossain llevada a la televisión, recuerden sus acciones que trastocaban no solo la cotidianidad rural si no las costumbres y con ellas el concepto de la moral. No obstante el campo continuo ante los ojos de los ajenos a él como parte agregada a la realidad nacional, tan necesario como los alimentos que produce pero en igual manera obvio. No se equivoca el Senador y no comete ningún exabrupto cuando dice “estábamos acostumbrados a que el gobierno no nos ayude, hasta estábamos acostumbrados a que no nos mire” y hasta ahí quizá haya sido soportable el trato, pero la situación cambia cuando comienzan a joder, entendiéndose la palabra joder como acción que causa daño y grave. Fue en la década de los 80 con el fin de la guerra fría que a los Estados Unidos se le acabó el enemigo comunista y convierte al tráfico de las llamadas drogas alucinógenas en objetivo de su nueva política de seguridad nacional. El combate al narcotráfico iniciado por Richard Nixon es desde entonces una estrategia militar para continuar invadiendo y fortaleciendo la dependencia de otras naciones hacia el imperio de la mano de Ronald Reagan y George Busch padre, por lo que se pone en la mira de sus guerreros el mapa de los lugares de cultivo y producción de la droga, pues es allá en donde se libraría las nuevas batallas con las cuales más que acabar con el problema de la drogadicción en el territorio norteamericano, se consolida el negocio de su venta, el mercado de todo lo relacionado, paradójicamente, con su cultivo y su erradicación. Desde entonces el campo colombiano es ese que hoy se ve. ricardosarasty32@hotamil
Posted on: Fri, 06 Sep 2013 11:12:14 +0000

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