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Otra batalla en la guerra de puertos Decisión argentina busca detener fuga de cargas de Buenos Aires a Montevideo. Lo que podría verse como una represalia directa del gobierno argentino por la decisión uruguaya de habilitar el aumento de producción a la planta de celulosa de UPM, es en realidad un nuevo capítulo de la guerra de puertos que protagonizan Buenos Aires y Montevideo desde el nacimiento mismo de las naciones que divide el Río de la Plata. Más allá del timing escogido por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner para anunciar la medida de prohibir los transbordos de cargas argentinas en puertos locales –que permite hacer el paralelismo con el episodio de UPM–, se trata en sí de un evento que –en mayor o menor medida– era “esperado” por los operadores y el gobierno. Incluso, a nivel oficial reconocieron a El Observador que no los “agarra de sorpresa”, dijo una fuente del Ministerio de Transporte. En las últimas semanas hubo señales claras que permitían anticipar la movida. En la columna “Puerto franco”, del diario La Nación de Argentina, el periodista Pedro Galli menciona dos reuniones claves sucedidas este mes que dan una idea del origen de la decisión que más tarde adoptaría la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables. En esa nota, publicada el martes, se recuerda que la presidenta Fernández de Kirchner “se interesó este mes por el tema portuario y marítimo”, y le solicitó al secretario de Transporte, Alejandro Ramos, el nombre de alguien idóneo en la materia para ponerla al corriente. La persona sugerida por Ramos fue el interventor de la Administración General de Puertos, el capitán Sergio Borrelli, que acudió a la reunión con la presidenta acompañado de uno de los hombres fuertes del gabinete, el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo. Paradójicamente, recuerda La Nación, se trató del último encuentro oficial en la agenda de la presidenta antes de su intervención quirúrgica y que hasta hoy la mantiene fuera de funciones. Entre los temas abordados estuvieron presentes el manejo de las concesiones en el puerto de Buenos Aires y las inversiones que requiere la terminal para su modernización y ampliación. En otro encuentro posterior, que reunió a Randazzo con la Federación Marítima, Portuaria y de la Industria Naval (Fempinra), el ministro comentó que está en diálogo con la AFIP/Aduana para evaluar una “solución definitiva al tránsito de cabotaje para evitar la fuga de contenedores a Montevideo”, reseña La Nación. Lo cierto es que la mayor eficiencia –que redunda en menos demoras y costos más bajos– del puerto de Montevideo está socavando la operativa de Buenos Aires, un tema que preocupa a las autoridades argentinas. Una fuente del gobierno uruguayo dijo a El Observador que lo que hace Argentina es “una medida proteccionista portuaria” sin vínculo con el tema de UPM. Persigue –dijo la fuente– el objetivo de fondo de replicar en la operativa portuaria la experiencia de Aerolíneas Argentinas. La empresa estatal de aviación busca hacerse con el control monopólico del transporte aéreo de cabotaje desplazando a la competencia, en varias ocasiones condisposiciones arbitrarias del gobierno. Pero, aunque anticipada, la medida no deja de generar “muchísima preocupación” a nivel oficial porque de consolidarse constituiría “algo muy grave” para la operativa local. El gerente general de Montecon, Juan Olascoaga, dijo a El Observador que la amenaza de una acción de este tipo “está latente hace tiempo” y “no sorprende a nadie”. “Influye quizá lo de UPM, pero existe una presión de las terminales bonaerenses muy grande. Y no se ha mencionado hasta ahora que a mediados del año próximo se inaugurará una terminal muy grande en La Plata. Se ve que hay una voluntad kirchnerista de favorecer a una terminal en una zona de influencia K”, evaluó Olascoaga. En ese sentido, coincidió en que “no es tan fácil decir que eso no hubiera pasado si no estuviera el asunto de UPM”. Si bien en el gobierno –en particular la cancillería– trabajan en una solución de corto plazo para el problema, también se analiza el camino en una proyección de mediano y largo plazo. Por eso se trabajará para retomar las negociaciones y suscribir un acuerdo de transporte marítimo de cargas con Argentina para levantar la prohibición. En tanto, con una visión de largo plazo, se consideran claves los acuerdos de complementariedad portuaria que se alcanzaron con Brasil para tener alternativas si no prosperan las gestiones con Argentina, de forma que el impacto en la operativa portuaria pueda ser, al menos, mitigado, informaron desde el gobierno.
Posted on: Fri, 01 Nov 2013 19:18:44 +0000

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