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Oración: -------------- Dios mío, dame la gracia de orar con sencillez. Simplemente tengo que abrir con humildad mi mente y mi corazón con una fe que no consiste en decir «Señor, Señor», sino en disponer mi corazón para hacer tu voluntad. Quiero ofrecerte en esta oración el deseo sincero de cooperar con tu plan divino. Oh Señor, dame una fe que dé frutos de caridad. ► Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 6,6-11 "Un sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y fariseos estaban acechando a Jesús para ver si curaba en sábado y tener así de qué acusarlo. Pero Jesús, conociendo sus intenciones, le dijo al hombre de la mano paralizada: «Levántate y ponte ahí en medio». El hombre se levantó y se puso en medio. Entonces Jesús les dijo: «Les voy a hacer una pregunta: ¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado: el bien o el mal, salvar una vida o acabar con ella?». Y después de recorrer con la vista a todos los presentes, le dijo al hombre: «Extiende la mano». Él la extendió y quedó curado. Los escribas y fariseos se pusieron furiosos y discutían entre sí lo que le iban a hacer a Jesús." Palabra del Señor. ► Reflexión: ----------------- Un sábado, entró Jesús a la Sinagoga a enseñar. Jesús, Maestro por excelencia, imparte su enseñanza, lo hace de un modo práctico. Conoce el corazón y la obstinación que tienen contra el aquellos escribas y fariseos que se dicen “maestros de la Ley”, pero que no aguantan la sabiduría de Jesús, y buscan en todo momento algo para poder acusarle. Jesús, conoce sus intenciones entra en su dialéctica, va a las obras, antes de curar al enfermo, pregunta:¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal?, no pueden decir el mal, pero si dicen el bien están apoyando la curación del enfermo, por so callan. Jesús, sabe que no le van a responder, actúa y cura al enfermo con un solo mandato: !Extiende tu brazo¡ . Jesús demuestra que es dueño del sábado. En lugar de alabar y bendecir a Dios por el bien que ha hecho, no pudiendo discutir con Él lo hacen entre ellos, para ver como le pueden hacer daño. La envidia, nos lleva a esto, a veces, personas sencillas, hacen grandes cosas con naturalidad y los que se creen superiores, los rechazan y vituperan, tratando de empequeñecerlos ante los demás. Examinemos nuestro corazón, a la luz del Evangelio: ¿Dónde nos encontramos? Autor: Hna. María Pilar Garrúes El Cid | Misionera Dominica del Rosario
Posted on: Mon, 09 Sep 2013 21:29:45 +0000

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